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Marlena, música cotidiana para callar bocas

Las jóvenes Ana y Carol conforman este dúo que acaba de lanzar «1.000 primeras veces», su álbum debut
Carol (izquierda) y Ana son Marlena, dúo que acaba de publicar «1.000 primeras veces»
Carol (izquierda) y Ana son Marlena, dúo que acaba de publicar «1.000 primeras veces»David JarLa Razón

Madrid Creada:

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Llevan dos años en el mundo de la música... «y vaya dos años», dice Marlena. Es un grupo formado por dos chicas fusionadas en una, que hacen música basada en las experiencias de dos mentes, dos mundos. Son Ana (voz) y Carol (guitarra), quienes se alzaron con un Disco de Platino por su single «Me sabe mal» y que suman más de 850 mil oyentes mensuales en Spotify. Son conscientes de que «estamos trabajando mucho, nada nos ha caído del cielo, y seguimos luchando», asegura Carol, con el primer álbum del dúo recién lanzado al mercado. Han publicado «1.000 primeras veces», disco en el que se sinceran sobre, efectivamente, «las primeras veces que ha vivido Marlena: en la música, en diferentes experiencias, y en el amor», continúa la guitarrista, «reunimos en nueve canciones cómo nos hemos ido conociendo a nosotras mismas en esta profesión». Y también hablan «de lo cotidiano», añade Ana, «somos artistas súper naturales dentro y fuera del escenario, no queremos ser ningún producto. Con este disco normalizamos que puedes llorar, lamentarte y gritar, porque al final todos vivimos lo mismo».
Entre el minimalismo, lo acústico, lo «mainstream» y el desahogo, «1.000 primeras veces» se conforma como la reunión de unos temas que han cosechado varios éxitos estos últimos meses: es el caso de «bailamorena», «Gitana» o la bailable «Muñequita de cristal». «Buscamos la originalidad», apunta Carol, «estamos en un punto de inflexión en nuestras vidas y nos estamos reconociendo en un género musical, así que buscamos la novedad, pero sobre todo estar cómodas». Y, si mientras tanto pueden «ir callando bocas, mejor aún», explican: «Al principio, cuando nos embarcarnos en la música sentimos miedo por qué pensaría nuestro entorno, padres o amigas. Pero demostrar que podemos hacerlo es el mayor placer del mundo», confiesa Ana. Pero esto no quiere decir que se sientan consolidadas en el exigente mundo de la música. A veces caen en el síndrome de la impostora, se lo creen poco. Un pensamiento negativo «que te genera adrenalina, y eso nos mantiene vivas, porque nos damos cuenta de que realmente estamos gustando mucho». Algo que, además, les sirve como impulso al buscar un lugar donde acomodarse en la industria: «Todo va muy rápido, no podemos estar tranquilas nunca. Hay mucho tiburón y aún somos pezqueñines», dice Ana, y su compañera añade que «tenemos que seguir hacia arriba, seguir metiendo cabeza. Porque quien rápido sube, rápido baja».
Entrevista al grupo Marlena
Entrevista al grupo MarlenaDavid JarLa Razón
Marlena es, por tanto, una liberación musical de lo cotidiano, una nueva apuesta joven que promete con seguir impresionando y, al fin y al cabo, dos chicas que hablan a través de una pasión de aquello que les inquieta. Y, cómo no, ahí entra en juego el amor: «Ha sido la droga más bonita que me han metido. Nunca me he drogado, y no lo digo por quedar bien, pero es una buena comparación porque con el amor he sentido la alegría más increíble y efímera, y el dolor más insoportable», explica Ana. Un amor que, por tanto, termina siendo desamor, y al que Marlena le canta independientemente de lo establecido: «Si nos apetece hablar de una chica, lo hacemos, y desde el minuto uno lo hemos mantenido. Es importante que cada vez se haga más, quizá falten más artistas masculinos cantándole a chicos», opina Carol. «Nos encanta estar ligadas al colectivo LGTBIQ+, pero no queremos anclarnos. Queremos que nuestro público sea variado, de todas las edades, sexualidades y clases sociales», concluye la cantante.
Ana y Carol se conocieron en una fiesta. Acababan de terminar sus carreras universitarias de ADE y Arquitectura, pero la música es poderosa. Lo dejaron todo atrás, el esfuerzo, el dinero invertido y lo estudiado, para volcarse en el bello y complejo mundo de la música. Y así «vamos a seguir siempre», coinciden, «nos puede dar algo si tenemos que vernos en un momento en el que tengamos que dedicarnos a lo que estudiamos. Ni en broma, no puedes mirar hacia una meta pensando en un plan b».