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Crítica de "Pura rabia": Davide Longo, el autor de vida complicada y un mundo friqui ★★★★★

En esta nueva entrega de «Los crímenes del Piamonte», el autor recupera a Bramard, un detective de vida complicada

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No puede hablarse de los «gialli» de Davide Longo sin mencionar su referente meridional Camilleri. La soleada Vigata siciliana frente al Turín envuelto en una bruma que desdibuja la ciudad tanto como la trama de «Pura rabia». Tercera entrega de «Los crímenes del Piamonte», en la que a un Bramard enfermo le pasa la antorcha a su ayudante Arcadipane. A estas alturas ya no llama la atención el cambio de paradigma iniciado en los años 90 cuando Mankell convirtió al comisario Wallander en un héroe problemático, un ser sufriente y apesadumbrado por el paso del tiempo y los estragos del envejecimiento.

Atípico equipo

El comisario Bramard sigue este mismo proceso vital y su ayudante Arcadipane visita a una psiquiatra poco ortodoxa sin encontrar salida a su divorcio y menos a su incapacidad para resolver un complejo caso sin recurrir a su atípico equipo policial y sumergirse en las profundidades de la «dark web». Las novelas de Davide Longo no responden a los cánones del «giallo» convencional, sino al literario. Una trama difusa, abundantes narraciones paralelas que describen la vida de numerosos personajes secundarios que no inciden en la indagación policial pero le añaden un plus literario y cierta aura poética.

El contexto costumbrista es la moda que se repite en muchas novelas negras con ambiciones literarias o no. El autor se detiene en historias mínimas de los personajes, en sus vidas y costumbres, que enriquecen la visión humana del detective, aunque nada aportan a la resolución del misterio. Razón por la que el narrador divaga por ellas y centra la atención del lector en sus problemas personales. Para redondear esa atmósfera difusa de la acción y lo brumoso del caso policial, los personajes se invisten de referentes metaliterarios: el místico Normandía, la hacker lesbiana estilo Lisbeth Salander, el melancólico Bramard, el obtuso Pedrelli y el escasamente dotado Arcadipane. Así es el misterioso mundo friqui de Davide Longo.

Lo mejor

La atmósfera brumosa de la novela y su merodeo por lo intangible

Lo peor

El misterio criminal tan misterioso como su extraña resolución