Pierre Lemaitre: "Francia se jugó su futuro colonial en Vietnam"
El novelista arranca un nuevo y ambicioso ciclo narrativo con "El ancho mundo", una historia ambientada en la posguerra de Francia que viaja hasta la guerra de Indochina.
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Pierre Lemaitre vuelve al crimen, la corrupción y el oscuro tráfico de la droga y del dinero. Pero en esta ocasión ha subordinado estos ingredientes habituales del género negro al servicio de una trama más amplia y ambiciosa. Situada entre Beirut, París y la guerra colonial de Indochina, que acabó derivando en la guerra de Vietnam, «El ancho mundo» (Salamandra), su nueva novela, inaugura un segundo ciclo narrativo sobre el siglo XX en Francia. Una empresa que emprende después del éxito que supuso su tríptico anterior, «Los hijos del desastre», ambientada en el periodo de entreguerras y que inició con «Nos vemos allá arriba», novela ganadora del Premio Goncourt. Ahora, a través de los Pelletier, una familia francesa que ha prosperado con la industria del jabón, instalada en el Líbano, se propone abordar la posguerra de su país y pone sobre la mesa asuntos ahora en revisión, como el colonialismo.
¿Cómo era Francia en 1948, justo después de la Segunda Guerra Mundial?
Fue una sorpresa para mí descubrir que el período no se parecía nada a la imagen que conservaba de ella y que creo que aún conservan los franceses. Hay un lugar común persistente sobre el período de posguerra que llamamos en Francia los Gloriosos Treinta, que son los años del triunfo del capitalismo en nuestro país. Es un periodo en el que la mayor parte de de la población francesa sale beneficiada: los hogares se equipan con refrigeradores, llegan los automóviles, la televisión, se obtiene el pleno empleo y cada padre puede esperar razonablemente que sus hijos aspiren a una vida mejor que la suya. Esta imagen es cierta... parcialmente. Sólo para años comprendidos entre 1955-1975.
¿Por lo tanto?
Es precisamente en este engañoso espacio de los diez primeros años de posguerra donde transcurre la acción de mi novela. Un momento en que, lejos de entusiasmarse con el éxito del capitalismo, la población francesa vivió una posguerra difícil y amarga, marcada por numerosos conflictos sociales, desempleo condiciones de vida incandescentes y generalmente precarias. Este libro trata de recordar que la posguerra es una continuidad de la guerra bajo otros formas.
[[DEST:L|||Esta obra cuenta el momento en que Francia tomó conciencia de que esta guerra no se podía ganar.|||Pierre Lemaitre]]
¿Francia intentó reconquistar su imperio colonial en Indochina?
Francia se jugó el futuro de su imperio colonial en Vietnam. Renunciar a la Indochina de la época era poner en peligro lo que quedaba de su imperio colonial... Esta obra cuenta el momento en que Francia tomó conciencia de que esta guerra no se podía ganar.
En su libro demuestra que este régimen colonial era corrupto. El Viet Minh utilizó el tráfico de piastras para financiarse.
El tema de la corrupción en Indochina es muy complejo. Desde un punto de vista legal y fiscal, lo que ahora se denomina el "tráfico de la piastra" no era ilegal. Se basaba en la paridad entre dos monedas, el sistema legal y clásico entre todas las monedas del mundo. El tráfico no se basó en la paridad de la moneda por razones muy misteriosas (la piastra valía dos veces más al cambio que su verdadero valor económico), sino en el hecho de que quienes se beneficiaron de ella inventaron nuevas razones para realizar cambios de moneda, como facturas y declaraciones falsas.
¿Especulación?
Los "especuladores" eran obviamente los residentes en Indochina que participaron en la vasta red de extorsión de fondos de los cuales el Estado francés fue la principal víctima. Lo que sabemos menos, y trata de resaltar esta novela, es que el enemigo de Francia había logrado eludir el sistema oficial para beneficiarse también del tráfico de la piastra, hacerse rico y así comprar armas que luego se volvieron en contra del Estado francés. Al margen, de varios empresarios, los políticos y los partidos políticos franceses también se beneficiaron del tráfico de la piastra. Este es uno de los resortes narrativos de la novela. Obviamente me pregunté por qué este tráfico conocido por el Estado francés pudo continuar tanto tiempo.
¿Y?
En mi opinión, los líderes políticos franceses comprendieron que esta guerra ya no podía ser ganada. Los comunistas invadieron Indochina desde el norte, desde la victoria de Mao. Además Francia no dominaba la guerra de guerrillas urbana y rural. El ejército francés estaba acostumbrado a la guerra de posiciones o a la guerra de movimiento, pero esta forma de conflicto se le escapaba y Francia tenía cada vez menos posibilidades de ganar. Mi hipótesis es que Francia, a través de este tráfico, trató de comprar el país, para mantenerlo a distancia en el redil Francés. Obviamente era una huida hacia adelante.
Opio, prostitución, negocios sucios… Ya estaban entonces.
El período ofrecía unos ingredientes históricos que son también ingredientes de la novela negra. Es decir, todo eso que crea conflicto social y atrae la atención de una sociedad. En cualquier historia ambientada en el pasado resuena inevitablemente el presente. Si escribes una novela donde la acción tiene lugar en el antiguo Egipto, enseguida tendrás lectores que se dirán a sí mismos: "¿Así que ya era como hoy?".
¿Cuál es el reto literario?
Es triple. Consiste ante todo en intentar restaurar una época bastante amplia que va de 1920 a 1990, y tratar de crear la ilusión de recorrer este período en el tiempo de la lectura. El segundo, es proponer el destino de varios personajes a lo largo de tres generaciones. Finalmente, se trata de una saga familiar, por lo que se trata de tejer los vínculos entre todos los personajes para restaurar un destino colectivo que sería el de la familia Pelletier. Si pecara de inmodesto, diría que hay un cuarto: rendir homenaje a cuatro grandes géneros literarios. Esta primera novela rinde homenaje a la novela de aventuras, la siguiente rendirá homenaje a la novela social, etc.
En Francia se dice que ha revivido la antigua tradición de novela serial.
Algunos asumirán que este método es antiguo y posiblemente obsoleto… (risas). En verdad, nada hay más moderno que esta manera de contar. Permítame señalar que el éxito planetario de las series de televisión es ya un método narrativo inventado… pero por la literatura del siglo XIX: la novela por entregas. Somos nosotros, los novelistas, quienes lo inventamos. No hay nada más moderno y no veo el motivo de que los programas de televisión tomen el control de algo que nosotros pusimos a su disposición.
Hay una trama periodística
Uno de los personajes colectivos de la novela es un importante diario nacional: el diario vespertino. Desde un punto de vista periodístico, esta época vio el triunfo de la noticia de masas, iniciada por los diarios a finales del siglo anterior. Me pareció interesante. Vengo de la novela policíaca y me parecía interesante organizar un caso criminal que se ejecutará a lo largo de la tetralogía, es decir durante. unos veinte años.
¿Cómo ve el papel de la prensa hoy en día?
Lo peor es que se agarra a la transmisión iniciada por las redes sociales: lo rápido, lo superficial... ya no se revisan las informaciones y los periodistas obtienen información de otros periodistas. Es muy triste. Pero al mismo tiempo, es el único sector social que permite investigar de verdad y muchos periodistas pueden enorgullecerse de ser los nuevos investigadores. Todavía se vive una Prensa independiente, valiente, que sigue siendo el honor de esta hermosa profesión.
La guerra ha vuelto a nuestro mundo. ¿Está preocupado?
Quién no lo estaría...