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Marivi Ibarrola: "Durante la Movida, más que creación, hubo mucha actitud"

Haciendo uso de una vocación testimonial, la artista recoge en la muestra "Yo disparé en los 80" toda la transgresión de la época
Exposición fotográfica sobre la música de los 80 y la movida madrileña con su autora, Marivi Ibarrola.
Exposición fotográfica sobre la música de los 80 y la movida madrileña con su autora, Marivi Ibarrola. © Jesús G. FeriaLa Razón
  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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Cuando Marivi Ibarrola aterrizó en Madrid con apenas 17 años en la década de los setenta se encontró con los retales estructurales de una ciudad eminentemente provinciana, caótica y sucia en cuyas calles, pese al estallido social que la contracultura estaba propiciando, se respiraba la necesidad de un cambio que no terminaba de asentarse. "Viví dos años en Argüelles porque estaba cerca de la Complutense y después me trasladé a Lavapiés. Tenía una melena rubia y rizada con mucho volumen y fue pisar Madrid y se me alisó de golpe. Para mí todo era nuevo. Había zonas que estaban muy bien cuidadas y muy limpias pero otras muchas que parecían ruinas. Moviéndome por la Calle Valverde o Ballesta, sola, con curiosidad, tuve la sensación de que había una gran diferencia por barrios", confiesa esta fotoperiodista vasca nacida en La Rioja, referente femenino del movimiento fotográfico de la Movida, en entrevista con LA RAZÓN antes de continuar su apreciación sobre una ciudad en la que también pasaron cosas antes de los ochenta.
Alaska y Nacho Canut con calavera, 1982
Alaska y Nacho Canut con calavera, 1982Marivi Ibarrola
"Su provincianismo siempre me ha gustado, me ha parecido maravilloso de hecho, tanta gente distinta, de orígenes diferentes. Aquí vinimos muchos a buscarnos la vida, a experimentar, a intentar ser otros. Cuando estudiaba en la universidad lo raro era encontrarte con gente que fuera originalmente de Madrid y eso ayudaba en la construcción de distintas sensibilidades. La diversidad siempre enriquece, a todos los niveles, ya no solamente de procedencia". En la reconstrucción que la socióloga y fotógrafa Gisèle Freund lleva a cabo en su interesante libro "La fotografía como documento social", de las principales etapas en donde la fotografía ha tenido un importante papel en la configuración del mundo, se aborda la idea de la imagen como canal. Aquí la autora interpreta la fotografía como un medio idóneo para aupar los deseos y las necesidades de la sociedad y pone de manifiesto la idea de que toda variación en la estructura social influye en el modo de ser representada. Una concepción que entronca de forma directa con la obra y el método de Ibarrola: inmortales e icónicas instantáneas de los 80 registradoras del pulso de una sociedad arrebatada, testimonio voluntario de experimentación y efervescencia, que se recuperan gracias a la muestra que acoge ahora el espacio cultural de la Serrería Belga.
"Éramos muy pocas las que hacíamos fotos entonces"Marivi Ibarrola
Las 54 instantáneas procedentes de los fondos del archivo fotográfico de la propia Ibarrola recogen algunos de los principales hitos de la escena musical de aquella época y proponen un viaje visual cargado de nostalgia para quienes explotaron su juventud en las calles –"hay gente que me ha reconocido que se le ponen los pelos de punta revisionando algunas imágenes porque la sensación es parecida a la de abrir un álbum de fotos familiar. Recordar todo lo que vivimos y lo mucho que disfrutamos de aquello porque durante la Movida más que creación, que también, hubo sobre todo mucha actitud", apostilla– sazonado con escenas de May Paredes en una actuación en el plató de Rock-Ola, unos jóvenes integrantes de Duncan Dhu antes de publicar su primer LP con Grabaciones Accidentales, un jovencísimo García-Alix junto al cantante de Malevaje, Antonio Bertrina "El Gorila", en los bajos del bar de Malasaña "King Creole" cargando con un cuadro horizontal en el que aparece un Cadillac pintado, la periodista musical Sagrario Luna maquillándose en el espejo antes de entrevistar al grupo de los Damned o el queridísimo cantante de Derribos Arias, Ignacio Gasca, conocido como Poch, con un casco de obrero durante una actuación en la Escuela de Caminos.
El nervio iniciático del reporterismo (tal y como corroboran sus estudios de periodismo) la llevó a adentrarse poco a poco en las calles, las luces, los adoquines, las casas y los pasos de la gente procurando impregnarlas del detalle oculto, del gesto inesperado que precede al mensaje y actuando como testigo de excepción de la realidad de una ciudad que moría y aprendía a nacer todos los días.
Chicas en el baño del Rock-Ola, 1983
Chicas en el baño del Rock-Ola, 1983Marivi Ibarrola
En los barrios y los bares era donde pasaban cosas, donde sucedía parte de esa invocación chamánica de creación y alivio durante el transcurso de la movida y Marivi decidió adentrarse con especial interés en los primeros, aunque frecuentara de manera asidua los segundos. "Al principio cuando empecé a fotografiar conciertos y me metía en las salas o en los bares yo iba con mi cámara, a mi bola, con mi ropa pero sin disfrazarme y no siempre me miraban bien. Muchos pensaban que qué hacía ahí, tenían prejuicios y siendo mujer más todavía. Éramos muy pocas las que hacíamos fotos entonces. Me daba igual lo que me llamasen porque yo, como mujer, nunca he tenido prejuicios hacia nadie, aunque sea consciente de que sí los han tenido conmigo. Nos pasa a todas, ¿no crees?", se despide Ibarrola, con su pelo rojo, su voz encapotada y su evidente apasionamiento por lo joven y por todo lo que está vivo, favoreciendo un hermanamiento generacional que no entiende de modas, ni tampoco de años.