Premio Planeta

Cristina López Barrio: «Ser fantasiosa me ha ayudado a vivir»

Feminiza al personaje de Don Quijote en «Niebla en Tánger», finalista del galardón.

Cristina López Barrio: «Ser fantasiosa me ha ayudado a vivir»
Cristina López Barrio: «Ser fantasiosa me ha ayudado a vivir»larazon

Feminiza al personaje de Don Quijote en «Niebla en Tánger», finalista del galardón.

El verano pasado, Cristina López Barrio viajó a Tánger con su familia y algo misterioso se apoderó de ella. Veinte años antes, había visitado la ciudad con una amiga y ese trasvase temporal hizo que rememorase las ilusiones y esperanzas que tenía entonces y qué habían sido de ellas. Éste fue el germen de «Niebla en Tánger», novela con el que ha quedado finalista del Premio Planeta.

–¿Quién es Flora Gascón, la protagonista de su novela?

–Es una mujer que no lleva la vida que había imaginado, que está en un matrimonio rutinario y una profesión sin valor, presionada por su madre para que le de un nieto. Conocerá a un misterioso hombre que le servirá de motor para escapar y se marchará a Tánger en su búsqueda. La única pista que tiene será una novela en que parece que él es el protagonista. El problema es que la novela está fechada en 1951, lo que hará emprender una búsqueda no se sabe de su alguien real o de un personaje literario.

–La ha definido como quijotesca y parece que la novela es una especie de feminización de «El Quijote»

–Sí, claro. Ella es una lectora voraz de novelas de misterio y su psicóloga, una especie de Sancho Panza, imagen de la razón, cree que puede haber perdido el juicio. Incluso duda de que haya tenido una aventura real con este hombre, de nombre Paul Dignel. Éste sería algo así como su Dulcineo, alguien con el que rearma toda su fantasía y le ayuda a salir de su acomodada y triste vida.

–¿Es usted quijotesca?

–Soy muy fantasiosa y eso me ha ayudado a vivir. Me resultaría muy difícil vivir sin imaginar. Voy por la calle y siempre invento historias de todo lo que veo, de las personas, olores, imágenes. La literatura es un gran vehículo para la evasión, para vivir en otros mundos. Interpretamos la realidad a través de las historias que nos contamos, ahora y cuando nos reuníamos en la Prehistoria en las cuevas alrededor del fuego.

–Lo que sí la diferencia de Flora es que ha conseguido centrar su vida en su vocación.

–Siempre quise escribir. Empecé a los once años con poesía y pequeños cuentitos. Estudié derecho y ejercí, pero aposté todo a la literatura. Fue un salto al vacío. Ésta es una profesión de altibajos. Todavía sigue siendo un misterio por qué un libro funciona y otro no. Pero lo que está claro es que todas las novelas nos explican sobre lo que es ser humano.

–¿Por qué su fascinación por Tánger?

–Desde muy jovencita me ha fascinado la cultura árabe y de «Las 1001 noches». Tánger es un lugar muy sensorial, un lugar que parece reunir a toda la gente que se pierde. Es mucho más que la localización de mi novela, es la historia misma que explico. Hay pocas ciudades más literarias que ésta.

–¿La novela es, sobre todo, un viaje de transformación?

–Es un viaje tanto físico como emocional, en el que utilizo la novela que lleva a Flora hasta la ciudad como una especie de juego de espejos para mostrar hasta qué punto las historias conforman nuestra realidad.

–¿Las personas pueden cambiar?

–La novela también habla del mal de nuestra sociedad, donde todos vamos siempre corriendo y hace que nos olvidemos de lo importante, de lo que realmente queremos. Descubrirlo siempre nos cambia.