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"Anora" confirma los vaticinios de la noche y se consagra como la triunfadora de los Oscar 2025
La película de Sean Baker consigue alzarse con los premios más importantes de la ceremonia
Comenzaba la noche ganando uno de los medidores tal vez más significativos del talento creativo de los autores y que sin duda determinaría el tono triunfador de la velada recogiendo su primera estatuilla a mejor guion original ("quiero dar las gracias a la comunidad de trabajadoras sexuales que han compartido conmigo todo este proceso, tenéis todo mi respeto", agradecía Sean Baker) y ha terminado esta extenuante velada significativamente carente de reivindicación política contra la nueva administración de Trump recogiendo el Oscar a mejor película por "Anora".
Tal y como vaticinaban las últimas encuestas de los medios especializados, finalmente ha sido esta fábula romántica revisitada sobre la historia de amor entre una trabajadora sexual y un joven oligarca ruso de Sean Baker, Palma de Oro en la última edición de Cannes y considerada por el Sindicato de Productores (PGA) como la mejor producción del año, la que ha terminado arrasando en una noche relativamente predecible en el resto de asignaciones excepto en la de mejor actriz para una joven Mikey Madison que se ha impuesto a la favorita Demi Moore por su entrega inconmensurable en "La sustancia".
Mejor guion original, mejor montaje, mejor dirección, mejor actriz y mejor película para una película que reivindica la dignidad de las trabajadoras sexuales y que se ha impuesto en el transcurso de una celebración marcada por la dilatación habitual de las ceremonias cinematográficas que se rodó con un presupuesto de seis millones de dólares, una cuantía particularmente baja para tratarse de una producción de Hollywood. "Nos enamoramos del cine en las salas. Padres, lleven a sus hijos al cine para que sean futuros amantes. Mi madre me presentó la experiencia del cine llevándome a uno cuando yo tenía cinco años. Hoy es su cumpleaños, esto va por ti", ha dedicado el cineasta cuando recibía el tercer Oscar de la noche de mano de Tarantino.
En cuanto a otro de los episodios predecibles de la noche, "Aún estoy aquí" se impone a "Emilia Pérez" y gana el Oscar a mejor película internacional, categoría en la que inicialmente la cinta de Jacques Audiard se postulaba como caballo ganador, por esta conmovedora historia de reconstrucción de la memoria con la que Walter Salles consigue articular a través de ese registro de recuerdos almacenados de la familia Paiva las bases narrativas de una propuesta sustentada en la intimidad del dolor de una casa que terminó transformándose en una involuntaria radiografía simbólica y universal de la represión de todo un país. Le entrega el premio una radiante Penélope Cruz.
Por otro lado, Adrien Brody, que nos confesaba recientemente en un encuentro mantenido con este periódico durante la promoción de "The Brutalist" que sentía "una responsabilidad por un lado y un privilegio por otro a la hora de tener el potencial de ser capaz de dejar atrás un trabajo que tenga algún significado importante para alguien", alzaba el segundo Oscar de su carrera. Sin duda el actor lo ha conseguido con creces en su encarnación del maltratado arquitecto refugiado judeohúngaro que huye de su pasado como víctima y superviviente del Holocausto para intentar abrirse camino en un nuevo país como Estados Unidos que le escupe de manera constante. "Este premio representa la oportunidad de volver a empezar para mí, para demostrar en los próximos veinte años que merezco los papeles que interpreto", ha pronunciado un visiblemente emocionado Brody. "Mis padres han creado unos cimientos tan poderosos de respeto y me han dado la fortaleza para seguir por este camino. Una vez más estoy aquí representando estos traumas sistemáticos que permanecen como consecuencia de la guerra: rezo por un mundo más sano e incluyente. Si el pasado nos enseña algo es que no hay que pasar por alto las cosas, no dejar que el odio venza. Os quiero, os aprecio, vamos a luchar por lo que es válido: seguir sonriendo".