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Bruce Springsteen cumple 75 años: el hombre al que Reagan no entendió

Con "Born in the USA" firmó un álbum que le hizo pasar de músico a leyenda
Springsteen caminando por las calles de Nueva York a finales de la década de los setenta
Springsteen caminando por las calles de Nueva York a finales de la década de los setentaJoel Bernstein
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Ronald Reagan eligió la canción "Born in the USA" como bandera musical de su campaña electoral. Sonaba bien. Sin embargo, no entendió nada de aquella composición que hablaba de un perdedor que había aceptado su sentencia de diez años de cárcel. El coro era un grito de ira contra un país que le había dado la espalda a él y a quienes se habían sacrificado por su bandera. Este era Springsteen durante un concierto de su gira: "El presidente mencionó mi nombre el otro día y me pregunté cuál debía haber sido su álbum favorito. No creo que fuera el álbum de 'Nebraska'. No creo que lo haya estado escuchando". Luego interpretaría "Johnny 99", que trata sobre un mecánico que es despedido, se emborracha y se embarca en una salvaje ola de crímenes.
Hace cuarenta años, nadie era más grande en el rock and roll que el hombre que hoy cumple 75 otoños, Bruce Springsteen. Al menos en términos comerciales. Y "Born in the USA" tenía buena parte de la culpa de aquello.
Springsteen siempre fue inteligentísimo al medir cada paso de su carrera. Si "Born to run" (1975) le había consagrado como un renovador de la canción americana y con "Darkness of the edge of town" (1978) había definido su sello de autenticidad, "The River" (1980) consolidaría su sonido definitivo de banda. Lo que nadie esperaba era el movimiento de "Nebraska" (1982). Con aquel disco, básicamente folk crudo y acústico, sacrificaría las ventas a cambio de ganar todo el favor de la crítica. Él controlaba su carrera, incluido cada cambio de sonido que se le antojaba. Lo que nadie podía hacer era predecir la transformación completa, como el lobo maldito a medianoche, que experimentaría con "Born in the USA". El chico de Asbury Park había renunciado a promocionar "Nebraska" y no hizo gira porque lo que estaba por venir era el pelotazo con el que todo artista sueña. La escena musical había cambiado. No eras una estrella si no dominabas las reglas que te proponía la MTV. Ya no era todo únicamente cuestión de música.
"Tenía una idea, y era una idea en la que había estado trabajando durante varios discos. Yo era un producto extraño entre Elvis y Woody Guthrie, y perseguí el Cadillac rosa por mi cuenta. Me fascinaban las personas que se habían convertido en la voz de su momento. Elvis, Woody Guthrie, Curtis Mayfield, Bob Dylan, por supuesto. No sé si sentí que tenía capacidad para ello o simplemente deseaba avanzar en esa dirección, pero era algo que me interesaba. Probablemente porque todo estaba atrapado en mi identidad. No puedes descubrir quién eres si no entiendes de dónde vienes, cuáles fueron las fuerzas que actuaron en tu vida cuando eras niño, adolescente y joven. ¿Qué papel tienes que desempeñar? ¿Cómo te empoderas?", declararía para justificar lo que vendría después. Y, efectivamente, con el sonido de "Born in the USA" se convertiría en la voz de una generación. La de los adolescentes de los 80.
Como dictaba la época, incorporó sintetizadores para ayudar a modernizar el sonido de la E-Street Band, que apenas encontró espacio para los tradicionales sonidos de piano y Hammond. La labor de mezclas quedó para el brillante Bob Clearmountain, quien con su trabajo en el álbum pasaría a convertirse en el gran gurú de los estudios de grabación de la época. Esa batería, toda la reverberación del disco, serían imitados mil y una veces durante los años venideros. Y luego estaban las canciones, lo más importante. De diferente temática, todas encajaban de alguna manera: "Dancin’ in the dark", "No surrender", "My hometown", "Glory days", "Downbound Train", "Bobby Jean"...
Sabiendo que tenía un éxito de taquilla entre manos, el marketing fue similar al que se había llevado con el "Thriller" de Michael Jackson. Eso significó una campaña de dos años con un nuevo sencillo cada tres meses, comenzando con "Dancin’ in the Dark" y una emblemática portada firmada por Annie Leibovitz. El resto ya es historia.
Si diez años antes Springsteen tocaba en clubes del circuito de Jersey, con "Born in the USA" pasaría a llenar estadios de todo el mundo. Serían dos años de una gira que le llevaría de una punta a otra del planeta, cautivando a audiencias masivas con un honesto sentido del rock and roll matizado por una serie de trucos que iría aprendiendo y practicando para meterse en el bolsillo a todo un estadio.
"Todavía hoy permanece abierto el debate sobre si aquel sonido ha logrado superar la funesta prueba del tiempo. Realmente, hay muy pocos discos de aquella época firmados por leyendas que realmente lo hayan logrado. Basta con revisar obras de artistas como Bob Dylan, Neil Young, Lou Reed, John Fogerty, The Who, Paul McCartney y muchos más. Sin embargo, Springsteen mejoró todo aquello porque sonaba más original y porque detrás tenía un buen número que canciones que por sí solas sí superarían sin dificultades el paso del tiempo. Todo aquello –sonido y canciones– de 'Born in the USA' fue lo que definitivamente transformó a Springsteen en lo que es hoy: un icono", firmaba nuestro crítico Alberto Bravo.