Sección patrocinada por sección patrocinada

Lecturas

Los libros de la semana: de las memorias sufridas en un gulag a la versión «woke» de «Los Cinco»

Otra de las novedades que aterrizan esta semana en las librerías es «La metamorfosis del sabueso», de Horacio Castellanos Moya

La actriz Tamara Petkévich nació en 1920 en San Petersburgo
La actriz Tamara Petkévich nació en 1920 en San Petersburgo LR

«Memorias de una actriz en el gulag», de Tamara Petkévich ★★★★

«Nos habían robado la vida. ¿Quién? El Estado soviético»

Estamos ante un libro impresionante llamado a ser un referente ineludible en la literatura sobre los escalofriantes gulags rusos

Por Toni MONTESINOS

Si alguien se distinguió por haber logrado convertir su obra narrativa en una demostración de la realidad psicótica de la URSS, ese fue sin duda el gran escritor Alexandr Solzhenitsin: estuvo un total de once años en un campo de concentración por atreverse a cuestionar la censura rusa, y ello cristalizó en la trilogía «Archipiélago Gulag 1918-1956», sobre su experiencia en la cárcel soviética y su testimonio de infinidad de torturas, apoyándose en entrevistas a doscientos veintisiete supervivientes.

El libro impactó al mundo al ver cómo el sistema estalinista destrozó a tantos millones de personas, incluidos muchos simpatizantes de la propia Revolución bolchevique y el Partido Comunista. Tal cosa ocurrió con la familia de Tamara Petkévich (San Petersburgo, 1920), cuyo padre fue visto como un «enemigo del pueblo».

Esto derivó a que esta mujer, fallecida en el año 2017, fuera detenida, durante su etapa como estudiante de Medicina, acusada de actividad contrarrevolucionaria y condenada a siete años de gulag, en Kirguistán, y más tarde en la República de Komi. Este cruel destino lo cuenta de modo formidable en «Memorias de una actriz en el gulag» (traducción de Alexandra Rybalko Tokarenko), que vio la luz en 1993. Y es que durante su encarcelamiento se aficionó al teatro, hasta tal punto que cuando finalmente fue liberada se dedicó al mundo de la interpretación. Se trata de un testimonio de importancia capital para entender, desde 1920, el calvario de la protagonista, cuyos padres se salvaron de milagro de un pelotón de fusilamiento.

Hambre y calamidades

Es, además, un libro precioso para conocer cómo era la vida durante aquel tiempo en una casa acomodada gracias a las dotes de observación de Petkévich; para ver cómo fraguaba el ambiente de represión entre la sociedad; y también conocer los destierros y la colectivización de la propiedad agraria, que llevó al arresto o ejecución de un gran número de campesinos ricos o «kulaks».

Y, por supuesto, para conocer desde dentro los terribles campos de trabajo y el gulag donde la autora padeció hambre y calamidades y que podía resumirse en una elocuente frase de la página 218: «¡Nos habían robado la vida!». ¿Y quién lo había hecho?, se preguntaba, y la respuesta no era otra que «¡El Estado, las autoridades!»

▲ Lo mejor

La capacidad de la autora para rememorar vívidamente a aquellos que la rodearon

▼ Lo peor

Es de tal envergadura que sólo cabe aplaudir que haya llegado ya a nosotros

«El primero en morir», de James Patterson ★★★

Una versión «woke», liviana e inverosímil de «Los Cinco»

Esta obra es la única escrita en solitario por James Patterson y su trama resulta tan ligera que el argumento parece como de un tebeo

Por Lluís FERNÁNDEZ

El novelista norteamericano James Patterson es un crack de ventas y producción masiva. Él mismo es una factoría de ficción: sus numerosas novelas en serie –la más famosa y personal es la del detective negro Alex Cross– las escribe en equipo con otros autores. De ahí su abundante y exitosa producción. Una de las más populares es la serie de «El club de las mujeres contra el crimen», dos de ellas concebidas en colaboración con Andrew Cross y las diecinueve restantes junto a Maxine Paetro.

«El primero en morir» es la única escrita por el autor en solitario. Se supone que para marcar el estilo, definir a los personajes y repartir el trabajo de estas cuatro mujeres conjuradas contra el crimen: una policía, una médica forense, una fiscal y una periodista. Un equipo que trabaja unido pero a su bola, sin importarles las consecuencias legales que su unión pudiera acarrear a los casos investigados en comandita.

La operación comercial dio en la diana. Su trama es liviana como la gomaespuma. Las mujeres unidas por la sororidad son como «Los Cinco» de Enid Blyton pero en «woke». Dos sentencias lo acreditan: «Éramos mujeres inteligentes, atractivas y poco dispuestas a aguantar gilipolleces. Algún día mandaríamos». «No estamos mal para ser trabajadoras obstaculizadas por los prejuicios de género».La novela es tan ligera que las paginas se pasan solas. El argumento es como de un tebeo y la verosimilitud, ¿a quién le importa?

