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Literatura

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Libros de la semana: de la última obra de la Premio Nobel, Olga Tokarczuk al western literario de Jon Bilbao

Las novedades editoriales también incluyen "Castillos de fuego", de Ignacio Martínez de Pisón o la retadora propuesta de Colin Dexter, "El último autobús a Woodstock"

La escritora ha creado una obra monumental y de un enorme pulso literario
La escritora ha creado una obra monumental y de un enorme pulso literarioArchivo

"Los libros de Jacob" ★★★★★: El hereje judío que creía que el fin del mundo estaba aquí

La Premio Nobel de Literatura, Olga Tokarczuk publica una gran novela histórica que demuestra por qué es merecedora del galardón

Por Diego Gándara

Hay novelas que son novelas grandes de verdad. Grandes, en el mejor sentido de la palabra: en un sentido literario y también en un sentido real, pues se trata de novelas que superan las mil páginas y que ofrecen, en su ambición, un mundo tan vasto como imaginario y construido a través de escenas y de voces, de tramas y de historias, de diálogos y de personajes y de lugares diversos que terminan mostrando, en definitiva, la grandeza y la miseria de la vida misma. «Los libros de Jacob», de la escritora polaca y Premio Nobel de 2018 Olga Tokarczuk, es en ese sentido, una novela grande o, mejor dicho: una gran novela.

Una obra maestra y ambiciosa de más de mil páginas que se mueve alrededor de la vida de Jacob Frank, un joven judío que en la segunda mitad del siglo XVIII se autoproclamó como Mesías y generó un movimiento herético judío que creía que el fin de los tiempos había llegado y que, por lo tanto, la moral de la época debía ser abolida. Así, a partir de este personaje extraño y real, cuya vida además está profusamente documentada, Tokarczuk compone un novela monumental y ambiciosa. Una novela de novelas que se muestra como un mosaico y en la que se entremezclan la épica, la sátira, la historia, la filosofía, la historia, la teología y que recorre Europa desde las aldeas campesinas en la frontera entre Rusia y Ucrania hasta las corte de los Hasburgo y los palacios de Viena o Varsovia.

Iconoclasta y carismático

Pero la novela no reproduce una crónica de la vida de Frank, sino que muestra, con vivos detalles, cómo eran los tiempos en los que vivió este personaje iconoclasta y carismático y cómo era la vida de sus muchos seguidores. Todo, además, plasmado en una estructura abierta, que conecta unas historias con otras como si se tratara de pequeñas constelaciones que muestran, en conjunto, el movimiento perpetuo de la vida. Una novela total y ambiciosa que reconstruye, con exquisito lujo de detalles y una envidiable destreza narrativa, una época que ilumina, desde la distancia, nuestro incierto presente..

▲ Lo mejor

Las escenas y voces, cuadros, fragmentos e interpolaciones de los seguidores de Jacob

▼ Lo peor

Las páginas están numeradas a la inversa, pero es un homenaje a la literatura hebrea

"Araña" ★★★★: Un Western literario con crítica social vigente

Jon Bilbao publica una novela aventurera en la que recupera algunos personajes y en la que hay claros guiños a nuestra actualidad

Por Jesús Ferrer

Jon Bilbao ha sabido aportar a la actual narrativa española una original variedad de temas y géneros, donde se amalgaman el western apocalíptico, el terror distópico, la ficción fantástica y el relato visionario; todo reflejo metafórico de una incisiva crítica social. Con sus libros «Basilisco» (2020) y «Los extraños» (2021) confirmaba una valiosa trayectoria anterior, marcada por la elaborada prosa y una excelente estructura argumental.

En «Araña» recupera a personajes de esas obras, en especial a John Dunbar, trampero, buscador de oro y veterano de la Guerra de Secesión, conocido como «Basilisco», quien guiará una expedición de colonos en busca de un ignoto Paraíso de los Hombres, territorio que excluye a las mujeres pretendiendo una quimérica Arcadia. En otro plano temporal, en ambientes actuales, hallamos a Jon, un padre de familia que le cuenta a sus hijos historias de ese pistolero, al tiempo que recorren el estado de Nevada en busca del mítico Far West.

Desfilan por estas páginas atrabiliarios personajes como los integrantes de la banda Los Que Ríen; el solitario Virgil Canton, alias el Hermano; el inquietante Grouard, un tipo con maneras de predicador; los omnipresentes dioses de la violencia, Plomo y Pólvora; o la Araña, determinante presencia. Seres de sorprendente configuración y no menor efectismo argumental. Entre peripecias de calculada excentricidad se desarrolla una trama aventurera, que combina la ensoñada ficción con la cercana realidad..

