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César Pérez Gellida gana el Premio Nadal con una novela negra

El escritor obtiene el galardón literario, organizado por Destino, con la obra «Bajo tierra seca», un thriller rural a principios del siglo XX

César Pérez Gellida, uno de los grandes nombres de la literatura policíaca, se alzó ayer con el Premio Nadal durante la tradicional velada literaria organizada por Ediciones Destino en un céntrico hotel barcelonés. Con la novela «Bajo tierra seca», Pérez Gellida consigue que el género negro regrese a este galardón literario, dotado con 30.000 euros. Así lo decidió el jurado que en esta ocasión estuvo formado por Inés Martín Rodrigo, Care Santos, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello y Emili Rosales.

La obra merecedora del Nadal nos traslada a la Extremadura de principios del siglo pasado, pero es una Extremadura profunda y llena de misterio, con aroma policial. Todo ello gracias a un personaje muy peculiar, una viuda seductora que marca el camino de todos aquellos que se cruzan a su paso. Sin embargo, un día, tras el incendio que tiene lugar en su hacienda, desaparece. Ese es el punto de partida de este relato de un autor que hasta ahora había hecho la práctica totalidad de su carrera en el sello Suma de Letras.

Pérez Gellida es hoy uno de los autores más leídos y seguidos del género y todo ello gracias a un trabajo que suele ser muy preciso tanto en el detalle como en el realismo, especialmente en todo aquello que tiene que ver con la criminología y las técnicas forenses. Es ese factor el que ha hecho que tenga reconocimientos como la Medalla de Honor de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses.

El ganador del Nadal, nacido en Valladolid en 1974, llegó a la literatura tras hacer un largo camino. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid y máster en Dirección Comercial y Marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid, en un primer momento desarrolló su carrera profesional en distintos puestos de dirección comercial, marketing y comunicación. Sin embargo, en 2011 decidió dejarlo todo para dedicarse al mundo de la narrativa. Lo hizo con la novela «Memento mori», una historia que transcurre en su ciudad natal y que es la carta de presentación del inspector de homicidios Ramiro Sancho y que emprende una investigación por el asesinato de una joven ecuatoriana a la que le han mutilado los párpados y en cuyo cuer­po han encontrado unos versos amenazantes. Lo sorprendente del relato de Pérez Gellida es que la historia policial está narrada desde el punto de vista del asesino empleando un lenguaje que podría calificarse como de corte cinematográfico.

«Memento mori» fue el pistoletazo de salida de la trilogía titulada «Versos, canciones y trocitos de carne» y de la que también forman parte «Dies irae» y «Consummatum est» y con el inteligente y literario asesino en serie Augusto Ledesma como hilo principal de la serie.

Pero Ramiro Sancho, el antihéroe de Pérez Gellida, volvió a la vida de la tinta y el papel con otra nueva trilogía, contestando de esta manera al interés que los lectores seguían teniendo tanto en el personaje como en la impactante manera de narrar que ha logrado construir el ganador del Nadal. Es lo que pasa en la serie «Refranes, canciones y rastros de sangre», que inicia su andadura de la mano de «Sarna con gusto» en la que el escritor intenta narrar los hechos, en este caso la desaparición de la hija de un importante empresario, desde una perspectiva de 360 grados.

Con César Pérez Gellida, como ya se ha indicado, regresa lo policial, lo negro a este histórico premio literario. El escritor vallisotelano toma el relevo a Guillermo Martínez, Víctor del Árbol y Lorenzo Silva, todos ellos ya consagrados como nombres de referencia en esta literatura.

«Bajo tierra seca», presentada a concurso como «Orquídeas negras» con el cinematográfico seudónimo de Keyser Söze, es también de alguna manera una ruptura con lo que estaba haciendo hasta ahora el nuevo Premio Nadal. Hasta la fecha, sus trece novelas estaban muy enraizadas a la actualidad, con algún salto a los años ochenta. Con esta obra se adentra en un tiempo muy lejano, a unos cien años atrás, con un escenario que no es el frecuente para un escritor muy urbano como es ahora la Extremadura rural de principios del siglo pasado.

La obra triunfante en la edición ochenta del Premio Nadal destacó entre las 824 obras, procedentes de España y de todo el mundo. El thriller se impuso en un año en el que también se presentaron a este legendario galardón libros con un trasfondo feminista, además de abundar también otras propuestas literarias situadas en el presente y de corte intimista.

Todo ello en el año en el que se cumplen ocho décadas del triunfo de una jovencísima Carmen Laforet con su inolvidable «Nada» y del fracaso de César González-Ruano que conspiró sin éxito para que se lo regalaran.