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Comportamiento
Los gorilas están más “deconstruidos” que tú, José Luis (y lo dice este estudio del Max Planck)
Un nuevo estudio secunda que la dominancia masculina no es universal entre los primates, ni siquiera en las especies con una tendencia más clara a estructurarse en sociedades patriarcales

Creímos ver en la naturaleza una justificación para nuestras malas costumbres. Hace más de 50 años, pensábamos que los machos ejercían su poder sobre las hembras de forma universal, independientemente de la especie que estuviéramos estudiando. Sin embargo, lo que teníamos ante nosotros no era una naturaleza objetiva respaldando nuestras convenciones sociales, sino una interpretación incorrecta del mundo, envenenada por nuestros prejuicios.
Ahora que lo sabemos, son cada vez más los casos de especies donde las hembras ostentan poder. Lo que empezó como un pequeño puñado de excepciones, con sociedades matriarcales de hienas monteadas y lémures anillados, ahora parece tan “natural” como el patriarcado. De hecho, en el último mes se han publicado dos investigaciones que analizan los roles de género en distintas especies de primates, parientes cercanos en los que muchas veces nos hemos querido ver reflejados para justificar nuestro lado menos “humano” y que, sin embargo. Dos artículos que destierran esa falacia de creer que la naturaleza está ahí para enseñarnos el camino que, como sociedad, deberíamos seguir.
Lo cultural se puede subvertir
Hace tan solo unas semanas, un estudio publicado en la revista PNAS por varias instituciones científicas, analizó las peleas entre machos y hembras en 253 poblaciones de 121 especies de primates y reveló que casi la mitad de las interacciones agresivas son entre sexos; solo en un 17 % de las especies los machos ganan más del 90% de las peleas. En el 10% de especies estudiadas son las hembras quien llevan el mando y, en el otro 73% no hay un claro sesgo de sexo, lo que indica que la dominancia masculina no es universal entre los primates.
Ahora, apenas un mes después, investigadores del Instituto Max Planck publican en la revista Cell que, a pesar de lo que pueda parecer, las hembras de gorila pueden imponerse a los machos independientemente de su notable diferencia de tamaño. Todo ello a pesar de que, según el estudio de PNAS, las especies mayormente terrestres, con armas físicas poderosas, sociedades polígamas y grandes diferencias físicas entre machos y hembras, tienden a mostrar predominio masculino, y todo ello son características especialmente presentes en los gorilas. Sin embargo, los resultados de estos estudios no se contradicen, sino que revelan que la dominancia masculina no es inapelable, ni siquiera en las especies donde existe una clara tendencia al “patriarcado”.
No es una cuestión de tamaño
“Queríamos investigar las relaciones de poder entre hembras y machos en gorilas porque presentan asimetrías extremas a favor del macho en tamaño corporal y caninos, y se considera que tienen el sesgo de poder masculino más estricto entre los grandes simios. Al mismo tiempo, sabíamos que las hembras pueden elegir con qué machos reproducirse, un rasgo vinculado a un mayor poder femenino en primates, como confirmó un estudio publicado hace unas semanas”, explica el autor principal Nikos Smit.
Para ello, los investigadores analizaron cuatro grupos de gorilas durante más de 30 años y descubrieron que casi todas las hembras dominan, al menos, a un macho. De hecho, las hembras ganaron una cuarta parte de las disputas registradas y dominan a uno de cada cuatro machos no alfa. “Nuestros resultados mostraron que las hembras fueron más propensas a situarse por encima de machos adultos jóvenes y mayores, que siguen siendo mucho más grandes que las hembras adultas. Esto sugiere que otros mecanismos, además del tamaño y la fuerza, influyen en las relaciones de poder entre sexos”, dice la autora sénior Martha Robbins.
Son incontables las investigaciones como esta, que revelan una complejidad ya indiscutible en las interacciones sociales de otras especies. Es esperable, por lo tanto, que la fuerza sea, únicamente, una herramienta más en las relaciones de poder. Y, sin duda, no nos sorprendería tanto si no fuera por el fetichismo con que hemos analizado la superioridad física. Aunque nada de esto signifique los gorilas tengan perspectiva de género, podemos asegurar que no tergiversan la biología para perpetuar sus propios sesgos. Nosotros sí.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Los expertos en ética saben bien que no podemos deducir qué debemos hacer a partir de las tendencias que vemos en la naturaleza. En parte, porque es imposible deducir deberes a partir de hechos. Sin embargo, que no podamos fundamentar nuestra ética en qué es natural y qué deja de serlo no significa que carezcan de importancia estos estudios. Precisamente, si queremos sobreponernos a una injusticia anclada en nuestra historia evolutiva, conocer su origen es un paso clave para enfrentarnos a ella.
REFERENCIAS (MLA):
- Lukas, Dieter, Peter M. Kappeler, Élise Huchard, et al. The Evolution of Male–Female Dominance Relations in Primate Societies. Proceedings of the National Academy of Sciences, 7 July 2025, doi:10.1073/pnas.2500405122.
- Smit, Nikos, Martha Robbins, et al. “Female Mountain Gorillas Can Outrank Non-Alpha Males.” Current Biology, 7 Aug. 2025, doi:10.1016/j.cub.2025.07.006.
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