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Vicente Vallés gana el Premio Primavera de Novela

El periodista obtiene el premio por “Operación Kazán”, su debut en la ficción

El periodista Vicente Vallés ha ganado el Premio Primavera con la novela “Operación Kazán”, una trama de espionaje que recorre gran parte del siglo XX y el XXI, y en el que están implicados el KGB, la CIA y el CNI. El argumento arranca en 1922, en la ciudad de Nueva York. Ese año nace un niño que los servicios de inteligencia soviéticos consideran una oportunidad para ellos. La vida de ese muchacho recorrerá el periodo de entreguerras, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín y llegará hasta el colapso de los regímenes comunistas en la década de los noventa de la centuria pasada y la actual injerencia rusa en las democracias occidentales. “Las circunstancias cambian, pero los intereses continúan siendo los mismos para Estados Unidos y Rusia. Los dos países se han enfrentado a lo largo del siglo XX. Las dos naciones quieren ser hegemónicas. Y eso no ha cambiado. A lo largo de esta relación ha habido picos y valles, momentos en los que se han llevado mejor y otros, peor. Ahora, efectivamente, estamos en uno muy tenso. Pero los dos mantienen la idea de querer ser la gran potencia”.

El escritor adelantó que la historia gira alrededor del hijo de un inmigrante ruso que vive en Estados Unidos. Enseguida, el KGB cree entrever en este niño la oportunidad que estaba aguardando. Vicente Vallés explicó que el temor que existe en Estados Unidos a albergar un gran espía ruso está basado en hechos reales. “Las cosas cambian por evolución histórica, pero las capacidades de los servicios secretos se han mantenido por parte de las dos grandes potencias. Si existe algo que funciona bien en la URSS, y también durante la época de los zares, son los servicios de inteligencia. Hablé con un antiguo agente de la CIA que había sido responsable de Rusia, y las dos veces en que lo hice, me reconoció que en Rusia no funcionan muchas cosas, como la industria, que tienen muchos problemas, pero que si hay algo que funciona bien son los servicios secretos”. El escritor y periodista recalcó un asunto importante en este punto: “Aunque ha habido un salto tecnológico, los objetivos siguen siendo los mismos para ambos. Lo único que ha cambiado es la manera de aplicarlo. Pero la metodología es igual”.

Vicente Vallés no pudo eludir una referencia a su labor como periodista y reconoció que “en esta profesión te ocupas de situaciones que muchas veces son de tensión, como la que estamos viviendo ahora. Y eso permite aprender cómo es el hombre y ayuda a entender los sentimientos de la gente y sus reacciones”. Aunque él siempre se ha había dedicado a la no ficción, reconoció que se había “sentido bien escribiendo esta novela”. Admitió que “escribir es un trabajo exhaustivo. Se aprende mucho y lo he disfrutado. Esta novela es casi la tercera parte de una trilogía, si no fuera porque los anteriores libros eran de no ficción”, declaró refiriéndose a “Trump y la caída del imperio Clinton” (2016) y “El rastro de los rusos muertos” (2019).

Realidad y ficción

Fue precisamente durante la redacción de este último título cuando surgió la idea de esta novela. “En estos tres títulos existen descripciones de lugares en los que he estado cubriendo noticias o, bien, porque me he desplazado por voluntad propia. Estas experiencias aparecen en la obra y esto aporta también mucha veracidad”. El periodista bromeó y admitió que existen momentos en que la ficción no supera la realidad. “La trama del libro no puede competir con lo que está ocurriendo ahora. Jamás se me hubiera ocurrido contar la historia de espionaje de un partido político en la actualidad.

El escritor comentó que “con esta obra he aprendido lo difícil y lo largo que resulta escribir un libro. Con una situación de normalidad lo habría acabado antes, pero me ha llevado casi tres años. Durante la pandemia hubo un trabajo añadido para la mayoría de los periodistas. Pero lo increíble es que cuando consideras que has terminado, no lo has hecho. Tienes que empezar a releer y a corregir. Y nunca acabas ese proceso. Incluso ahora, cuando abro el libro por cualquier página, siempre encuentro una expresión que podría haber pulido o una palabra que cambiaría. Pero llega un momento en que tienes que añadir el punto final”.

Vicente Vallés no dejó de expresar un deseo sobre la recepción de esta obra, que se publicará el próximo 23 de marzo: «Sobre, todo, que el lector no se canse al leerlo, que llegue hasta el final y que se lo pase bien. Si es así, si eso se cumple, y, además, se interesa por capítulos que no conocía de la historia y que se incluyen aquí, misión cumplida”. También explicó cómo tuvo la idea de escribir una novela: “Sobrevino cuando estaba durante la promoción del libro anterior. Era muy recurrente que algunos lectores me dijeran: Me ha encantado tu novela. Yo les decía que no lo era, pero me di cuenta de que ese tono podía servir para la ficción. Me ha gustado crear personajes y fundamentarlos en hechos reales”.