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Jean-Yves Ferri: «Astérix nunca será portavoz de ninguna ideología o movimiento»

Regresan los héroes galos en un nuevo álbum en el que viajan al Este de Europa y en el que tocan la ecología, el feminismo, las «Fake News» y que cuenta con un invitado muy especial: el escritor francés Michel Houellebecq

Jean-Yves Ferri, dibujante y guionista de Astérix
Jean-Yves Ferri, dibujante y guionista de AstérixGonzalo Pérez MataLa Razón

Astérix y Obélix abandonan su aldea y viajan a Barbáricum, ese ignoto lugar al Este de Europa que se extiende desde el otro lado del Danubio hasta casi el lejano Oriente. Un territorio hostil habitado por pueblos remotos de extrañas costumbres, que hablan con la letra «E» invertida, conservan ritos ancestrales y cuyo nombre resulta difícil de pronunciar para los voluntariosos romanos que vigilan la frontera del imperio, que unas veces los denominan «bucinobantes» y, otras, «atuátucos», sin que sepan demasiado bien a quiénes se refieren ni quiénes son las gentes de aquellas tribus. Los héroes galos, acompañados de un Panorámix resfriado y el inseparable Ideafix, marcharán hacia esa apartada geografía para ayudar a un mago sármata de una expedición romana que se adentra en sus dominios con el pretexto de encontrar una indómita y rara criatura: el grifo. Un animal que el populista Julio César desea capturar para exponer en el circo y ganarse el aplauso de Roma.

Con estos mimbres, el guionista Jean-Yves Ferri y el dibujante Didier Conrad, que han cogido el relevo a R. Gocinny y A. Uderzo, se embarcan en la nueva aventura de estos personajes, el primero sin estar bajo el ala de sus creadores. «El tema principal es una fábula ecológica. Realmente, la historia se desarrolla donde chocan el materialismo del imperio romano y una cultura con un lado más espiritual, la del pueblo sármata, que vive en armonía con la naturaleza, mientras los romanos vienen a cazar un animal», explica Jean-Yves Ferri. Pero existe una motivación añadida en esta nueva entrega de la serie. «El Este todavía era un territorio virgen para Astérix. Era muy propicio para nosotros, porque predominan los paisajes blancos por la nieve y eso nos permitía relacionarlo con “Tintín en el Tibet “. Pero hay que añadir que este es un álbum más basado en lo afectivo, porque Goscinny era más púdico y en muy pocos instantes mostraba sus sentimientos». En «Astérix tras la huella del Grifo» (Salvat) aparecen, como suele ser habitual en sus historias, referencias a problemas contemporáneos y se deja permear por cuestiones vigentes y personajes de hoy. En estas viñetas encuentran acomodo el empoderamiento femenino, las «Fake News» (encarnado en un legionario bautizado con ese nombre), se alude al coronavirus y aparece, en un papel estelar, encarnando a Terrignotus, nada menos que el escritor Michel Houellebecq.

¿Cómo se lo ha tomado él?

Le hemos enviado un ejemplar dedicado, pero de momento no tenemos respuesta. Necesitábamos un intelectual y por eso le hemos hecho este guiño. Solo hemos tomado su físico como referencia y su libro «El mapa y el territorio». No su carácter. Aquí, él es un geógrafo. Para personas como Houellebecq es importante aparecer en Astérix. Significa que eres famoso, que formas parte de la cultura popular. Algunos piden que los incluyamos, pero solicitar eso es peligroso, porque a ver dónde te pongo. Puede haber sorpresas (risas).

Ha aparecido un guion inédito de sus creadores: «Astérix y el circo». ¿Lo van a adaptar?

No lo hemos podido ver todavía. Lo primero que tenemos que comprobar es si es un esbozo de un principio o si tiene más. No es habitual que Goscinny hubiera empezado una historia y la hubiera dejado sin terminar. Lo principal es comprobar esto. Y luego ver si podemos ir por la dirección que él marcó o si se cambiaría algo.

Es la primera vez que trabajan sin Gocinny ni Uderzo. ¿Ha cambiado algo?

No, no ha cambiado nada, porque Uderzo permanecía en la distancia, nunca estaba en el «taller». Solo venía a los lanzamientos.

Aparece el empoderamiento femenino. ¿Astérix se ha tenido que adaptar a la época?

