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Estreno
Paz Padilla cambia de cuerpo
«Cuerpos locos» es una disparatada comedia, dirigida por Ana Murugarren, donde se estrena como actor Miguel Ángel Revilla

Hace justo un cuarto de siglo que Paz Padilla debutó como intérprete en la serie de TVE «¡Ala... Dina!». No difiere mucho el papel que encarna 25 años después en la comedia familiar «Cuerpos locos», dirigida y coescrita por Ana Murugarren («La higuera de los bastardos», 2017), donde la cómica gaditana vuelve a ser una madrastra condicionada por la magia o lo sobrenatural. «Es un poco igual –confirma Padilla–. También llego a un mundo que no entiendo, un mundo de niños insoportables, y al final mi personaje se convierte en el hada madrina; y es verdad que la niña al principio no me soporta, pero, poco a poco, yo me volveré su protectora». Y agrega Padilla: «Con ‘‘¡Ala... Dina!’’ me di cuenta de que me encanta trabajar con niños, me lo paso estupendamente y me siento muy cómoda en su ambiente».
Niña adulta, adulta niña
«Cuerpos locos» trata, en definitiva, un proceso de empatía: cómo un hechizo cambia los roles de dos personas cercanas, concretamente madrastra e hijastra, que de primeras no se entienden: se odian. Habrán de verse cada una en los zapatos de la otra para comprenderse y, desde ese entendimiento, conocerse y quererse. Todo ello, por supuesto, en un clima de comedia disparatada, donde hasta el que fuera presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, debuta haciendo de casamentero gracias a la insistencia de su amigo y paisano Antonio Resines.
Claro que, para cruzar ambas actuaciones, se necesitaba una actriz adulta con una potente niña interior (Paz Padilla) y una pequeña intérprete muy madura (Maia Zaitegi). No lo dudó dos veces la directora de la cinta en recurrir a Paz Padilla, con quien ya trabajó en «El hotel de los líos» (2023) para el primer papel: «La película está pensada para ella –asegura Murugarren–: tiene un grandísimo gag físico, algo muy importante para este papel. Fíjate, le costó mucho más hacer de jueza que de niña, porque Paz no es en absoluto así, tan seria».
Sobre la pequeña Zaitegi, comenta la cineasta que «tenía esta capacidad tremenda de parecer una adulta, pero sobre todo es una actriz como la copa de un pino».
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