▲ Lo mejor

Que nos habla de todo aquello que se ha transformado en nuestros fantasmas cotidianos

▼ Lo peor

O no: el desasosiego que produce enfrentarnos con nuestras heridas interiores

"Castillos de fuego" ★★★★: Una desolada mirada al Madrid de la posguerra

Ignacio Martínez de Pisón reconstruye en una gran historia el ambiente moral, social y de convivencia que existía entre 1939 y 1945

Por Jesús Ferrer

En los años cincuenta le preguntaron a Ignacio Aldecoa, uno de los mejores novelistas del realismo crítico, sobre qué pretendía con su narrativa y contestó que reflejar cómo vivían «las pobres gentes de España». Ignacio Martínez de Pisón está en esa línea de reflejar a los depauperados estratos sociales, que tienen mucho de impuesta pobreza moral y sobreviviente cotidianidad. Con «Castillos de fuego» se adentra en la posguerra española con una estructura, personajes y argumento que recuerdan a «La colmena» de Cela.

Un amplio protagonismo coral incluye a desvalidos seres como Basilio, profesor universitario atemorizado por un proceso de depuración política; Valentín, capaz de cualquier cosa por redimirse de su adscripción izquierdista; Alicia, taquillera de un cine que será despedida por un asunto amoroso; o Eloy, un joven que pretende que se indulte a su hermano condenado a muerte. Buscavidas, estraperlistas, delatores o precarios empleados, supervivientes todos en un oscuro tiempo histórico. El desencanto de las ilusiones, las nulas expectativas, la miseria moral y la forzada iniquidad pasean por estas páginas mostrando lo mejor y lo peor de la condición humana. Novela de aliento galdosiano, que habría admirado Baroja y fascinado a Delibes, se inscribe en un realismo crítico de cuidada prosa, detallada ambientación, conseguidos personajes e incisiva denuncia de sus injustas penalidades.

Resulta impecable la reconstrucción de época, desde el olor de los guisos al folclore musical, pasando por los usos y costumbres de aquellos años. En breves y acertados rasgos descriptivos se presentan significativas situaciones: «Seguramente porque lo utilizaban muchos campesinos de las afueras, el tranvía arrastraba constantemente un tufo a hortalizas rancias y frutas pochas. A la altura de Ciudad Lineal subieron dos policías de paisano, que empezaron a pedir la documentación». Una muy interesante obra sobre aquellos sombríos días del pasado..

▲Lo mejor

La acertada recreación crítica de ambientes, situaciones y personajes

▼Lo peor

Nada relevante en este sentido dada la conseguida excelencia de esta obra

"El último autobús a Woodstock" ★★★: ¿Leerán este libro quienes defienden la cultura woke?

El escritor Colin Dexter crea para esta serie a un inspector que hoy en día desafía todos los estereotipos que trata de imponer la cultura woke

Por Lluís Fernández

De cómo la corrección política puede distorsionar la lectura de una novela. En «El último autobús a Woodstock», que inaugura la serie sobre el inspector Morse, llama la atención el comportamiento un tanto «salido» del protagonista con las mujeres. Tildarlo de machista sería exagerado e injusto. Morse es irascible, cabezota, autoritario y maleducado con su subordinado Lewis. Tipología que correspondía a un tipo de investigador informal que manifestaba su deseo de ligar utilizando chistes poco afortunados. Incluso los personajes secundarios, cultos profesores de Oxford como él, ponen en duda las violaciones con chascarrillos.

La novela fue escrita en 1971 y publicada en 1975, años de contracultura y liberación de la mujer, que en poco afectó al intelectual de clase media. El desagrado que puede provocar en la generación woke resulta inadecuada por dos razones: porque pertenecen al ámbito de la ficción, a la psicología de los personajes –el autor refleja su época– y porque no debe juzgarse el pasado con la ideología del presente.

Sorprende la capacidad de Colin Dexter para manipular al lector con una trama intrincada, repleta de pistas falsas y giros que enredan la intriga policial en demasía. Morse usa su intuición en interminables monólogos. Desencripta mensajes inverosímiles y encaja las piezas con una lógica «ad hoc». Engaña sin descanso al lector, que ocupa el lugar del perplejo ayudante Lewis, obligado a aceptar su menosprecio. Era el estilo del detective desinhibido de la novela inglesa con tramas no muy elaboradas y previsible final..

▲Lo mejor

La impertinencia y el desparpajo sexual de los que hace gala el inspector Morse

▼Lo peor

Sobre todo, la endeble y enrevesada trama criminal que sostiene la novela