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Libros
Gertrude Bell, la mujer que dibujó las fronteras de Oriente Medio
Olivier Guez narra el origen de los conflictos actuales que afectan a esta región través de la espía y viajera

Estamos en el nacimiento de una época nueva, en el origen del mundo del petróleo, de las guerras modernas, de la geoestrategia que marcará el devenir del siglo XX y cuando surgieron naciones inexistentes que luego lucharían entre ellas. «Es el comienzo de la historia de nuestro Oriente Medio y de cómo esta región se convierte en el ombligo del mundo. Y no hemos salido de esta situación. La zona continúa siendo el epicentro de las tensiones del mundo».
Olivier Guez recorrió Siria, Irak, Jordania, Líbano, Israel y otras partes y ciudades en los 90, cuando las tensiones fronterizas no son las de hoy y el odio había firmado un breve armisticio. La experiencia de este periplo marca las páginas de «Mesopotamia», un libro esencial para todos los que aman la aventura, la historia, la literatura, los viajes y el espionaje. A través de la figura de la inteligente, valiente y determinada Gertrude Bell, arqueóloga, viajera y espía, politóloga y geógrafa, que se codea con Lawrence de Arabia y Winston Churchill, el autor narra cómo surge Oriente Medio, se trazan sus fronteras y se fraguan los conflictos que hoy todavía asolan estas tierras. «Lo que más me fascina de ellos es la convicción y su forma de ser, sus conocimientos y cultura. Son personas célibes, en el sentido de que su vida estaba dedicada al imperio. Atravesaban Persia a caballo, se vestían con la ropa autóctona de las zonas que visitaban... Había un alma muy fuerte en ellos. Pero en el libro también quería contar lo que era el imperio, el posimperialismo, el poscolonialismo, volver al punto de partida y describir la vida cotidiana del mayor imperio de la historia».
«Si Europa no se convierte en un imperio, quedará relegada a vasallo de Norteamérica»
El escritor, que saltó a la fama con «La desaparición de Josef Mengele» (Tusquets), rubrica en esta ocasión un brillante retrato del colonialismo británico, de la Primera Guerra Mundial y de los intereses que se manejaban en la zona y que, en gran parte, siguen siendo los mismos hoy: los pozos del oro negro, el interés por las materias primas y la hegemonía política. «Gran Bretaña era el mayor imperio de la historia al final de la Primera Guerra Mundial y miraban el mundo desde ese balcón, algo propio de las grandes potencias cuando se encuentran en la cresta de la ola». Pero Olivier Guez no tiene palabras solo para los ingleses, sino para toda Europa: «La educación influye. A finales del siglo XIX, Europa tenía tanta delantera sobre el resto del mundo que estaba convencida de su superioridad. No es para exonerar a ningún imperio europeo, pero suele suceder así. Hoy los americanos tienen la sensación de ser algo aparte de los demás; y los chinos no esconden su sensación de superioridad».
Este pulso entre potencias actuales, para él, tiene una clara consecuencia y la realidad que no se puede evitar y menos esconder: «Creo que si Europa no se convierte en un imperio, quedará relegada a ser un vasallo de Norteamérica. Y Estados Unidos ya no es nuestro aliado; puede que no sea nuestro adversario, pero tampoco es nuestro amigo. Los imperios han vuelto. No han desaparecido. Si los europeos no se convierten en una potencia o en un imperio, desaparecerán, será su final».
«Los grandes imperios siempre se disputan los recursos»
Olivier Guez, que, como Gertrude Bell, habla varios idiomas, remarca la influencia romántica que poseían los protagonistas que se mueven en su relato, como Bell, como T. E. Lawrence, como el famoso Philby. Admite que en ellos había algo de esa aventura griega de Lord Byron, que luchó contra Turquía para devolver la independencia a Grecia. «Todos poseen ese romanticismo del aventurero, de la intrusión de las personas corrientes que se involucran con lo que sucede, que van a cambiar el mundo. Poseen ese romanticismo que es capaz de tener influencia en la historia».
Las ambiciones de estos personajes son las mismas que las de hoy: poder, riqueza y productos materiales. «Los grandes imperios, desde siempre, se disputan los recursos. Acuden a Mesopotamia porque tienen petróleo, pero antes iban a esta tierra porque era fértil y crecían los cereales. Ahora la variante de eso son las tierras raras. China las persigue por todo el mundo. Groenlandia, ¿por qué interesa hoy? Por lo mismo que antes Mesopotamia. Es la lucha de los grandes imperios y es la desdicha de los que poseen recursos y no pueden defenderse solos».
Ante la posibilidad, como sucede en su libro, de que una guerra sacuda la zona, asegura sin titubear: «Los grandes imperios han regresado ahí. Rusia, con Putin; los turcos, que nunca han abandonado el sueño otomano en Asia central; China y Estados Unidos. En la zona siempre hay alguien que se mueve para evitar que se logre la calma. Es como un miembro fantasma, que parece que se ha perdido, pero que se mueve y que siempre se encuentra ahí».
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