“Clímax”, Sitges enloquece

En rueda de Prensa comunicaron los premios de esta edición del festival de Sitges, como es habitual en todos los certámenes, salvo en San Sebastián. El problema ha sido los veinte minutos dedicados a citar todos los galardones de las diferentes secciones -Panorama Fantástic, Noves Visions, Blood Window...-, además de la que realmente importa, la Oficial.

De este festival hay que decir que han superado fallos anteriores, las sesiones principales empezaron a su hora, hubo muchas películas fantásticas y algunas muy buenas y los inevitables thrillers, que hay que aceptarlos a lo mejor por su "negrura". Lo que sobra son un par de filmes "normales", o sea, ni thriller, ni fantástico, ni terror, porque es demasiado 33 títulos a concurso. Esa es la parte negativa de este Sitges.

Entre el palmarés oficial es intolerable que el jurado haya dado el premio a la mejor película de la Sección Oficial, la que pasará a la historia, a “Clímax”, un espanto de Gaspar Noé, que siempre hace espantos. Se trata de un musical horrendo del que casi todo el mundo opina que es muy mala, aunque siempre se añade: "Bueno, es que es de Gaspar Noé". Yo destacaría el Especial del Jurado al filme “Lazzaro Felice”, de Alice Rohrwacher, una película encantadora con un personaje que, como dice el nombre, no envejece.

Por otra parte, el galardón a los mejores efectos especiales fue para “Inuyashiki”, de Atsushi Doi, cinta bastante gris. No sé por qué se lo han dado, largometrajes con mejores efectos hay una larga lista. En esta obra japonesa tenemos a un hombre triste al que le han diagnosticado un cáncer y cuando se sienta en un banco aparecen alienígenas y le convierten en un ser biónico.

Sitges es un gran festival, nos podemos quejar de que haya demasiadas películas, pero es un certamen que los que lo conocen no quieren perdérselo nunca, pues ya solo cabe esperar al año próximo... Lo que sí es cierto es que en esta edición hemos tenido al peor jurado de la historia.