El desafío independentista

Albert Boadella: «No me dejo intimidar por este talibanismo»

Albert Boadella / Director teatral. No le van a callar a pesar de que le hayan talado de su jardín tres cipreses. Por eso ha colgado un cartel en la fachada que denuncia la acción

Albert Boadella con el cartel en el que denuncia los ataques a su casa en el Ampurdán
Albert Boadella con el cartel en el que denuncia los ataques a su casa en el Ampurdánlarazon

No le van a callar a pesar de que le hayan talado de su jardín tres cipreses. Por eso ha colgado un cartel en la fachada que denuncia la acción

Todo vehículo que entra en Jafre, un pueblo del Ampurdán de 396 habitantes, aminora la marcha al pasar por delante de la finca de Albert Boadella. El director teatral ha colocado un cartel de dos metros que es difícil de hurtar a la vista con la siguiente inscripción: «Aquí crecían tres cipreses. Unos cobardes los cortaron una noche. Quieren imponer el pensamiento único en Cataluña». Es un cartel que se ve a distancia, blanco y con las letras en negro. No le ha quedado más remedio que decirlo a los cuatro vientos. Esos tres cipreses que formaban parte de su propiedad, no lo olvidemos, están talados, casi arrancados de cuajo aprovechando la ausencia del director de los Teatros de Canal, que tuvo que pasar cinco semanas en Madrid mientras preparaba el estreno en la capital de la ópera «Don Carlo» (que el pasado verano se pudo ver en El Escorial). Con premeditación, alevosía y seguramente con nocturnidad.

–¿Cuántas personas cree que lo hicieron?

–Tres o cuatro calculo yo por el tamaño de los árboles. Decidieron cortarlos y tirarlos dentro del jardín. Mi casa tiene un jardín con un muro y una parte de campo sin vallar y ésa es con la que se están cebando. Nos avisó la persona que se dedica a la limpieza de la finca de lo que había sucedido mientras estábamos en Madrid con el trabajo de la ópera.

–¿Y cuál fue su reacción?

–La inmediata, telefonear a la alcaldesa, Nuria Berga Ferrer, de Futur per Jafre, que me dio cita para bastantes días después, unos nueve o diez. Le pedi una reunión que nunca llegó. No lo lamentó, que hubiera sido la reacción lógica. Todos tiene la misma opinión, aunque yo no digo que ella aprobase esa situación. Como veía que pasaba el tiempo decidí que la discreción que había mostradomantenido el año pasado ante hechos similares se había acabado. Por eso coloqué el cartel (se refiere el protagonista a unos ataques que empezaron en 2015, después de que realizara unas declaraciones sobre Cataluña).

–¿Qué sucedió entonces?

–Me reventaron las chumberas que tenía en el jardín, no quedó ni una. Para no pincharse hasta utilizaron contenedores de basura. Hablé con el alcalde de aquel momento y decidí mantener silencio porque éste es un pueblo pequeño en el que todos nos conocemos. Pensé que sería un hecho aislado y que no pasaría a mayores; sin embargo, la cosa no acabó ahí y meses después me tiraron al interior de la finca bolsas llenas de basura. Ahora me han talado los cipreses...

Jafre es uno de los municipios que votaron por la independencia de Cataluña, una decisión refrendada mayoritariamente por sus vecinos.

–¿Cuántos habitantes hay en Jafre?

–No llegamos a los 400 y más de 90 por ciento vota independencia en este pueblo. El mundo rural en Cataluña ha optado por esta opción reaccionaria. ¿Que si existe la ultraderecha? Son ellos, los nacionalistas. Son como Le Penn en Francia, xenófobos, insolidarios. Lo que me ha sucedido me recuerda a la Alemania de los años treinta, pues las formas son las mismas que allí a la entrada del nazismo. Es el optar por el silencio total, el callar por miedo a que les hagan lo que me han hecho a mí. ¿Qué por qué yo? Pues por una razón sencilla: porque he sido el único que he levantado la voz.

–¿Está tranquilo?

–Yo, sí. Lo que me han hecho es una coacción total y no me voy a rendir. No me van a amedrentar a estas alturas de mi vida y con todo lo que he pasado.

–¿Cree que puede ir a mayores, que habrá una próxima vez?

Lo que me temo es pueda ir a más. En este pueblo la mayoría de la gente no nos saluda y nos desprecian. De momento sólo un vecino ha mostrado su solidaridad con nosotros. Es lamentable. Cuando incitas al odio detrás vienen las consecuencias y esto es lo que ha sucedido en Cataluña.

–¿Cuál cree que es el objetivo?

–Está claro que lo que ellos quieren es que me largue de aquí y que tenga miedo y deje de hablar. Y no lo voy a hacer jamás mientras utilicen estos métodos. No voy a dar un paso atrás. Cuando me arrojan un guante acostumbro a recogerlo.

Con el buen humor que le caracteriza comenta que por lo menos, el cartel que cuelga en la fachada de su finca se ve muy bien, no pasa desapercibido. «A lo mejor me lo llenan de pintadas, pero pondré otro. No voy a bajar la cabeza. No me dejo intimidar por este talibanismo que ha invadido una parte de mi país, que es España. Ellos están por el pensamiento único. Yo, no».