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Premio Nadal: De «Nada» a Tarantino

El galardón cumple ochenta ediciones desde que en 1944 lo ganara Carmen Laforet
Carmen Laforet en la época en la que ganó el Premio Nadal con "Nada"
Carmen Laforet en la época en la que ganó el Premio Nadal con "Nada"La Razón

Barcelona Creada:

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El Nadal cumple ochenta ediciones desde aquel 1944 en que lo ganó Carmen Laforet con «Nada». Tal vez ninguna novela desde entonces haya tenido mejor título. «Ahora sé que la nada lo era todo», como dejó escrito José Hierro en ese poema que es un látigo por ser tan imbéciles. Anoche, tres ganadores del premio eligieron su novela preferida de todas las ediciones del galardón. Inés Martín Rodrigo, que se llevó el trofeo hace dos años con «Las formas del querer», una manera de hacer literatura sin artificio ni pirotecnia vacua, eligió a Ana María Matute por su «Primera memoria», del año 59; Manuel Vilas, que fue el primero el año pasado con «Nosotros» se decantó por Miguel Delibes y «La sombra del ciprés es alargada», del año 47, y Najat El Hachmi, autora de «El lunes nos querrán» apuntó a Laforet y su «Nada». Cómo contradecir a que todo ha cambiado y cómo no asegurar que, al cabo, todo ha sido «Nada», el comienzo de una andadura literaria de las que hacen época, con todo su bordado sin que se note. Laforet se hizo un Balenciaga, que fue contemporáneo suyo, o lo que hoy llamarían un «lujo silencioso». Así, con el lazo con el que corresponde hacerse con el 80 premio Nadal, pasamos al ganador de este año.
César Pérez Gellida sabe que en el ambiente hay un olor sanguinolento que lo invade todo. La novela negra, digamos, es también un reflejo de lo que el espejo nos devuelve y de lo que se esconde en las alcantarillas por las que pisamos. De Pérez Gellida se puede ver ahora la adaptación de «Memento Mori» en Amazon Prime, pero antes, y después, ya dejó una huella roja en «Nos crecen los enanos» (2022) o «Astillas en la piel» (2021). La novela negra nos retrata al revés. Por eso es tan interesante y por eso se ha convertido en un género de culto: culto en cuando a cultura, no solo en referencia al gusto de las masas.
En el argumento de «Bajo tierra seca» se intuye que hay una querencia por el cine. Un Tarantino que de repente se para en un tren de Extremadura (donde sucede la acción de la obra ganadora) y empieza a verter testosterona y hemoglobina. Quién sabe si la novela no llegará al cine. Un western en Zafra, en la Extremadura de principios de siglo, suena mejor que un viaje a la España negra de cuando Las Hurdes. Es tanto el amor cinematográfico que el autor se presentó con el seudónimo de Keyser Soeze, el papel que interpretaba Kevin Spacey en «Sospechosos habituales». Un cancelado en la lista ganadora. Más que interesante. Habrá que preguntar al autor por esta muestra de irónica maldad.
La velada del Nadal no fue un encuentro negro como de novela de Agatha Christie, pero sí que siguió con las reglas de la tradición, como lo hubiera hecho la dama del misterio. Una cena literaria de alcurnia, la primera del año, en el Palace de Barcelona, en el que los escritores se fueron acomodando como para un tiroteo de palabras. Me pareció ver, entre otros, a Pere Gimferrer, Víctor del Árbol, Alicia Giménez Barlett, Jordi Amat, Víctor Amela y Juan Luis Arsuaga, que ya sabía cómo se la gastaban nuestros ancestros a la hora de saldar cuentas pendientes. La sangre nos ha acompañado desde que nacimos, ¿verdad César?
Con la justa información recibida, a la espera de leer la obra a partir del 7 de febrero, no me cabe duda de que el autor ha dado un paso más allá y ha buscado una clara voluntad de estilo por el pasillo negro en el que nos perdemos.