Crítica de "Salve María": la peor cara de la maternidad ★★★★
Directora: Mar Coll. Guion: Mar Coll y Valentina Viso basadas en la novela de Katixa Agirre. Intérpretes: Laura Weissmahr, Oriol Pla, Giannina Fruttero, Belén Cruz. España, 2024. Duración: 111 minutos. Drama.
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La nueva, y mejor, sin duda, película de Mar Coll («Tres días con la familia», «Todos queremos lo mejor para ella») no se trata de un drama propiamente dicho, sino de un drama con tintes de thriller tan terrorífico que a veces da miedo mirar la pantalla. Pero no, tampoco hablamos del género entendido como la película, chorreante de sangre, vísceras y pellejos, que se encuentra debajo de esta. «Salve María» resulta, al menos personalmente y por momentos, muchos peor. Lo de «Terrifier 3» es todo mentira, salvaje cachondeo. Así, escenas como la de la ferretería, cuando la protagonista (encarnada por una notabilísima, perturbadora Laura Weissmahr), una joven escritora que acaba de tener a su primer hijo, pasea su mirada por ciertos objetos, entre ellos, unas sierras, provocan casi náuseas...
Porque antes hemos sabido que María, atravesada por una depresión posparto brutal, que jamás sonríe al bebé, que jamás lo besa, que lo amamanta de manera mecánica, llorando ella, que no le dice a su pareja lo que se le está pasando por la cabeza, acaba de quedar enfermizamente obsesionada con la noticia atroz sobre una mujer de Francia que ha ahogado a sus gemelos de apenas diez meses en la bañera, una figura por la que siente algo parecido a una extraña y peligrosa fascinación.
Pero, antes todavía, en el arranque mismo de esta excelente, inquietante, oscura, reivindicativa, desasosegante y profunda película hemos visto la premonitoria aparición de un cuervo que, peligrosamente, ronda de cerca al recién nacido. Y, luego, a una espesa admiradora de María que también pone los pelos de punta. Quien comienza entonces a recortar de los periódicos las informaciones sobre la asesina, a preguntarse por las razones de aquel terrible acto, a visitar la casa donde vivía, mientras mira al niño con los ojos como muertos, vacíos, como si ese menudo y pequeño cuerpo le pesara demasiado sobre los pechos. Y todo, tenebrosamente mecido por una banda sonora que el magistral Bernard Herrmann podría haberle propuesto a Hitchcock. El envés de la maternidad produce escalofríos, pero reales.
Lo mejor:
El excelente trabajo de Laura Weissmahr y que es un filme profundamente desasosegante
Lo peor:
Nos habría gustado saber algo más sobre la inquietante «amiga» de la protagonista