▲ Lo mejor

La astucia con la que el autor engatusa al lector con capítulos cortos y literatura simple

▼ Lo peor

El esquematismo narrativo, tan liviano e inconsistente que se lee sin mirar

«La metamorfosis del sabueso», de Horacio Castellanos Moya ★★★★★

Castellanos Moya, una historia de violencia y literatura

El escritor rubrica un libro excelente que aúna pulso literario y reflexión alrededor de los escritores y la realidad social

Por Diego GÁNDARA

Algo tienen los dictadores para que cuenten con el apoyo de una parte de la población, al menos, cuando llegan al poder. El problema para el dictador viene después, cuando deben mantener ese apoyo popular, y, si no, esa apariencia de aliento social. Esta cuestión la trata con solvencia y amenidad Frank Dikötter en su nuevo libro. La clave, dice, está en establecer un culto a la personalidad; esto es, en que la persona del dictador se convierta en algo sagrado, cuyo desprecio o indiferencia sea motivo de cancelación o un delito perseguible, como fueron los casos de Stalin y Mao. Esto supone, cuenta Dikötter, una estrategia propagandística para vincular la imagen del dictador con los proyectos nacionales e inundar todo con su imagen y su nombre.

El objetivo es mostrar al tirano como un salvador, un constructor de países, y así legitimar su dictadura. El modelo sería Mussolini. El camino es conocido: buscar la legitimidad política en el progreso económico y social, al igual que en China. Pero, del mismo modo, para que el relato sea eficaz hay que infundir miedo. El pueblo solo obedece si el mando transmite pánico, para lo cual hay que censurar, castigar, encarcelar y asesinar de forma arbitraria. La represión, escribe Dikötter, es por temor al pueblo, como le pasó a Ceaucescu.

El genocida etíope

El autor repasa este modelo en ocho dictadores del siglo XX. Además de los citados, encuentra paralelismos en Hitler, el norcoreano Kim Il-sung, el haitiano Duvalier, más conocido como «Papa Doc», y el menos conocido Mengistu, dictador de Etiopía y condenado por genocidio. También hay un recado para los intelectuales que viven en democracia cuando hablan de su atracción por los dictadores. Separados de su mundo libresco se enamoran del proyecto del tirano en su ansia de conseguir el «mundo perfecto». Por eso se ha producido la exaltación del tirano, y que hablen de estalinismo o maoísmo, de la palabra del dictador como una verdad revelada. Quedan fuera del libro, dice Dikötter, otros dictadores como Franco y Castro, que son variaciones del mismo tema. En definitiva, una obra interesante que muestra la vulnerabilidad y manejabilidad de la mentalidad popular.

▲ Lo mejor

La claridad y sencillez con que abordan temas tan candentes como la violencia

▼ Lo peor

No hay nada negativo, pocos autores son capaces de aunar su obra narrativa con la ensayística

«Los de Bilbao nacen donde quieren», de María Larrea ★★★★

Las cartas del tarot que descubrieron el robo de niños

María Larrea debuta con una novela de corte autobiográfico en la que indaga en sus orígenes mientras descubre que fue una niña adoptada

Por Jesús FERRER

Siempre impresiona la madurez de una primera novela; es el caso de «Los de Bilbao nacen donde quieren», de María Larrea (Bilbao, 1979), quien plasma en este libro emotivas vivencias propias. A sus 27 años descubrió que había sido adoptada de manera ilegal; a partir de aquí, indagando en sus orígenes, se adentrará en el mundo de los orfanatos españoles. Al ser madre, se activará esta historia de oscuros secretos y crueles mentiras. Resulta curioso el desencadenante de la historia, al asistir la protagonista a una sesión de tarot y desvelarle la vidente que quienes cree no son sus progenitores. Superando el inicial escepticismo, irá atando cabos hasta llegar a la verdad.

Esta búsqueda de la identidad personal, con sorprendentes giros de la trama, conmueve por la valentía de su planteamiento autobiográfico y la sólida denuncia del robo de niños. Este vergonzoso tráfico de seres humanos que llevará a la protagonista a una tormentosa adolescencia, pasada la cual incurrirá en un marcado desacomodo entre la sociedad francesa a la que emigró y el Bilbao en que nació. Su hijo supondrá una catarsis: «Le ayudaba a dar sus primeros pasos, con su mano apretada en la mía. Mi hijo me hacía aguantar en pie. Lo que había aprendido desde mi infancia se estaba desmoronando en un momento en que yo tenía que enseñárselo todo a él». Esta circunstancia y la indagación en el pasado devendrá en una emancipación: «Seré lo que quiera ser. Seré novelista, seré lo que escriba, escribiré lo que era». Intención totalmente conseguida con esta espléndida novela.

▲ Lo mejor

El tono testimonial con el que la protagonista descubre su auténtica identidad

▼ Lo peor

Poco reseñable aquí, ya que se trata de una novela de audaz contenido autobiográfico