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Pantallas

Franco quiso controlar el cine... que ahora le retrata como siniestro y acomplejado

"Creó el doblaje en España, porque veía todas las películas en El Pardo y había que doblarlas", ha explicado Manuel Gómez Pereira, director de 'La cena'

Imagen de archivo de Francisco Franco AP

Franco ha inspirado películas y series que retratan a un personaje siniestro, acomplejado y beligerante con lo intelectual salvo en su afán de acercarse al cine, un empeño que le llevó a aparecer en una película de 1926 sobre el divorcio llamada 'La Malcasada' o a escribir el guion de 'Raza'.

El Franco siniestro y complicado socialmente de 'La cena'

"Franco era un hombre con complejos, culturales también, y tenía pretensiones de cineasta y guionista. Creó el doblaje en España, porque veía todas las películas en El Pardo y había que doblarlas", explica a EFE Manuel Gómez Pereira, director de 'La cena', un reciente éxito de taquilla en la que se cuenta un banquete en el Hotel Palace preparado por republicanos para un joven Franco y sus generales.

Aunque es una situación imaginada para el teatro por Luis Alonso de Santos, Gómez Pereira ha tratado de dar máxima verosimilitud al personaje que interpreta Xavier Francés, el último de la ilustre estirpe de actores que ha dado vida al dictador en la gran pantalla.

"Le quisimos dar pinceladas de esa cosa fría con la que firmaba ejecuciones a diestro y siniestro después de la guerra, cuando no hacía falta seguir matando, pero dentro de la sátira tenían sentido esos momentos en que no es una caricatura", dice Gómez Pereira, que en su película muestra a un Franco tímido y "complicado socialmente".

Una de las fuentes de su inseguridad era su aflautado tono de voz, que trató de combatir sin éxito con unas clases de foniatría en El Pardo que le daba un doctor, precisamente padre de un amigo de juventud de Gómez Pereira, una anécdota inédita que ha contado a EFE el director de cine.

El Franco al que Fernando Rey ajusta cuentas en 'Madregilda'

Entre las interpretaciones más recordadas de Franco está la de Juan Echanove en 'Madregilda' (1993), de Francisco Regueiro. El actor se llevó un goya por componer un personaje infantilizado y ridículo que protagoniza una escena con su padre, Fernando Rey, con mucho significado.

La secuencia refleja una realidad: la de un padre masón que desprecia a su hijo Francisco -al que apoda 'Cerillita'-, apegado a una madre beata y que suspendió el examen para entrar en la Armada, pero que luego se puso ese uniforme cuando se convirtió en dictador.

Muchos años antes, Fernando Rey había sido uno de los artistas a los que Franco invitaba a su palacio para ver su trabajo en un proyector cortesía de Cifesa, la principal productora y distribuidora del país.

El padre del actor, coronel de artillería que permaneció fiel a la República, había sido condenado a muerte, pero se le conmutó a cadena perpetua, precisamente por la intercesión de su hijo.

Franco, que conocía de sobra la situación de quien incluso fue su compañero en Marruecos, le preguntó con sorna al intérprete favorito de Buñuel: "¿Qué tal está su padre?", relata a EFE Emeterio Díez Puertas, investigador sobre cine y profesor de Guion en la Universidad Camilo José Cela.

El Franco decrépito y delirante de '¡Buen viaje, excelencia!'

Otro Franco varias veces representado ha sido el más crepuscular. Albert Boadella plasmó en esta película de 2003 a un Franco decrépito y ridículo al que su entorno trata de mantener vivo para conservar sus privilegios tras cuatro décadas en el poder. Ramón Fontseré interpretó a un dictador casi momificado en vida en una comedia delirante.

Sin ese deje cómico, Manuel Alexandre se puso en la piel del dictador en la serie '20-N: los últimos días de Franco' (2008), una crónica de la prolongada y artificial agonía a la que fue sometido hasta su muerte el 20 de noviembre de 1975.

Otros 'Francos' del cine de las últimas décadas han sido el reconocido Juan Diego de 'Dragón Rapide' (1986); José Soriano en 'Espérame en el cielo' (1988); Juan Viadas en 'Balada triste de trompeta' (2010) o Carlos Areces hasta en cinco ocasiones, entre ellas en 'Tarancón, el quinto mandamiento' (2010).

Cameo en una película sobre el divorcio, guionista de 'Raza'

Al igual que el cine se ha ocupado de él en las últimas cinco décadas, Franco se fijó en el cine, tanto como elemento de propaganda y censura como de afición personal, a imagen de otros dictadores como Hitler y Mussolini.

En 1926, un joven Franco conocido por sus 'heroicidades' en África, se interpretó a sí mismo en una curiosa película muda, 'La Malcasada', con un valor más político y documental que cinematográfico. En ella se plantea por primera vez en España el tema del divorcio, con cameos de figuras como Juan Belmonte, José Millán Astray, Julio Romero de Torres, Valle-Inclán o el propio Franco, al que llaman "el general de 33 años".

No sería su único acercamiento personal a los rodajes. Según explica el historiador Paul Preston, "cada semana volvía a ver 'Raza' (1941), que representaba sus ideales y de la que había sido guionista".

En esta cinta dirigida por Ricardo Sáenz de Heredia y escrita por un tal Jaime de Andrade (él mismo), Franco volcó sus obsesiones arcaizantes: prejuicios de señorito, la idea de que la clase trabajadora debe estar conforme con su suerte y, sobre todo, un hondo recelo antiintelectual, con las universidades como principal infeccioso.

Esta larga afición al cine como elemento propagandístico fue siendo sustituida por la televisión en los años sesenta por el dictador (y su mujer). La siguiente década, su muerte traería las primeras piezas audiovisuales elaboradas sobre él en libertad, un contenido que sin duda habría censurado.