El barómetro es el humor. Astérix nunca va a ser portavoz de ninguna ideología o movimiento, ni el feminismo. Aquí hemos incluido el empoderamiento de las mujeres porque nos permitía hacer juegos de palabras. El humor no se decreta, no se decide. El humor está por encima de cualquier análisis político. Lo primero y lo principal es reírse. Más que un Astérix femenino hoy sería divertido que hubiera una dibujante que lo retratara a su manera.

¿Necesitamos reírnos más que nunca?

Sí. El humor hoy es un bien preciado porque está reculando. Existen muchas categorías de humor, pero es importante no atacar o burlarse. Debe ser más bien sano. Los álbumes de Astérix tienen el humor característico de cada una de las épocas en que se publicaron. Lo mejor que tiene es que es inteligente, nunca es grotesco. Aunque tampoco hay que tener miedo de las bofetadas que dan a los romanos (risas). Es un equilibrio entre las dos cosas.

¿La corrección política influye ahora?

En los álbumes antiguos queda reflejado la manera de ser de ese momento, pero nunca se trató de ofender. El humor era convencional, pero hoy algunas de estas historias se harían de otra manera. La cuestión aquí es si podemos ser graciosos con ciertos temas. ¿Tenemos derecho a practicar el humor? Es una tema de equilibrio. Hay que evitar los aspectos obvios, fáciles y acudir a otros más inteligentes. La idea es no atacar, pero reírse de todo, de uno mismo, incluso de los galos. La risa es uno de nuestros grandes valores.

¿Incluso con el poder? Algunos han intentado apropiárselo.

Astérix desde el principio es europeo. Creo que el humor debe ser transgresor. Goscinny lo entendía bastante bien. Se mofa de Julio César, pero no lo destruye nunca. Mantienen una distancia adecuada. Comprendía que si los galos eran poderosos era también porque estaban los romanos.

Incluye algunas novedades. Una es que la historia comienza en medio de la acción.

Es cierto. Hemos hecho también otra aportación que no estaba en álbumes precedentes. Esta historia tiene su preámbulo en la anterior. Algo que no solía suceder en la serie. Algunos nos han reprochado que no aparece la aldea hasta el final y no vemos a los protagonistas salir de ella. Pero en el «teaser» que lanzamos en las redes este verano ya veíamos que se iban. Eso lo compensa. Esto nos ha permitido que cuando vemos a Astérix y Obélix ya estén metidos en la acción. Hay que tener en cuenta que la estructura que había en los demás álbumes era muy tradicional.

En esta ocasión, Astérix no bebe la pócima mágica.

Es uno de los temas que introducimos. No debemos olvidar que esto ya les había sucedido en otra ocasión. Creo que fue en «El combate de los jefes». Esta vez, Panorámix no puede hacer la pócima el druida. Aquí este remedio se les queda congelado. Pretendía hacer una broma con esto, decir que es inestable a baja temporada, igual que la energía nuclear, Pero lo que resulta importante en las historias de Astérix es que a pesar de que los protagonistas disponían de ella para enfrentarse a los romanos, ellos siempre tenían otros problemas que debían resolver. No todo giraba alrededor de ese poder. Esto lo hemos hecho a propósito porque queríamos que Astérix tuviera un comportamiento diferente y obligarlo a desarrollar otros talentos. Además, esto también me daba pie a que Astérix estuviera muy molesto con una de las mujeres de los sármatas, que siempre lo mira con condescendencia por tomar esa bebida.

LA EVOLUCIÓN DE LOS ESTEREOTIPOS EN EL CÓMIC
Desde sus inicios hasta hoy, el humor de Astérix y Obélix ha evolucionado. Para Jean-Yves Ferri existe una explicación. «Los estereotipos han cambiado desde el nacimiento de Ásterix hasta hoy. Nace en la posguerra, en un momento de reconciliación entre los pueblos. Entonces se jugaba con los caracteres de las naciones. Pero ahora existe una mayor sensibilidad y por eso hemos preferido que no hubiera un país concreto. Podríamos haber elegido Rusia y escoger una época de su historia. Pero preferimos no hacerlo. Esto también contaba con una ventaja. Podíamos recrear un territorio imaginario. El folclore que el lector encuentra lo hemos extraído de esa región. Has referencias desde Mongolia hasta Ucrania». El guionista reconoce que conserva una influencia de Goscinny: «Sobre todo, de él me he quedado con su ritmo. Su forma de acercar los juegos verbales. Es una característica de Ásterix. Los juegos de palabras suponen, además, uno de los retos más difíciles porque se tienen que traducir otros idiomas. Pero la idea principal, por lo que me pagan, es traer a cada álbum cosas nuevas».