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Historia
113 años de la gran tragedia: estos fueron los españoles que viajaban en el Titanic
Embarcaron 10 personas de nuestro país, todas de diversas clases sociales, por diferentes motivos y solo algunas lograron sobrevivir

Estará por siempre impregnado en la retina del imaginario popular. La historia del naufragio del Titanic, quizá con cierta ayuda de James Cameron, es conocida por todos. Aquel transatlántico que se prometía indestructible, insumergible incluso, y que pasó de ser un reto de la ingeniería a una gran tragedia. Hoy es el aniversario de aquel día en la que el gigante buque chocó con el glaciar. Ocurrió el 14 de abril de 1912: se cumplen hoy 113 años. El hundimiento se produjo por la noche, durante la madrugada del 14 al 15 de abril. El RMS Titanic, como se llamaba el barco, de la naviera White Star Line, sufrió una colisión en estribor, lo que concluyó con la muerte de unas 1.500 personas y un episodio que conmocionó a todo el mundo.
A pesar de ser un barco con diferencias clases sociales muy marcadas, en el momento de la tragedia todo ello se diluyó. Se trató de salvar a mujeres y niños principalmente, y es cierto que aquellas personas de clases más bajas fueron las que murieron en su mayoría. Pero todo se trataba generalmente de alcanzar la supervivencia. El hundimiento del Titanic no entendía de nacionalidades o culturas. Había también en el buque españoles, que bien viajaban por negocios o por otros asuntos: Fermina Oliva, Encarnación Reynaldo, Emilio Pallás, Julián Padró, Víctor Peñasco, María Josefa Peñasco, Juan Monrós, Servando Oviés, Asunción Durán y Florentina Durán.
Diez personas de nuestro país formaron parte del suceso del Titanic. Cada uno de ellos por diversos motivos, y con diferentes historias. Embarcaron en clases dispares, y no todos corrieron la misma suerte. Por ejemplo, Víctor Peñasco, Oviés y Monrós fallecieron en el hundimiento. Los siete restantes, afortunadamente, lograron salir con vida.
Destaca, quizá, la historia de Peñasco, quien viajaba con su esposa, Josefa. Ambos eran jóvenes, tenían toda su vida por delante. Viajaban en el Titanic para celebrar su luna de miel. Provenían de familias adineradas, y el destino al que se dirigían, Nueva York, era el último lugar de su romántico itinerario. No obstante, finalmente solo uno de ellos logró llegar a puerto.
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