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Mayte Martín: «Estamos en un momento desastroso para las cosas del alma»

Mayte Martín: «Estamos en un momento desastroso para las cosas del alma»
Mayte Martín: «Estamos en un momento desastroso para las cosas del alma»larazon

Hoy clausura en el Auditorio Nacional el ciclo «Andalucía Flamenca» con un espectáculo comprometido con las raíces y las obras clásicas.

Mayte Martín es voz limpia, sencillez en las formas, hospitalidad en la conversación y un río de compromiso. Esta misma tarde a las 20:00 horas, clausurará con un concierto extraordinario en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música de Madrid el ciclo «Andalucía Flamenca» del Centro Nacional de Difusión Musical. Y lo hará, siempre reacia a disfrazarse en la vida y más aún en el escenario donde encuentra la oportunidad única de ser ella misma frente al mundo, peinando canas por voluntad propia: «Me gustan las mujeres con el pelo canoso y las arrugas y las cicatrices y la autenticidad». El título de su espectáculo es «Al flamenco por testigo» y lo ha elegido «a modo de juramento hipocrático. Un poco para mostrar mi compromiso en mantener las raíces y las obras del flamenco clásico y, a través de mi filtro, ayudar a que el gran público las conozca».

Tanto respeta el flamenco y cada obra que toma entre sus manos y se lleva a la garganta que no me queda más remedio que preguntarle dónde se encuentra su propia creatividad. «Mi parte imaginativa, está en el color y en los matices que le doy a todo esto. Pero monto un espectáculo a partir de lo de siempre, de las cosas que ya hicieron los grandes creadores del flamenco de los inicios, y mantengo el juramento hipocrático de afianzar todo eso y de poner mi creatividad al servicio de ello». Le pregunto entonces que dónde está ese mestizaje del que hablan al referirse a ella sus devotos, que son legión, y me lo explica. «Cuando estoy haciendo flamenco clásico, flamenco tradicional, y me sumerjo en esa música, me siento un poco un puente entre el pasado y el presente. Y es muy hermoso. Lo mismo me pasa cuando hago boleros. El mestizaje está en que, con todo lo que vemos, comemos, vivimos y hasta respiramos, hacemos un cóctel de manera involuntaria. Todo eso que nos va nutriendo día a día es lo que acaba por salir. Pero yo, en cualquier caso y en cualquier música, respeto profundísimamente la materia prima. No invento –añade–, más bien transformo, con todo el respeto que esa información ha de tener. Porque esto es arquitectura y arqueología al mismo tiempo... Cuando se está tratando un lenguaje musical, una cosa que ya está creada y que tiene tantas raíces, hay que tener mucho cuidado con lo que se hace con ella. Y yo trabajo así: desde el más profundo respeto. El fondo y la materia prima son inamovibles».

Mayte Martín, delicada pero contundente, respetuosa y precisa, crea al milímetro, sin desviarse de su cometido, sabiendo el tesoro que tiene entre las manos. Con la compañía de la guitarra de Salvador Gutiérrez, «que ya ha tocado conmigo alguna vez», de Pau Figueres, «que es una joven promesa, un chico muy talentoso y un buen músico con quien creo que voy a hacer un buen tándem», y Chico Fargas, «que lleva doce años conmigo», la cantaora se dispone de nuevo a ampliar los horizontes del flamenco, y a hacerlo llegar un poco más lejos: «El que vaya a ver el espectáculo, verá flamenco, pero tratado o arreglado de otra manera, en la que asoma la música clásica y otras de las que yo me nutro día a día para poder construir. Y gracias a ese tratamiento, a ese filtro personal donde conviven otras músicas, es posible que gente que no se pondría un disco de El cojo de Málaga, sí reciba con agrado algunos de sus cantes, que yo utilizo de él, y que tienen, en mi espectáculo, otra frescura».

Le digo que se arriesga a que venga un purista y le acuse de mover una coma y se ríe. «Yo creo que no, un poco por lo que te decía antes: si tienes la intención de restaurar una obra arquitectónica, sabes de qué está hecha y la conoces, nada de lo que pongas o quites estará de más o de menos. Yo tengo 50 años y llevo... ¡50 escuchando flamenco y conociéndolo y estudiándolo a fondo! Te puedo asegurar que soy absolutamente respetuosa con los pilares de cada obra».

Tanta delicadeza y tanto cariño son dignos de admiración. Los amantes del flamenco pueden estar satisfechos. Pero, ¿cuántos son? ¿En qué momento se encuentran España y el mundo con respecto al flamenco? «Pues en un momento desastroso, porque hay muchos problemas para la gente que nos negamos a prostituirnos –asegura Mayte–. Hoy en día sólo se apuesta por la ligereza, la inmediatez, las cosas que no tocan la fibra. Por lo rápido, por la frivolidad en todos los sentidos, no sólo en la música, sino en el arte en general. Porque la literatura es igual y el cine es igual. Las películas taquilleras son las peores, los best sellers no se pueden soportar si tienes dos dedos de frente. Así que es un momento desastroso para las cosas del alma en el ámbito que sea».

w basta de «catetez»

El alma está lejos del bolsillo o debería. Pero resulta que el alma anda a la baja en estos días y el bolsillo también: «El otro día reflexionaba sobre esto. La música es una de las pocas cosas donde la calidad y el precio no van de la mano. Tu vas a un buen restaurante y es caro, la ropa de calidad es cara..., pero en la música, calidad y precio no tienen nada que ver. En medio está el márketing que es lo que manda y decide si un espectáculo es caro o barato, y quién es bueno y quién es el mejor. Falta educación y, por lo tanto, falta criterio, elementos de juicio de la gente para determinar por si misma qué cosa es arte y que cosa es puro negocio» Está claro. Y también que tiene mucho que ver con el tratamiento que se hace a la cultura desde el mundo de la política. «Totalmente. Somos un país de borregos y esto se manifiesta en todo. En la falta de cultura, de educación... La gente sólo conoce lo que ve anunciado y lo que le recomienda la tele. Nada más».

Hay crisis en la cultura, en el flamenco y en el sentimiento. No sé si para Mayte Martín la esperanza estará en alguna parte. Tal vez en unas nuevas elecciones... «Está en que cambie la manera de llevarse este país, y el sistema educativo en las escuelas y también en la calle. En que se diga “basta” a la catetez permanente que hay en todas partes».