El grupo formado por Willy Barcenas y Anton Carreño tenía un sueño, llenar el Wizink por segunda vez. Y así ha sido, 7 años después 15 mil personas han cantando a pleno pulmón las canciones del grupo madrileño.

Podemos decir que ha llovido mucho desde “Caminito a motel” y "Amos del piano bar”, y es que fue allá por el 2015 cuando empezaron a sonar sus primeros acordes. Llevan 8 años dándolo todo en los escenarios y han conseguido quitarse en gran medida la etiqueta de “grupo cayetano/pijo de Madrid”. No son una “moda pasajera” y han luchado por estar donde están. Lo demuestran hoy colgando por segunda vez sold out en el Olimpo de cualquier artista del panorama nacional.

“Es el disco más loco de los que hemos hecho, sin lugar a dudas”, así presentaba Taburete “Matadero 5”, cuyo título está inspirado en la novela satírica de Kurt Vonnegut. Con su lanzamiento, el grupo sorprendía a sus seguidores con nuevos sonidos y colaboraciones inesperadas. Unas canciones con un toque bastante diferente a lo que nos tienen acostumbrados, pero que desprenden buen rollito y ganas de darlo todo.

La noche arrancó con “Cuando se apaga la luz” y cerró con “Caminito a motel”, dejando entre medias grandes canciones como “Belerofon”, “Kaiserlautern”, “Hasta desmayarnos”, “El fin”, “Entre tus piernas”, “Mamá”, “Penúltimo beso”, “Abierto en vena”, “La discoteca” o el temazo que no puede faltar en ninguna fiesta, “Sirenas”.

Sin olvidarnos de las actuaciones sorpresas de Café Quijano con “Salto al vacío”, “Nostalgia” junto al gran José Mercé y la sorpresa de la noche, Sofía Ellar acompañando la canción “Brindo”.

El Wizink vibró, gritó y sintió “la joda”. Un público entregado y un Taburete inagotable en casi dos horas de concierto.

El grupo demostró una vez más ser música, además de familia. Se quieren y eso se siente. Y como bien reza el lema de su último álbum: “Mátame mañana, déjame vivir esta noche”.