Estreno

Crítica de "Alumbramiento": la oscuridad de dar a luz ★★★

Director: Pau Teixidor. Guion: P. Teixidor y Lorena Iglesias. Intérpretes: Sofía Milán, María Vázquez, Carmen Escudero, Laura Gómez-Lacueva. España, 2024. Duración: 101 minutos. Drama.

Un fotograma de "Alumbramiento"
Un fotograma de "Alumbramiento"Imdb

“Alumbramiento” es una película de terror. Uno de las ideas más llamativas del filme de Pau Teixidor es haber eludido los clichés del cine social al uso para centrarse en la pesadilla de las madres solteras adolescentes que, durante la transición, recalaban en el sanatorio madrileño de Peñagrande para ocultar sus embarazos, repudiadas por sus familias, condenadas a ceder a sus bebés en adopción. Poco sabemos del contexto de las internas, de su pasado, de sus circunstancias sociales. La película arranca el día en que el PSOE gana por primera vez las elecciones, pero nada de lo que sigue nos hace pensar que el franquismo ha desaparecido. Teixidor, que ya había mostrado su interés por las heridas del régimen en su notable corto “Cunetas”, retrata el espacio de ese sanatorio como un purgatorio sombrío, en tonos ocres y tétricos, en la mejor tradición del cine de terror de monjas poseídas y novicias sometidas al poder eclesiástico.

Suerte de versión macabra de “La maternal”, “Alumbramiento” es una película de atmósferas. Por un lado, ese es un enfoque estimulante, singular, hacia uno de los episodios más desconocidos de la historia de la democracia española, no solo porque da un espacio a los derechos de las mujeres que fueron ninguneados incluso después del franquismo sino también porque ofrece una propuesta de puesta en escena tan inesperada como rigurosa. Por otro, algo se pierde por el camino en el volumen dramático del diseño de personajes y en la evolución de la trama, sobre todo cuando aborda el tema de los niños robados.

Lo mejor:

La creación de una atmósfera opresiva, casi de película de terror, para visibilizar las huellas del franquismo en la transición democrática.

Lo peor:

La trama no siempre está a la altura de la atmósfera que la envuelve, sobre todo en el último tercio, un tanto precipitado.