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Los libros de la semana: entre la ficción de Zambra y el género negro francés

Entre las novedades literarias de esta semana también se encuentran títulos como «Escuela de escritura», de Mercedes Abad, o «El círculo de Viena», de Karl Sigmund
Anagrama

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«Literatura infantil», de Alejandro Zambra ★★★★★
Alejandro Zambra, la ficción como un viaje de la realidad
El escritor glosa en este conjunto de textos todo el mundo que ha marcado la experiencia tanto de su trayectoria vital como la literaria
Por Diego Gándara
La paternidad, las relaciones filiales, los complejos y complicados vínculos entre padres e hijos, que tanto han nutrido la literatura, desde las coplas de Jorge Manrique hasta la perenne carta al padre de Kafka, es un tema que a pesar de los años no se agota, aunque siempre vuelve a renovar su voz con un nuevo canto. Un canto audaz y diferente como diferente y audaz es la experiencia propia, particular. No sólo la experiencia universal y personal de ser padre, sino también la ser, o la de haber sido, un hijo. En «Literatura infantil», el escritor chileno Alejandro Zambra (Santiago, 1975) traza, en catorce textos ejemplares que pueden leerse como relatos o como dietarios o como ensayos narrativos, el mapa de su vida cotidiana y de su paternidad, desde el nacimiento de su hijo y la llegada a casa y a un futuro incierto hasta los encuentros y desencuentros con con los padres de otros y, claro, con los otros padres. Y lo hace, además, en un cruce hermoso y feliz en el que se dan cita la lectura, la lectura, los libros y, cubriéndolo todo, la literatura. «Literatura infantil» es un título que primera vista puede resultar engañoso, pero lo cierto es que no hay engaño sino que el título está cargado de un nuevo sentido. Porque no se trata de la literatura para niños, sino de cómo la vida y la literatura de un escritor cambia y reconfigura con la llegada de un hijo. Todo, parece indicar Zambra, se resignifica. Incluso la literatura infantil. Incluso nuestro lugar como hijos.
La derrota
«Ser padre consiste en dejarse ganar hasta el día en que la derrota sea verdadera», escribe Zambra. Una idea que el autor de «Bonsái» ya ha deslizado en otros de sus libros y que ahora atraviesa los catorce textos que constituyen «Literatura infantil» y que fueron escritos, en palabras de Zambra, en «estado de apego». Un estado que implica estar en un estado de alarma permanente, pero, también, en medio de una alegría serena, con la consciencia de que algún día llegará, inevitablemente, la derrota.
Lo mejor
Un viaje lento y profundo, muchas veces íntimo, hacia el fondo de los vínculos familiares
Lo peor
No hay nada en este libro que merezca ser cuestionado. La edición es exquisita
«Escuela de escritura», de Mercedes Abad ★★★★
Esperanzas y fracasos que conlleva el oficio de escritor
Mercedes Abad reflexiona en esta novela sobre el poder de la literatura, su relación con la realidad y la importancia de leer
Por Jesús Ferrer
Mercedes Abad irrumpía en los ochenta con una transgresora novela erótica, «Ligeros libertinajes sabáticos», con la que se erigía en representante de una escritura de original desinhibición y rupturista expresividad. A este éxito le seguirían otras obras que afianzaban su interesante trayectoria literaria. Una mordaz ironía, sorprendentes giros y crítico retrato costumbrista constituyen los referentes de un estilo propio, nada complaciente con modas estéticas o convenciones culturales. «Escuela de escritura» arranca con una mujer leyendo una novela en voz alta ante la sepultura de una amiga. Tras un celebrado libro inicial y algunos fracasos posteriores esta protagonista dirige un taller de escritura; la difunta era una destacada alumna del mismo y había comenzado una novela que su profesora se dispondrá a acabar. Esta fábula sobre la fuerza de la literatura trasvasando la muerte parte de la obsesión por la comunicación artística, la supremacía de la ficción sobre la realidad, y la evidencia de que narrar –y leer– es una eficaz forma de conocimiento. Los alumnos de esa escuela literaria, de variada tipología, engreídos, vacilantes, taciturnos, son un muestrario de las expectativas y frustraciones del oficio de escritor, siempre entre el reconocimiento o el fracaso, el entusiasmo y el desaliento. Una intrigante subtrama incentiva el interés de esta historia, donde se juega hábilmente con el protagonismo del lector, los engaños de la escritura y el poder de la ficción.
