Historia
Un viaje en el tiempo a Esparta
La magnífica y exhaustiva monografía “Esparta, Ciudad de la virtud y la guerra” (Esfera de los libros) desvela los entresijos de Esparta en la historia
Hay una ciudad en el corazón del Peloponeso que ha criado fama imperecedera: Esparta. A la sombra del enorme Taigeto, donde quiere la tradición que practicaran la virtud guerrera y la pedagogía más cruel desde la más tierna infancia sus ciudadanos, y a orillas del Eurotas, hoy es una tranquila ciudad de tamaño medio que, en principio, no permite sospechar nada de su extraordinario pasado para el visitante desprevenido. Pero aún podemos viajar con la lectura y la imaginación a ese pasado mítico de la gran ciudad que encabezó la liga del Peloponeso, cuyo solo nombre hacía temblar a las filas de los inmortales persas y los hoplitas atenienses y bajo cuyo estandarte de la lambda se cumplieron magníficas proezas bélicas. Y es que Esparta habita en el territorio de la leyenda y en el de la historia a la par como la cuna de los hombres más libres e indomables –pero también inmisericordes y autoritarios–, que jamás hayan existido. Modelo moral para los austeros romanos y para filósofos estoicos pero también para aspiración férrea para regímenes militaristas de todas las épocas.
Dos perplejidades de dos griegos que escribieron sobre Esparta, por más señas dos ciudadanos de la ciudad rival, Atenas, la gran democracia de la época, nos dan una buena idea del halo legendario de la capital laconia. Por un lado, es famosa la cita de Tucídides, en su “Historia de la guerra del Peloponeso” (1.10.2), en la que evoca a un paseante del futuro: si alguien caminara por las ruinas de Esparta en un futuro lejano se quedaría asombrado porque no encontraría los grandes momentos que cabría esperar de una ciudad tan poderosa como fue la que dominara el mundo de su tiempo, prevaleciendo en el conflicto que la enfrentó con la liga encabezada por Atenas (que Tucídides describe con minuciosidad analítica y enorme altura literaria). Por otro lado, la “Constitución de los Lacedemonios” (1.1) atribuida a Jenofonte (por cierto bastante filoespartano como algunos conservadores atenienses) explica fundamentalmente el poderío de Esparta por las costumbres de sus gentes: su grandeza era de origen moral, y acaso también legal. Las míticas leyes que dotara Licurgo a la ciudad capital de Lacedemonia, con su peculiar ordenamiento jurídico, su monarquía dual, su colegio de éforos, sus estrictas reglas, económicas, familiares y militares, fascinaron en su época y fascinan hoy día.
A desvelar los entresijos de Esparta en la historia, pero también la leyenda, se dedica ahora la magnífica y exhaustiva monografía (de casi 700 páginas) “Esparta, Ciudad de la virtud y la guerra” (Esfera de los libros), en la que César Fornis, catedrático de historia antigua en la Universidad de Sevilla. Esta obra, que se me antoja una buena guía para ese viaje con la menta, viene a condensar para el público el producto de 25 años de investigación dedicada a este tema, que han cristalizado en diversas obras anteriores, tanto artículos como capítulos de libros, y entre los que quiero recordar “El mito de Esparta” (Alianza, 2019), que tuve el honor de comentar en estas mismas páginas hace años. La obra de Fornis no tiene desperdicio y constituye en el compendio actual de referencia para el mundo hispanohablante acerca de Esparta. Con una prosa clara y documentada y una estructura sencilla y efectiva, el libro presenta la experiencia histórica de Esparta básicamente en dos grandes secciones, de 4 y 2 capítulos, respectivamente. En la primera se sigue un hilo histórico y diacrónico, que va pasando por las edades: comienza con la época arcaica, con los orígenes de la ciudad en el mundo dorio, y los cimientos que para ella supone la gran Retra o constitución espartana.
Luego se pasa a la época clásica, entre las dos grandes guerras que marcaron el siglo de oro de Grecia: la primera que enfrenta a los griegos contra el imperio multiétnico de los persas aqueménidas, a comienzos del siglo V a.C. (con la alianza entre el mundo dorio y jonio, entre Esparta y Atenas, contra el enemigo común); la segunda, después de una época llamada pentecontecia (los “50 años” de paz armada entre Atenas y Esparta, que van constituyéndose en dos bloques rivales y cada vez más contrapuestos), terminará enfrentando sin remisión a ambas ciudades, por no decir cosmovisiones, y que hará tambalearse los cimientos del mundo griego, marcando el fin de la época clásica. El siglo IV a.C. es algo muy diferente, tratado con detalle con la pérdida de la hegemonía de Esparta ante Tebas y luego ante la monarquía macedónica. Seguidamente, el hilo cronológico lleva a la época helenística, con la subsiguiente pérdida de importancia de la ciudad, desembocando al fin en el dominio romano.
Una segunda parte del libro analiza Esparta desde otra perspectiva, más bien temática y de reflexión conjunta, con un primer capítulo, el 5 en el cómputo global, que se dedica a la sociedad, a la ley, a la educación y a la cultura en Esparta, lo que puede ser llamado el “kosmos” u ordenamiento espartano. El último epígrafe se centra en la génesis del mencionado halo legendario de Esparta en la antigüedad y en cómo, ya en escritores griegos como los citados Tucídides y Jenofonte, pero también posteriormente en los de época romana, como Plutarco y muchos más, Esparta devino también un modelo político y moral sin precedentes. Esto abre la puerta a una recepción amplísima en la posteridad, no solo en el imperio romano, sino mucho más allá, llegando a Prusia, Francia o Rusia. Pero esto ya sería materia de otro libro y, de hecho, lo fue, al ser tratado por la anteriormente citada obra de Fornis, “El mito de Esparta”, que también les recomiendo encarecidamente.
En suma, salta a la vista que, a pesar del abismo que nos separa de la militarista y árida sociedad espartana, aún tenemos mucho que aprender de ella y creo que este libro presenta un resumen clave para entender sus aspectos principales y la relevancia de su peripecia histórica. Por una parte, supone una exhaustiva guía del devenir histórico de esta ciudad-estado, que llegó a convertirse en la potencia dominante del mundo antiguo en la época de esplendor griega. Por otra parte, también tenemos aquí una guía que nos aclara los principales y más polémicos aspectos del mundo espartano: la educación, con su dureza proverbial, el militarismo, el control social y cultural, el dirigismo estatal, la cuestión de la economía, y un largo etcétera. Hay temas tremendamente controvertidos, que incluyen también las crueldades hacia ilotas y mesenios, la eugenesia, la pederastia militarista, la cuestión de las mujeres y otros muchos, que apasionarán al lector interesado en la historia del mundo antiguo y que este autor analiza deslindando mito e historia “sine ira et studio”. Por todas estas razones no puedo dejar de recomendar este viaje en el tiempo a esa “ciudad de la virtud y la guerra”, en una lectura que va a devenir sin duda de referencia en el panorama bibliográfico hispano acerca de la gran ciudad del Peloponeso.