Habemus otra franquicia al canto. Y eso que «Juego de ladrones. El atraco perfecto» (Christian Gudegast, que repite ahora, 2018) no era tampoco para ponerle una vela a la virgencita de los hurtos, pero alguien tuvo que pensar que la unión entre el mastodóntico Gerard Butler y un astuto y no menos grandote O’Shea Jackson Jr. podía dar más frutos y mejores que en la anterior. Y, sí, lo han conseguido, por los pelos, pero en fin. Donnie (Jackson Jr.) se alía con la mafia conocida como Pantera para cometer la mayor sustracción de diamantes jamás vista ni intuida. Con permiso de Nick (Butler), el policía que ya fue detrás de sus malos pasos en el pasado, aunque con una diferencia: esta vez le propone unirse a su banda y dar juntos el golpe. Los Pantera, conocida por sus operaciones asombrosamente planificadas y eficientes, lo acogen no sin titubeos, y, así, entre Bélgica, Niza y Cerdeña transcurre un filme de acción (tampoco hay tanta, al cabo; incluso a veces se nos antoja larga y tediosa) hasta derivar en el gran desvalijamiento de las piedras preciosas mientras una integrante del grupo dicta por pinganillo las coordenadas como quien está cantando los números del bingo. Ojo, que aquí nadie aún ha dicho la última palabra.

Lo mejor: Ver cómo la relación entre ambos protagonistas, tan antagónicos, va cambiando

Lo peor: Que la película resulta excesivamente larga y a veces incluso un tanto tediosa