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Estreno

"El color púrpura": ¿ha entendido por fin Hollywood qué es ser negro en América?

Fantasia Barrino y Danielle Brooks ponen rostro y voz a las hermanas del clásico literario, que regresa en forma de musical y con las mismas ansias de Oscar que la adaptación de Spielberg

"El color púrpura": ¿ha entendido por fin Hollywood qué es ser negro en América? / Taraji P. Henson, en la nueva versión del clásico
"El color púrpura": ¿ha entendido por fin Hollywood qué es ser negro en América? / Taraji P. Henson, en la nueva versión del clásicoWARNER BROS.

Han pasado cuarenta años y, parece, Hollywood por fin ha entendido la negritud. Este concepto, tan esquivo como controvertido, se refiere a todo aquello que abarca la cultura negra, desde las expresiones artísticas a las políticas, si es que esa frontera existe realmente. Y la negritud, la que la Meca del cine no parecía querer entender, comenzó a escalar hacia la cima del “zeitgeist” en los ochenta, cuando la cartelera tenía el rostro de Eddie Murphy, la televisión el del infame Bill Cosby y las librerías -y el Pulitzer de 1983- la portada de “El color púrpura”, novela de Alice Walker y luego libro inseparable de los programas educativos norteamericanos. Carta a carta, la escritora narraba las vivencias de dos hermanas negras del sureste, acaso la mediana entre el afrofuturismo reinante y el nuevo deje urbano, mientras contaba también la historia del país, en el período de entreguerras.

Por suerte o por desgracia y cuando el cine echó sus manos sobre la novela, a los blancos productores con sus verdes intenciones no se les ocurrió otro nombre que el de Steven Spielberg para darle entidad al proyecto. No en vano, el célebre director venía del éxito comercial de “Indiana Jones y el templo maldito” (1984) y deseaba, por fin, alcanzar el reconocimiento de la Academia. Spielberg logró las nominaciones, sí, y entendió de algún modo a rayar en la lágrima como luego perfeccionaría en “La lista de Schindler” (1993), pero aquella película de 1985 protagonizada por Whoopi Goldberg quedaba lejos de encapsular la negritud, el sufrimiento por agravio comparativo que han sufrido durante siglos los ciudadanos negros en Estados Unidos.

Danielle Brooks (izda.) en la nueva versión de "El color púrpura"
Danielle Brooks (izda.) en la nueva versión de "El color púrpura"WARNER BROS.

Manierismos, maniqueísmos y culpa blanca

Por ello, y porque hay que mantener las franquicias vivas para que no se las lleve por delante el dominio público, en 2005 se estrenó un exitoso musical de Broadway adaptando la historia, que ahora llega a las carteleras en forma de espectáculo cinematográfico dirigido por Blitz Bazawule. Y es que, a pesar de la inexperiencia del realizador, cuyo crédito más importante hasta la fecha pasa por “Black is King” (la película y monumento al ego de Beyoncé y Jay-Z que se estrenó en 2020), lo cierto es que esta nueva versión sí nace desde, por y para la negritud, sumando al elenco a la cantante Fantasia Barrino como protagonista y rodeándola de dos divas criadas en la pequeña pantalla: Danielle Brooks (“Orange is the New Black” y nominada al Oscar este año) y Taraji P. Henson (“Empire”).

El nada honroso récord de Steven Spielberg

Aunque la película de 1985 firmada por Steven Spielberg y protagonizada por Whoopi Goldberg recibiera el aplauso unánime de crítica y público, lo cierto es que «El color púrpura» atesora uno de los récords más infames de la historia del cine. Con 11 nominaciones infructíferas al Oscar, la adaptación del Rey Midas de Hollywood todavía es la película más nominada que jamás llegó a ganar ninguna estatuilla.

De hecho, en su empeño crítico, la película es bastante más realista y, aun abordando el flagrante racismo de la década de los treinta en Estados Unidos, las situaciones que dibuja el nuevo guion están escritas con más tacto y no con los manierismos de culpa blanca de los que estaba llena la versión de Spielberg. A ello ayuda de manera inequívoca el elenco, que en lugar de recurrir a pelucas y maquillajes forzados, arranca el relato con dos actrices más jóvenes que las protagonistas (Phylicia Pearl Mpasi y, sobre todo, una soberbia Halle Bailey, a la que ya vimos en la última versión de “La sirenita”). Esta verosimilitud, preocupación máxima de Bazaluwe quizá por estar ya contando la historia con música, inunda toda “El color púrpura”, regalándonos el ojo con las recreaciones del sur profundo y dejándonos embelesados cuando las coreografías se vuelven grupales y multitudinarias.

Pero, más allá de las adaptaciones y del presupuesto, la pregunta sigue siendo la misma a cuarenta años de la publicación de la novela. ¿Entiende Hollywood qué significa ser negro en Estados Unidos? Si nos dejamos llevar por la nueva película, podría parecer que sí, puesto que su discurso huye de lo contemporáneo para abrazar lo universal de la lucha diaria y cotidiana. Si nos centramos en los criterios más objetivos… no tanto. Tan solo una nominación a los Oscar atesora “El color púrpura” en su versión musical, lo que sumado a los “apenas” 64 millones de dólares que lleva recaudados, habiendo costado más de 100, bien valen para calificar al filme de fiasco. Es cierto que aún le falta probar suerte en mercados como el español y el del resto de países de Europa, pero es difícil pronosticar algún tipo de remontada, más cuando entre las productoras está la controvertida Oprah Winfrey, que también tenía un rol en el filme de 1985.