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Begoña Maestre: «Un país sin cultura es un país sin alma»

Begoña Maestre. Actriz.. Está a punto de estrenar la segunda temporada de «El Chiringuito de Pepe», donde encarna a una dulce pastelera

Begoña Maestre. Actriz
Begoña Maestre. Actrizlarazon

Está a punto de estrenar la segunda temporada de «El Chiringuito de Pepe», donde encarna a una dulce pastelera

Hoy es domingo. No sé a quién irá a votar Begoña Maestre. Pero sé que irá a las urnas porque, según me dijo, «hay que ir a votar y a luchar, por muy indignados que estemos, si queremos cambiar el rumbo de las cosas». Hechos los deberes, se leerá esta página en la que hoy es protagonista. Supongo. Y lo es por dulce, por guapa, por sonreír siempre y porque, por fin, pronto, vuelve la serie que le ha convertido en una de las actrices más queridas, «El chiringuito de Pepe», que emite Telecinco. Fuera de la rejilla de programación hasta ahora, pese al gran éxito de la primera entrega, vuelve. Imagino que el elenco de la serie, con su emisión inmediata estará contento..., pero un poco de rabia le debe dar haber tenido que esperar tanto. «Da cierto coraje, la verdad. Nosotros grabamos con ganas e ilusión por mostrar nuestro trabajo y por compartirlo con el público, con mucho esfuerzo y mucha dedicación, pero quienes deciden son las cadenas, así que no nos queda más que confiar en la programación y en que público no nos haya olvidado».

Laura, la pastelera a la que interpreta la actriz, va a ser un personaje inolvidable para ella. Y no es para menos. Después de muchas obras de teatro, películas y series de televisión, con varios premios incluidos, este personaje le ha dado mucha más visibilidad. «Ha sido un regalo. Es muy fácil enamorarse de Laura. Todo el mundo la quiere e inevitablemente yo estoy detrás de ella y algo me toca. Y estoy especialmente contenta porque en esta segunda temporada el personaje ha crecido y será más cómico y más disparatado». Le pregunto si no le gustaría hacer de mala, de perversa incluso. «Como espectadora, siempre he pensado que eran los papeles más agradecidos». Aunque claro, Begoña con esa sonrisa lo tiene difícil. «A mí me gustan los papeles de todo tipo. No hay papel pequeño sino actor pequeño. Está claro que cuando el espectador empatiza es más fácil llegar a él. Sin embargo, interpretar a una malvada además de divertidísimo es cierto que puede hacer que te metas al público en el bolsillo. Lo que más me gusta de esta profesión es transformarme, no ser yo. Y me encantaría pasar de ser la dulce Laura a encarnar a una persona oscura. Y no te preocupes: te aseguro que no quedaría ni rastro de mi sonrisa». No sé si creérmelo. Ni siquiera se enfadó cuando Dafne Fernández le «levantó» el novio en la serie. Y encima era Santi Millán... Digo yo que le daría rabia, aunque no se notara. «Si hablo desde Laura, que es tan buena, con esa capacidad de amar tan increíble, tan justa, te diría que, pese al dolor, las cosas están mejor así. A veces no llueve a gusto de todos y hay que seguir caminando. Pero, ¡como Begoña...! Jajajaja, no hombre, no. Sólo te diré que la serie aún no ha terminado y que todo puede pasar. Lo bueno y bonito es eso: mantener al espectador en vilo, que se enganche, que se posicione por una o por otra y que por nada del mundo se mueva del sofá».

- Fenómeno culinario

Lo que engancha ahora es la cocina, que está en todas partes. Resistirse al fenómeno es casi imposible. Pero Begoña Maestre haciendo de pastelera en una serie que se llama «El chiringuito de Pepe» y donde la cocina es el eje de todas las tramas, no sabe freír un huevo. Como lo leen. «Tanto como no saber freír un huevo, no. Pero reconozco que no cocino en casa. Me defiendo, los platos de cuchara que son los que más me gustan me salen bastante bien. Pero si puedo, evito meterme en la cocina. Tengo la suerte de que lo hacen por mí. ¿Y dulces? «¡Es que yo soy más de salado. Rara vez me verás haciendo galletas!». Pues eso y nada ahora, que la gente se coloca el gorro y se vuelve chef, es nada. O casi. Pero no se lo vamos a tomar en cuenta.

- Tiene el voto claro

Ni siquiera le pienso preguntar, como castigo, qué ha votado. Pero sí que espera que pase en el mundo de la cultura después de estas elecciones. «Espero que se tomen medidas para potenciarla. Sobre todo porque un país sin cultura es un país sin alma». Me cuenta que ella es de las que, con sus dudas, tiene el voto claro. Así que no forma parte de la masa de indecisos. Supongo que a uno se le forja el carácter cuando trabaja en un centro hospitalario. Y ella lo hizo en el más famoso de la tele, «Hospital central». «Llegó en un momento de mi vida en que necesitaba estabilidad. Y me regaló tres años de trabajo fijo, además de grandes amigos. Siempre le estaré agradecida a esa serie. Tuve que aprender mucha jerga científica que aún a día de hoy sé lo que significa». Y es que no es fácil vivir de la interpretación en España. Hay mucho paro en todos los gremios, pero entre los actores, incluso más. No sé que le podría recomendar Begoña, como actriz veterana a un joven actor que quiera vivir de esta profesión. «Lo fundamental es paciencia, tesón y mucha confianza en uno mismo. Y luego hay que ser listo y saber rodearse de personas que te quieran de verdad y que te ayuden en los malos momentos».

Personal e intransferible

Begoña Maestre nació en Baracaldo, Vizcaya, en 1978. Está casada, tiene un hijo y dice que sus virtudes y sus defectos son más o menos los mismos: «El orden, la tenacidad y la constancia». Asegura que no puede desvelar ningún secreto porque «si a estas alturas no lo sabe nadie, es que no se puede confesar». Cuenta que la gente suele pensar que es esclava de las dietas «porque siempre me ve muy delgada. Pero como lo que quiero. Soy una privilegiada. Este regalo me lo dio mi padre, del que heredé su genética». Es muy amiga de sus amigos y dice que prefiere «calidad a cantidad». Suele esforzarse en perdonar, «aunque a veces pueda resultar difícil». Las faltas que le provocan más indulgencia son «las que están hechas sin maldad». Dice que podría vivir sin Twitter, Facebook e Instagram, «pero es mejor aprovechar las redes porque son una herramienta más». El personaje que le fascinaría interpretar es «Lady Macbeth» y no hay ninguno en cuya piel no quisiera meterse, porque «si el guión es bueno no hay papel imposible».