El Museo romano de arte robado... y recuperado
Infinidad de piezas arqueológicas y artísticas son robadas al año de las excavaciones de Italia y muchas de las recuperadas por la Policía se exponen para que cuenten su historia y sirvan de ejemplo
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Después de una larga vida en la oscuridad, ya se encuentran en las termas del Diocleciano, dentro del Museo Nacional Roma, en el espacio denominado Museo del Arte Salvado. Aquí se exponen abundantes piezas que le habían «arrancado» a Italia de su historia y de su patrimonio artístico y que los Carabinieri encargados de la Protección del Patrimonio Cultural han conseguido rescatar y repatriar últimamente a lo largo de su historia. Piezas que han sobrevivido a terremotos, conflictos bélicos e infinidad de vicisitudes. Stéphane Verger, Director del Museo Nazionale Romano, comenta a este diario que cuando se localizan objetos sustraídos «no se conoce de dónde provienen, por lo que el principal trabajo del arqueólogo es investigar su origen. Normalmente estos objetos proceden de las regiones de Etruria o la Magna Grecia» .
Uno de los objetos que se han recuperado, subraya Verger, resulta muy singular y es de una extrema delicadeza. «Es un cráter ceremonial de terracota del siglo VII aC., pintado en blanco con pájaros acuáticos. Esta forma específica es típica de un lugar antiguo de Lazio». El director explica que durante los trabajos de investigación en la zona de origen de esta obra se pudieron encontrar «tumbas destruídas» y que, en coordinación con la Fiscalía Italiana, se ha llevado a cabo una delicada investigación para rescatar infinidad de objetos provenientes de estas excavaciones clandestinas de zonas arqueológicas que datan del siglo VIII a. C. y el siglo III d. C.
Los Carabineri, que también han intervenido 1,3 millones de obras falsificadas, comprobaron que fueron sustraídas por personas dedicadas habitualmente al trafico ilícito de bienes culturales. Una labor en la que ha ayudado los archivos fotográficos confiscados a un comerciante de origen italiano que opera en Basilea, otro comerciante italoamericano que trabajaba en Nueva York y un restaurador de Zúrich. Estas piezas fueron puestas en el mercado siguiendo itinerarios precisos e iban acompañadas por lo general de documentación ficticia con el fin de certificar su legitimidad, «sanearlos» y posteriormente ofrecerlos en el mercado.
La mayoría de estas obras han sido repatriadas principalmente desde los Estados Unidos, en concreto de colecciones de antigüedades de museos, coleccionistas privados, casas de subastas y galerías de antigüedades. La mayor parte son objetos etruscos, de origen griego o bien valiosos restos romanos, como un pez antiguo de figuras rojas y con cabeza barbada, datado en el siglo V a. C., o una cabeza de terracota del siglo IV a. C. Ahora todo este conjunto descansa en este museo, que es un espacio nuevo que pretende ser el lugar en donde queden las obras recuperadas en esta clase de operaciones.
Al menos durante un tiempo antes de que sean devueltas de nuevo a sus lugares de origen. La idea es que se pueda ir exponiendo este valioso conjunto y que, desde estas vitrinas, ahora repletas de piezas increíbles, cuenten su propia historia a los visitantes al mismo tiempo que se conciencia a los visitantes sobre la preservación de este inmenso legado. Y parar todos los rapiñadores y saqueadores sin escrúpulos que comercian con nuestro legado.