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Paraíso, la electrónica gourmet

El festival, que arranca hoy en la Universidad Complutense trae algunos de los secretos mejor guardados de la música electrónica
larazon

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El festival, que arranca hoy en la Universidad Complutense trae algunos de los secretos mejor guardados de la música electrónica.
Lo presentan como un festival que decimos «de nueva generación» que intenta ir un paso más allá de lo que programan los festivales tradicionales. El Paraíso, que vuelve a Madrid con su segunda edición, investiga diferentes géneros de la electrónica y sus confluencias con otras actividades artísticas. «Nuestro principal objetivo es que intentamos que sean artistas que están llamados a marcar una época», explicá José Morán, promotor del evento que arranca hoy en el Campus de la Universidad Complutense.
Oferta exigente
Entre las virtudes del evento, al margen de las musicales de las que ahora hablaremos, Morán destaca el entorno, un espacio verde cercano al centro de la ciudad, y la gastronomía: «Trabajamos con la chef Rebeca Hernández que diseña todo el catering de los ''food trucks''. Buscamos que sean productos de cercanía, de temporada y ecológicos. Y tratamos de cuidar las zonas de descanso con un área ''gaming'' y de crear un ambiente inclusivo y tolerante», señala su responsable. Además, es un evento «pretendidamente pequeño». El aforo máximo son 15.000 personas, pero del que fuera creador y director del Festival Internacional de Benicàssim (FIB) junto con su hermano Miguel, se sentiría «muy contento y satisfecho si nos quedamos en 12 o 13.000».
El evento está volcado con la música electrónica «porque Madrid estaba huérfano de una propuesta que cumpliera las demandas más exigentes. Hay muchos ámbitos del género, como el EDM o los sonidos más duros del ''techno'', pero nosotros queríamos algo de pista de baile y también un estilo que se acerque más al pop y los sonidos urbanos o incluso con raíz, de Latinoamérica, por ejemplo, como es el caso de Nikola Cruz. Además, tenemos un espacio que lleva sonidos más orgánicos como los ''selectors'', y viajamos por muchos sonidos de la electrónica que quizá sean más amables que los del techno clásico», explica Morán.
Una evolución del estilo que trascienda la vieja escuela y la zapatilla. «Es un festival para personas inquietas culturalmente. Exige haber escuchado más música, aunque la buena funciona igual ahora y en 20 años, pero es cierto que algo de lo que programamos requiere un oído más preparado, que no sea el cuatro por cuatro que te hace bailar casi por agotamiento. Se le puede encontrar una esencia o personalidad», explica el promotor, que cita entre las apuestas a Channel Tres, «que será grande», Maribou State, Ross From Friends, Peggy Gou, Motor City Drum Ensemble, Max Abysmal, Antal, Young Marco....
«Buscamos un público que tenga esa inquietud que les haga rebuscar un poco más y se queden con lo habitual. En el FIB siempre apostamos por lo desconocido, y en el 96 ya tocaron Chemical Brothers, que eran anónimos y 5 años después... También nos pasó con Franz Ferdinand. Esta es una labor necesaria que nos gusta hacer y que combinamos con nombres como Laurent Gharnier o
Chvrches, más consagrados, pero rodeados de algo con sabor, no de lo mismo que puedes ver en 20 festivales».
Además, todo está acompañado de otras actividades como las artes plásticas o las performativas y escénicas. «Las introducimos poco a poco. Apostamos por una oferta experiencial, de forma global. Pensamos en el arte de amplio espectro, no solo lo musical», explica. De las 18:00 a las 5 de la mañana, dos días enteros para descubrir y... bailar.