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Estreno

Crítica de “Un amor intranquilo”: perder la razón ★★★★

"Un amor intranquilo", ya en cines, explora las vicisitudes de un matrimonio en el que uno de los dos vive con trastorno de bipolaridad
"Un amor intranquilo", ya en cines, explora las vicisitudes de un matrimonio en el que uno de los dos vive con trastorno de bipolaridadImdbImdb

Dirección y guion: Joachim Lafosse. Intérpretes: Damien Bonnard, Leïla Bekhti, Gabriel Merz Chammah, Patrick Descamps. Bélgica, 2021. Duración: 117 minutos. Drama.

Como una turbulencia de la materia, el trastorno bipolar amenaza con la destrucción de la misma esencia del orden social, la familia. La locura, que ya estaba en “Perder la razón”, y la familia, que también estaba en “Después de nosotros”, son temas que preocupan al belga Joachim Lafosse. De ahí que “Un amor intranquilo” sea una película preocupada, tal vez porque se nota que sus personajes ya están acostumbrados a que, de un plano a otro, el mundo pueda desmoronarse, la euforia se desborde y se transforme en delirio, y el delirio en depresión, y la depresión en bloqueo creativo. Lafosse sabe de lo que habla, porque Damien (extraordinario Damien Bonnard), el pintor que no quiere medicarse, que es capaz de poner en riesgo la vida de su hijo cuando lo abandona en medio del mar o de avergonzarlo irrumpiendo en medio del aula para regalar madalenas a sus compañeros, es un alter ego de su padre fotógrafo.

Por eso la película nunca frivoliza la enfermedad mental, y por eso se centra en cómo los demás -Leïla (fantástica Leïla Bekhti), la esposa; el hijo; el abuelo; el galerista- la perciben y les afecta. Si la familia se desmiembra, la estructura del relato también: asistimos a un cúmulo de fragmentos de vida, que apuntan hacia la historia de una pareja que se derrite, a pesar de lo mucho que se ama, con la mirada estupefacta de un hijo como efecto colateral. En ocasiones la asociación entre genialidad artística y locura roza el cliché, pero el naturalismo, a la vez creíble y abrupto, con que se filman los altibajos emocionales de Damien nos hace entender que las compuertas de su conciencia se abren hasta tal punto que la creatividad puede ser también un síntoma, y el arte un producto de su incapacidad para cerrar los ojos.

Lo mejor

Los extraordinarios actores y el rigor, la seriedad con que afronta el espinoso tema de las enfermedades mentales.

Lo peor

A punto está de identificar el arte con la locura, en la línea de un ‘biopic’ de Van Gogh.