Los vikingos llegaron a América 471 años antes que Colón
Expertos de la Universidad de Groninga han analizado tres cortes de madera procedentes de tres árboles diferentes, todos ellos realizados en un contexto arqueológico típicamente vikingo
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Colón no fue el primer europeo que pisó América: eso lo sabíamos. Los primeros europeos que pisaron América lo hicieron hace la friolera de 1.000 años: eso es una morrocotuda sorpresa que acaba de ser desvelada gracias a una investigación que aúna la fascinación por la arqueología, la historiografía milenaria y la ciencia más puntera. Sí, se ha demostrado que la primera presencia de expediciones de vikingos al continente americano data, al menos, del año 1021.
El trabajo ha sido presentado por investigadores de la Universidad de Groninga, al norte de Países Bajos, y se basa en el estudio de tres fragmentos de madera de tres árboles diferentes. La historia es larga, casi tan larga como aquel viaje que realizaron los primeros pioneros nordeuropeos a la terra incógnita del Oeste.
Los vikingos fueron capaces de recorrer largas distancias por mar. Sus míticos viajes les llevaron a ocupar prácticamente toda la costa Norte de Europa de Este a Oeste y asentarse en tierras remotas de Islandia y Groenlandia.
Y también es conocido que saltaron al suelo de lo que hoy conocemos como Canadá, asentando sus predios eventualmente en L’Anse aux Meadows (La Ensenada de las Medusas). Aquel asentamiento estaba conformado por al menos ocho edificaciones entre las que había tres viviendas, una forja y un aserradero. Antes de la llegada de los Vikingos a ese territorio, la zona estaba ocupada por pueblos indígenas de la cultura arcaica marítima. Pero, salvo los restos arqueológicos que se han conservado, existen pocos datos sobre el que debió de ser pionero viaje desde Groenlandia a las tierras canadienses de la isla de Terranova. De hecho no queda registro explícito en las sagas vikingas probablemente porque no sobrevivió ningún colono para contarlo. Sea como fuere, este es el único asentamiento vikingo confirmado en América, si exceptuamos el territorio de Groenlandia, y por ello es considerado Patrimonio de la Humanidad y objeto de deseo de los arqueólogos.
Los expertos de Groninga han analizado tres cortes de madera procedentes de tres árboles diferentes, todos ellos realizados en un contexto arqueológico típicamente vikingo. Muestran claras evidencias de haber sido piezas devastadas por espadas de metal (un material que no era conocido por los pobladores arcaicos de la zona) y siguiendo patrones de trabajo encontrados en otros restos de la cultura vikinga.
Sobre esos tres cortes, los científicos han realizado un profundo trabajo de datación física. En concreto ha buscado huellas de radiocarbono que pudieran indicar la fecha en la que fueron realizados.
Se sabe que en el año 992 de nuestra era se produjo una tormenta solar muy masiva. Estas tormentas solares, que son manifestaciones naturales de la actividad cíclica del Sol y que tienen su pico cada 11 años, emiten al entorno del Sol grandes cantidades de plasma y partículas que bañan la Tierra e impactan en nuestro escudo geomagnético.
Hay muchos fenómenos derivados de la interacción del viento solar y el campo magnético terrestre: uno de los más conocidos son las auroras boreales. Pero también se producen cambios en los niveles atmosféricos de radiocarbonos (isótopos radiactivos del carbono). Estas variaciones dejan su huella en los anillos de los troncos de los árboles.
La emisión elevada de radiocarbonos derivada de la tormenta solar de 992 ha sido detectada en anillos de árboles recogidos en todo el planeta y sirve de referencia temporal universalmente reconocida.
Los tres fragmentos de madera encontrados en L’Anse aux Meadows muestran precisamente esa huella en su interior. Los expertos en dendrocronología han podido determinar que la madera fue cortada cuando se habían desarrollado 29 anillos de crecimiento posteriores a la marca de radiocarbono. Es decir, pasaron 29 años desde la tormenta solar hasta que la madera fue cortada. Eso indica que un grupo de vikingos anduvo cortando árboles en Canadá en el año 1021.
El número de expediciones vikingas a América y la cantidad de individuos que participaron sigue siendo una incógnita. Todos los datos parecen demostrar que la aventura extra continental de aquel pueblo fue breve y que el impacto cultural y ecológico de la presencia vikinga resultó muy reducido. Pero si hay restos arqueológicos de que aquellos viajeros pudieron adentrarse algo más Sur de Canadá en algún momento.
Lo que está claro es que, a día de hoy, la primera presencia europea en América puede remontarse con certeza al año 1021, 471 años antes de la llegada de Colón.
Previos relatos de llegada de vikingos al continente quedan sometidos a la incertidumbre. Las Sagas islandesas, los relatos que recogen la crónica de la expansión de los vikingos durante los siglos X y XI son documentos que recogen una cultura de transmisión oral muy poco rigurosa y llena de mitología. Aunque en ellos se especifican algunos encuentros entre europeos y americanos (pacíficos y violentos), no se tiene certeza de ellos.
Estamos, pues, ante la primera evidencia constatable de la antigüedad de esos encuentros.