Conciertos

Depedro, diarios de un viaje musical

Presenta en Madrid «Pasajero», su nuevo trabajo, en el que su seña de identidad rockera confluye con el folclore americano y africano.

Jairo Zavala es Depedro, con la maleta a la búsqueda de música popular
Jairo Zavala es Depedro, con la maleta a la búsqueda de música popularlarazon

Presenta en Madrid «Pasajero», su nuevo trabajo, en el que su seña de identidad rockera confluye con el folclore americano y africano.

La carretera Panamericana tiene 48.000 kilómetros de largo que unen Buenos Aires y Alaska. Pero esa medida es insignificante cuando se piensa en los misterios a los que abre la puerta. «Panamericana» es el primer corte del nuevo disco de Jairo Zavala, Depedro, y el tema que nos pone en situación: comenzamos un viaje que hay que hacer con paciencia y con cariño, un recorrido a través de la música popular de la que somos polizones. O, como ha titulado el álbum Depedro, «El pasajero». Mañana, en Madrid, el músico cierra en casa un largo viaje.

Sin artificios

«No es un disco conceptual, pero sí me gusta creerme el personaje que viaja con otros y es permeable a los encuentros e historias, y, aunque no lleva el volante del autobús, vive tratando de no quedarse en la superficie», dice Depedro, que llevaba tres años «robando ideas, como buen músico». Porque en el fondo está casi todo inventado, hay que agarrar la tradición y ponerle especias nuevas. «Totalmente. Mi padre biológico es peruano y pienso que ahí tengo una conexión genética qe hace que ahora me interese el folclore. Ya sea country, blues o mexicano. Porque viene de las mismas fuentes, de la música popular. Cuando comencé a estudiar, era más seguidor de los clásicos del rock, pero, ahora que me hago mayor, me interesa lo primario porque no hay ningún artificio, entre tú y la guitarra o el tambor. Estoy centrado en ese saber infinito». Menos es más. «Sin embargo, es un proceso muy difícil. Quitar la paja. Quedarte con lo que quieres también es una prueba. Porque yo sé lo que no quiero, pero casi nunca sé lo que busco», apunta el músico madrileño que además forma parte de la banda americana de culto Calexico. En Tucson (Arizona), sus compadres estadounidenses le ayudaron a grabar el disco, más allá del río Grande, con su propia perspectiva, pero aportando una visión americana y fronteriza.

La Panamericana es un pozo sin fondo de inspiración para Jairo Zavala. «Me llama la atención el componenete indígena, porque los códigos culturales son muy parecidos a los nuestros, pero ese componente es ancestral y se expresa en muchas lenguas que abren la puerta a un misterio, si tienes la paciencia para esperar, para vencer la arrogancia europea de ir con la velocidad», cuenta Zavala, que ha vivido averías en autobuses mientras cruzaba el continente y que le han llevado al conductor horas arreglar. «Nadie se pone nervioso. Todo el mundo sabe que va a llegar a su destino, pero las cosas llevan su tiempo. Parece una tontería, pero tiene un contenido filosófico», subraya. Éstos no son los únicos viajes que han alimentado el álbum de Depedro. En el proceso se cruzó un viaje al África occidental, de donde, según dicen los que saben, emana la música de hoy en día. «Tenía un tremendo bloqueo creativo, no acababa de ver el horizonte del álbum, y tenía un proyecto de un documental en Senegal que ayudó a romperlo. Es una película sobre la figura de un «griot» al que quisimos seguirle la pista. Son los trovadores de la cultura africana, alguien que utiliza la música para contar historias, explicar la cultura y hablar del tiempo. Es muy común en los países africanos, pero sólo es un pretexto de lo importante que es la música en la mayor parte de los países de África, donde las personas comunes tienen mucho talento para el ritmo o la armonía, lo tienen de una manera natural», cuenta. La música no está sujeta a las rigideces de la cultura occidental. «Pero en España antes también éramos así. Muchos miembros de una misma familia sabían tocar un instrumento, pero hemos ido perdiendo la espontaneidad, la naturalidad». Por fin Depedro está en Madrid. «Sí. De todos los viajes que hago, mi favorito siempre es el de vuelta a casa».