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Instagram: el usuario se convierte en censor

Nuevos filtros en la red social hacen bueno el dicho de que el mejor control no es el ‘’Gran Hermano’', sino el que hacen los demás ciudadanos
Clarit

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Instagram ha refinado sus mecanismos de control sobre todo aquel material visual que considera «sensible». Ya no se trata de que un algoritmo –al modo de un Gran Hermano– censure cualquier imagen que el protocolo normativo de Instagram considera «inapropiada». La lógica del control dice que la mejor manera de aumentar la eficacia de un sistema de vigilancia es convertir a cada ciudadano/usuario en un agente activo. Mucho mejor que un «gran ojo» que lo controle todo desde su torre vigía, es que millones de ojos se vigilen los unos a los otros. Diseminar la responsabilidad del control entre la propia población controlada constituye el estadio más avanzado de las estrategias de vigilancia. De ahí que los nuevos filtros implementados por Instagram para cribar la circulación de material sensible entre los perfiles de sus usuarios deban ser entendidos como la prueba fehaciente de que la distopía de la falta de libertad ya está aquí.
Pero concretemos: ¿cuáles son las novedades incorporadas por Instagram para mejorar el control sobre las imágenes publicadas? La mayoría de usuarios desconoce que, en su cuenta, dispone desde hace poco tiempo de tres nuevas opciones de filtros que ellos mismos pueden controlar: «Allow» (permitir), «Limit» (limitar) y «Limit even more» (limitar aún más). A través de la activación de la primera opción, el usuario permite el visionado, desde su cuenta, de imágenes que habitualmente quedarían censuradas según los estándares fijados por Instagram. El problema es que tal posibilidad –que ampliaría supuestamente la libertad de circulación de imágenes «comprometidas»– no se encuentra disponible en todas las cuentas, sin conocerse las razones que se han seguido para su aplicación aleatoria.
Por su parte – aquí viene el elemento conflictivo–, la opción «Limit» se encuentra activada por defecto en todas las cuentas, de tal manera que el usuario cuenta con un filtro en funcionamiento cuya existencia desconoce –Instagram no ha avisado de su instalación, habida cuenta de que ésta se ha realizado silenciosamente, sin llamar apenas la atención– que el usuario puede incrementar mediante la activación del «even more», que introduciría criterios más rigurosos de los habituales. Dicho de otro modo: Instagram introduce un filtro censor por defecto en cada una de las cuentas y no informa de su funcionamiento, y, además, permite a cada usuario actuar como un censor desde su cuenta mediante el acceso a un filtro más tupido y puritano.