Grupos

Fuel fandango, flamenco con el tanque lleno

Presentan en Madrid «Aurora», su último disco, y prolongan su gira.

Nita y Alejandro Acosta, combustible flamenco
Nita y Alejandro Acosta, combustible flamencolarazon

Presentan en Madrid «Aurora», su último disco, y prolongan su gira.

Las fusiones con el flamenco en España han sido incontables. En el nombre del mestizaje se han cometido todo tipo de atropellos y también alguna obra maestra, pero es una energía que late en el bagaje de muchos músicos en España. Este es el caso de Cristina Manjón «Nita» y Alejandro Acosta, Fuel Fandango, dúo que lleva perfeccionando su fórmula de electrónica flamenca desde hace ya tres discos, el último de ellos, «Aurora», quizá el más compacto de su trayectoria. Con todas las entradas vendidas, el dúo presenta el trabajo en Madrid, producido por Steve Dub (The Chemical Brothers), «a quien hemos metido un poco en el flamenco...», dicen, y que ha aportado una apuesta por las bases bailables. La gira de invierno se extenderá, otro año más, hasta el verano: ya tienen confirmadas 16 fechas nuevas.

Sin barreras

Para este trabajo, el objetivo que se marcó Fuel Fandango es el de la fusión total. «Queríamos eliminar las barreras entre ambos géneros. Que el oyente no sepa bien qué está escuchando. Integrar mejor y desde el principio ambos estilos. Pero todo parte de una investigación. Por eso llamamos a Dani de Morón, que es de los mejores guitarristas, y a la vez hemos introducido ‘‘samplers’’ de flamenco antiguo, para arriesgarnos un poco más en eso», cuenta Acosta, que formó parte de MojoProject. En el disco, la vena y el duende lo aportan también Estrella Morente, a la que le viene de casta la apertura de miras, y uno de los últimos renovadores del cante hacia el público «indie», Niño de Elche.

Aunque el disco se haya titulado como el alba, el paisaje es más bien nocturno. «Bueno, es que lo puedes escuchar de amanecida», dice Nita. «Ésa es la luz que hay cuando sales del ‘‘after’’, ¿no? Fuera de bromas, el disco está pensado para bailar. Donde antes primaba un sonido rockero, ahora teníamos curiosidad por explorar este terreno sin perder por ello la esencia flamenca», continúa. La guitarra no ha desaparecido, claro, ni tampoco el zapateado de Nita, que funciona como una percusión más. El suyo ha sido un trabajo obsesivo, en especial el de Acosta: « He perdido la cuenta de las horas que le he dedicado al disco. Hasta tal punto que me obsesioné con las copias de seguridad de cada una de las versiones del tema. Y al final tuve que dejar de hacer pruebas porque te piden el disco y tienes que entregarlo, que si no, ahí sigo...», explica.