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Música

Noches del Botánico: ...y Van Morrison dijo sí

Julio Martí y Ramón Martín narran las aventuras y desventuras de dos promotores en un vergel

Ramón Martín y Julio Martí, directores del Festival Noches del Botánico. David Jar David JarPHOTOGRAPHERS

De fondo suenan los martillazos y el metal de los andamios encajando a la fuerza. Julio Martí y Ramón Martín llevan ya algunas semanas instalados en el Jardín Botánico de la Universidad Complutense, donde pronto abre sus puertas el Festival Noches del Botánico con una de sus cumbres, la actuación, el 4 y el 5 de junio, de Van Morrison. Hace un año, Martí comentaba con este periódico la negativa, tardía y lacónica respuesta del irlandés a la invitación del evento, cuando ya ni siquiera habrían tenido fechas donde ubicarle. Pero este año, milagro. «Todos los años le mandábamos una oferta. Y hablé con el agente y me dijo que tenían 3 millones de dólares en propuestas y que no cerraba nada. No sabemos qué le dio, pero a la semana siguiente me dice que viene con nosotros», dice el promotor, que ha logrado una proeza: conseguir que el León de Belfast pernocte fuera de su casa, adonde regresa en avión privado después de cada concierto. «El agente no se lo podía explicar. Suponemos que le han hablado bien de nosotros».

De hecho, hasta hoy, Van Morrison solo tiene otras dos fechas fuera de Irlanda, y una de ellas es enorme: en Hyde Park, en Londres, junto a Neil Young. La actuación del Botánico será una increíble excepción. «Supongo que el dinero es importante, y aquí se lleva una morterada –sonríe–, pero te aseguro que podría ganar muchísimo más en otro lado y no va», dice Martí sobre una actuación que reportará pocos beneficios económicos al festival, pero que supone un enorme prestigio, como les sucedió con Bob Dylan, hace dos años. “Ese no salió del ‘‘sleeper’’ (el autobús de la gira) aquí aparcado –ríe Martín–. Le llevaban la comida. ¿Un restaurante? Ni hablar. Tenemos muchas historias porque hay cada personaje en la música...». Woody Allen exigió en 2019 que el conductor que le llevase al recinto del festival evitase cualquier túnel para llegar. Estaban prohibidos. Y una habitación en la primera planta del hotel, para evitar los ascensores. «Al principio solo hablas de dinero, pero luego... viene todo un mundo después». Personajes como Morrisey, que llega al festival este año después de no pocos requiebros. Ramón Martín sacude la cabeza sobre las exigencias del músico vegano. «No sabes... bueno, lo primero es que ese día solo venderemos vegetales en el recinto, haremos parón de todo lo demás, porque son muy estrictos. Parece ser que mandan a alguien de su equipo a controlar que se cumple». «Es que si ve a alguien en el ‘‘backstage’’ comiendo un bocadillo de jamón, te monta un pollo», ríe Martí. Lo segundo es que, en lugar de telonero, el líder de los Smiths emitirá un vídeo de 40 minutos «de concienciación». «Intuimos que habla de sus ideas y de sus influencias musicales, pero es de suponer que salga su lado militante», sonríe el director artístico. Todavía les aguardaba una tercera sorpresa: «Llegamos a un acuerdo con él, y cuando llega la hora de firmar, nos pide el doble de dinero. Su mánager se disculpaba, pero no nos dejó otra opción que subir el precio de la entrada, claro. A Morrisey no le gusta que sus entradas sean a un precio prohibitivo, porque sabe que algunos de sus fans pagarían lo que fuera por verle, pero las tuvimos que subir por sus peticiones». Tampoco ganarán mucho dinero con esa actuación, pero es Morrisey y hay que aceptar algunas cosas. "Siempre hemos pensado que sería la bomba traerle, pero es que estas cosas a veces te cuestan un mes de vida. Te dejan hecho polvo", dice Martí sobre una tensión, la de los promotores, que pocas veces valora el espectador, sumido en el egoísmo de satisfacer su mitomanía. Van Morrison solo había pedido actuar de día, a las 20:00. «Le convencimos de empezar a las 21:00, porque se podía freír con el sol en lo alto. El año que vino Patti Smith se vino arriba y le dio un buen telele... pero de mucho susto», explican. Será, por tanto, una edición en la que no ganen para sobesaltos. «Hasta que no vea a Morrisey subir al escenario... Cuando negociamos el seguro de su actuación, nos advirtieron: es el artista que más actuaciones cancela del mundo. Y te quedas jodido, ¿pero qué nos va a hacer este tío?», suspira el codirector del evento.

Directores Festival Noches del Botánico. David JarDavid JarFotógrafos

«El público no es estúpido»

En el cartel, que se extiende durante dos meses completos con apenas tres días de descanso, hay nombres como Parcels, Air, Roxette, Texas, The Roots, Ariel Rot, Beth Gibbons, Marcus King, Viagra Boys, Santana, Max Richter o Empire of The Sun. Diversidad estilística y generacional en un mercado cada vez más complicado. «Nosotros hacíamos a Wilco y ahora ya no, porque van a otro lugar donde cobran el doble. Pero a veces eso es a costa de entradas más caras y hay promotores que creen que pueden subir los precios y no pasa nada, pero el público sabe lo que quiere pagar por ver a un artista, el público no es estúpido», dice Martí. El centamen ya tiene 20 espectáculos agotados y esperan superar el récord de entradas del año pasado, de 150.000. Algunos conciertos van más lento de lo que deberían por la calidad de sus artistas: «Chaka Khan, por ejemplo, que es una diosa. O Brandi Carlisle, que tiene un bolazo de ‘‘americana’’». Martí se encoge de hombros ante la fiebre del directo: «Yo lo llamo misas: la gente va por el selfi, la movida, el paripé. No es lo que buscamos nosotros».

Una lista imposible de cumpleaños

►El año que viene, Noches del Botánico cumplirá diez años. Tratarán de hacer algo especial. «He pedido una lista de deseos, pero algunos son... me parto de la risa», dice Julio Martí, que tiene sus propios anhelos. Stevie Wonder («imposible por los precios»), Eric Clapton («lo voy a intentar, le daría cinco días»), David Gilmour,Paul Simon, John Fogerty... «Hemos mejorado y pensaba que podría contratar a algunos que hace unos años no llegaba, pero es que ahora te piden el doble. ¡Fogerty cobra este año medio millón de euros!», dice el veterano promotor. «Pero algo intentaremos que sea especial».