Lo mejor
El acentuado influjo de la literatura en la vida de los protagonistas
Lo peor
Nada de particular, ante una novela que responde plenamente a sus objetivos
«El círculo de Viena», de Karl Sigmund ★★★★
El Círculo de Viena, entre la filosofía y el azote del nazismo
Se edita una biografía coral en torno a las vidas de de estos pensadores que influyeron poderosamente en la ciencia y la filosofía
Por Toni Montesinos
En 1924, Moritz Schlick, Hans Hahn y Otto Neurath se unieron en Viena con el objetivo de fundar un círculo filosófico. El primero se dedicaba a la filosofía, el segundo era matemático y el tercero, un reformista social. Lo cuenta Karl Sigmund en «El sueño del Círculo de Viena» (traducción de David León), que nos introduce en un grupo que cada jueves discutía sesudos asuntos científicos o metafísicos. El autor conoce el terreno, pues es profesor de Matemáticas en la Universidad de Viena y uno de los pioneros de la Teoría evolutiva de juegos. El Círculo de Viena llegó a escribir un manifiesto y propuso «crear un sistema filosófico basado por entero en la ciencia sin discursos intelectualoides de profundidades insondables ni oscurantismos ultramundanos». Para ellos, el hombre era la medida de todas las cosas. Por tanto, tan importante era la referencia de Albert Einstein como de un matemático como David Hilbert o un filósofo como Bertrand Russell. Sigmund va contando cómo se fueron añadiendo el filósofo Rudolf Carnap, el matemático Karl Menger o el lógico Kurt Gödel, hasta que «el Círculo de Viena se convirtió enseguida en el centro mundial del movimiento llamado empirismo lógico, de modo que no faltaron pensadores de relieve que recogieran el testigo de sus debates en Praga, Berlín, Varsovia, Cambridge y Harvard».
Antisemitismo
Un aspecto interesante es ver cómo el ambiente sociopolítico se vuelve más intimidante por el antisemitismo y el nazismo. Y es que no faltaron episodios trágicos, como el asesinato que sufrió en 1936 Schlick, en manos de un antiguo alumno en la universidad, o penosos exilios o huidas. Pero entonces, tras la Segunda Guerra Mundial, el Círculo tendría una revitalización y su influencia volvería a ser destacada en campos que llegan hasta hoy en torno a los algoritmos o programas informáticos.
Lo mejor
Cómo se explica que el Círculo quiso reformar la sociedad de pies a cabeza
Lo peor
Se necesita un lector que guste de la filosofía y ciencia y del periodo de entreguerras
«Lucía», de Bernard Minier ★★★
Minier, el maestro del género negro francés salta a España
El novelista inicia una saga policiaca ambientada en Salamanca, con una dura protagonista femenina y un asesino en serie
Por Lluís Fernández
Este archifamoso autor francés es conocido en España por «No apagues la luz» (2015) y «Una maldita historia» (2019). Su éxito en Francia no se corresponde con su escasa popularidad en nuestro país. Minier es un enamorado de España y lo demuestra en «Lucía», cuya acción transcurre en Salamanca y la protagoniza una mujer policía, teniente de la OCU de la Guardia Civil, llamada Lucía Guerrero. Estereotipo de la aguerrida, rebelde, testaruda, irascible e individualista detective de novela policíaca de misterio. Como muchas de las novelas de Bernard Minier, su tendencia es superar el clásico «polar» por un embrollado folletín, entre «Fantomas» y «Los Cinco» de Enid Blyton. Un estilo que le ha proporcionado numerosos fans, pero que no resiste un análisis crítico. Lo suyo son los golpes de efecto, las persecuciones por los tejados y una trama tan simple como el asesino en serie, cuya firma y la «pose» –su puesta en escena imitando cuadros clásicos inspirados en «Las metamorfosis» de Ovidio–, lo emparentan con los tópicos asesinos que «instalan» a sus víctimas.Los guiños literarios y fílmicos son continuos. El colaborador de la teniente es un catedrático de Criminología y Criminalística de la Facultad de Derecho de Salamanca que capitanea un grupo de informáticos que trabajan en un algoritmo para detectar asesinos. Apartando la hojarasca de esta intriga rocambolesca, la novela trata de descubrir a este asesino múltiple tan culterano como inverosímil. La trama deja sin aclarar una madeja de cabos sueltos. En sus inicios, Minier lo hacía mucho mejor.
Lo mejor
Los lectores que son adictos a Minier lo pasarán en grande con «Lucía»
Lo peor
El desparrame folletinesco marca de la casa Minier, que hace perder fuelle al libro

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