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¿Y por qué no?

¿Premio Nobel de Literatura para Pedro Sánchez?

¿Por qué los periodistas culturales no íbamos a apostar por la candidatura del líder del PSOE a emular a Winston Churchill?

Sánchez durante la presentación de 'Manual de resistencia' y las portadas de su segundo y primer libro como presidente LRLR

Desde la muerte del gran Javier Marías –eterno aspirante– en septiembre de 2022, España no tiene un firme candidato al Premio Nobel de Literatura –cuyo receptor de este año lo conoceremos el próximo jueves, 9 de octubre–, pese a que el periodista y escritor Enrique Bueres dijera en estas mismas páginas que se rasga la camisa «cada vez que no le dan el Nobel a Trapiello». Aquí también somos muy del autor del «Salón de los Pasos Perdidos», pero si no se lo dieron en vida a Miguel Delibes ni a Jorge Luis Borges, dudamos mucho de las opciones del bueno de Trapiello, o de las de Enrique Vila-Matas, por ejemplo.

Personalmente, apostaba por el rumano Mircea Cartarescu –uno de los favoritos en las casas de apuestas–: salí de «Solenoide» (Impedimenta, 2018) con la sensación de haber leído una obra maestra. Y luego tiene un poema delicioso, «Por qué nos gustan las mujeres», del que no me resisto a reproducir unos versos: «Porque se dibujan y se pintan la cara con la atención concentrada de un artista inspirado. Porque tienen la obsesión de la delgadez de Giacometti. Porque descienden de las niñas. Porque se pintan las uñas de los pies. Porque son extraordinarias lectoras para las que se escribe tres cuartas partes de la poesía y de la prosa del mundo. Porque las enloquece Angie de los Rolling. Porque las enloquece Cohen. Porque sostienen una guerra total e inexplicable contra las cucarachas. Porque incluso la más dura business woman lleva bragas de florecillas y encajes enternecedores».

Dicho esto, no se desanimen por la dificultad de que un compatriota releve a Camilo José Cela como último ganador español del más alto premio de las letras internacionales. Y es que emerge súbitamente la candidatura al Premio Nobel de Literatura nada menos que del presidente del Gobierno Pedro Sánchez –lo dice el CIS de Tezanos–. Si sus palmeros y ministros pedían para Él –no se rían– el Nobel de la Paz, ¿por qué los periodistas culturales no íbamos a apostar por la candidatura del líder del PSOE a emular a Winston Churchill?

Nos sumamos así a la campaña iniciada por los compañeros Juan Soto Ivars en «El Confidencial» y Bruno Pardo Porto en «ABC». Aunque en mi caso sería con carácter preventivo, como le dieron a Obama el de la Paz, para que Sánchez así no escriba más libros ni cartas a la militancia. Que luego Zapatero no tiene tiempo para leerlos –ya no debe estar enfermo de Borges, como decía en el prólogo a la edición de «Ficciones» que guardo en la estantería–. Argumentaba Soto Ivars que «la ficción es el talento donde verdaderamente ha destacado siempre el presidente, y no lo digo por sus dos libros, ni por su tesis doctoral, sino por los frutos de su carrera política. Ningún novelista ha logrado llevar tan lejos eso de mentir como si dijera la verdad». Pardo Porto, por su parte, escribía que: «El galardón también se ajusta a sus méritos: a veces olvidamos que fue el primer presidente del Gobierno español en publicar un libro durante su mandato... Sánchez, como los grandes literatos, mira la realidad con un ojo puesto en la posteridad, y ahí no está muy lejos de un Hemingway». ¿Se suben ustedes a este barco? Venga, hagamos flotilla.