ARCO cierra con optimismo

Los coleccionistas que el miércoles pasado aterrizaron en ARCO lo hicieron con las chequeras bien provistas. Y con ganas. Los iberoamericanos han hecho, y así lo corroboran desde la feria, que ha cerrado sus puertas con un balance muy positivo entre los galeristas españoles. Más transacciones que otros años y un tirón de orejas para las instituciones: «Nos tienen abandonados», dicen, pese al desembarco a lo grande de invitados americanos. Agasajados y mimados, las grandes fortunas (y hay unas cuantas) han comprado. Lo de las instituciones ha sido otro cantar. Las galerías esperaban con impaciencia ese maná para algunas agraciadas. Sin embargo, ni la pedrea les ha tocado este 2017. Juana de Aizpuru se muestra muy quejosa por esto: «No han comprado nada de nada. Y eso que esperábamos que este año... Estamos completamente olvidados porque desde las instituciones piensan que la cultura, qué tremendo error, es un bien de lujo. Una sociedad culta es una sociedad que sabe elegir y que conoce. Nos deben apoyar», se lamentaba desde su stand de una galería que no paró de recibir visitas –más de 100.000 personas han visitado la feria– a lo largo de la tarde del sábado. Ella ha vendido muy bien. «Y obras de las caras, de más de 100.000 euros, y me las han comprado sin inmutarse», desvela. Zobering y Tillmans han sido de los más perseguidos. «He notado un hecho curioso: se acecan los hijos de los coleccionistas que nos compraban en los 80 y 90 y a los que la crisis retiró. Ellos no han vuelto pero éstos, que son jóvenes y con mundo, empiezan a hacerse una colección. Da gusto». Y contaba otra anécdota: un cliente ya de años le pidió que le dijera qué era lo mejor que tenía. Han quedado en verse después de la feria. «Y remata seguro», confiesa.