Sección patrocinada por sección patrocinada

Cine

¿Para qué sirve un Premio Feroz?

Los premios de la prensa y la crítica especializadas llegan a la década en Zaragoza, donde Pedro Almodóvar será homenajeado como Feroz de Honor

Estatuillas de los Premios Feroz, que en su edición de 2022 se celebrarán en Zaragoza.© Alberto R. Roldan / AIE MADRID 16/01/2020
Estatuillas de los Premios Feroz, que en su edición de 2022 se celebrarán en Zaragoza.© Alberto R. Roldan / AIE MADRID 16/01/2020La RazónLa Razon

La cultura cinematográfica, todo lo que va más allá y envuelve el séptimo arte, como ente vivo, está llegando al final de su transformación más radical en lo que va de siglo. El desembarco de las plataformas de “streaming” en nuestras vidas, ya un hábito más de consumo y de propia extensión de la cultura hablada, no solo ha trastocado los planes quinquenales de media industria del cine, sino que ha terminado por afectar a la propia manera en la que percibimos la prescripción, la recomendación, desde las cinco estrellas al tuitazo.

Las películas y las series han encontrado su confluencia en el maldito “contenido” y, por supuesto, la prensa especializada ha tenido que lidiar con las consecuencias. Así, hace ya una década, nació la AICE (Asociación de Informadores Cinematográficos de España), organización de más de 200 periodistas y críticos de cine y series que cada año por estas fechas entrega los Premios Feroz.

Concebidos originalmente como una especie de Globos de Oro a la española, con todo el espíritu socarrón que ello implica –aunque con una dosis de mamarrachismo bastante más contenida que allende el Atlántico-, los Feroz ya se han hecho un hueco de relevancia en la temporada de premios española y este año, una vez más desde Zaragoza, pretenden llegar a la década debatiéndose también a sí mismos.

¿Sigue importando la figura del crítico como prescriptor cultural ¿A quién sirve una ceremonia de premios de este tipo? ¿Cuál ha sido, realmente, el impacto de los Premios Feroz desde su creación? En definitiva, ¿para qué sirve un Premio Feroz? Para responder a esas preguntas, LA RAZÓN habla con la periodista y crítica María Guerra, presidenta de AICE, a unas horas de que Pedro Almodóvar sea homenajeado por la asociación, como Feroz de Honor, en la gala que podrá seguirse por el canal oficial de Youtube de los premios a partir de las 22:00h.

-PREGUNTA. ¿De dónde viene la relación de los Premios Feroz con Zaragoza?

-RESPUESTA. Nosotros somos una asociación pobre. Hay que decirlo así. Hay unos 900 invitados. Almodóvar no se paga el viaje, claro. Hay que llevarle a él y hay que llevar a su equipo. Hay que pagar unos hoteles, también, que es ahí donde siempre estamos pidiendo patrocinadores. A la hora de la verdad, las grandes ciudades se han convertido en esos patrocinadores. Les brinda la ocasión de acercar la cultura, difundirla. El Ayuntamiento de Zaragoza, el año pasado, se puso en contacto con nosotros para los premios y para que, como dicen, fueran más allá de la alfombra roja. Al ser Zaragoza una ciudad tan cinéfila, llenarla de actos previos, de cine, proyecciones, coloquios, encuentros. Hemos traído a Sacristán, hemos hecho un ciclo en la Filmoteca... Eso ha tenido una respuesta brutal. Nosotros, que vamos un poco sobre la marcha como asociación, nos viene muy bien ese impulso. Sobre todo mirando atrás, a ese 2013 donde nacimos, cuando se estaba rompiendo el modelo clásico. Mucha gente joven, aunque Pedro Vallín por ejemplo ahora ya no tanto (ríe), vio que era necesario. ¿Se criticó? Se criticó. Pero eso ha hecho que la asociación sea mucho más flexible.

-En esta década "Feroz", si es que se puede responder, ¿cuál cree que sería el gran legado de los premios si se acabaran mañana?

-La osadía. La de detectar, sobre la marcha, el cambio en el paradigma. Ser testigos de esa pérdida de poder de los críticos, de la crítica, y saber reconducirla. Y abrirla al concepto de informador, que es mucho más amplio. Esa es la gran contribución, yo creo. Además de su gran capacidad de adaptación al presente. Ir incluyendo cosas según van surgiendo, como el Premio al Guion de Series que hemos alumbrado.

-Si hiciéramos un debate sobre el Estado de la Crítica y la Información Cinematográfica, otra pregunta fácil de responder, ¿dónde estaríamos ahora? ¿La figura del prescriptor le sigue importando a la gente?

-Creo que el prescriptor no es escuchado por la gente como un sacerdote, sino que es él quien tiene que buscar al público. Ese es el gran cambio. Antes el periódico esperaba ser leído por sus fieles y ahora hay que ir a buscarlo. En el 2019, ante la falta de televisiones que quisieran emitir la gala, nos fuimos a Youtube como gran pantalla mundial. Y no necesariamente con más prestigio, pero era el paso necesario para seguir siendo relevantes. Se acabó el tiempo de esperar a ser cortejado, y hay que acercarse a los nichos. Si el periodista de cine es el puente, la correa de transmisión entre el público y la película, ahora lo debe ser también entre el contexto y la gente. Hay que estar atentos a realidades que siempre estuvieron ahí pero que ahora están abriéndose al gran público, en términos de diversidad sexual o funcional. El cine está aprendiendo a conectar con una parte de la sociedad que necesita verse representado. Todo esto sin que el periodista tenga que convertirse en un lacayo, claro, porque hay que ser capaces de contar, más que de editorializar. Ya no hay espacio para más Boyeros, como demostró su documental.

-¿Son los Premios Feroz de este año un poco menos feroces en sus nominaciones?

-No, no, en absoluto. Me parece increíble que este año tengamos cuatro directoras nominadas y un solo director. Y es que no es por hacer la cuota, porque hace años que superamos eso, es porque son las 4 mejores del año. Un Oso de Oro, una película de Sundance, otra que fue a Berlín en Panorama... Los Feroz de este año miran hacia las nuevas generaciones. Es verdad, eso sí, que en esta cosecha no hay demasiadas vacas sagradas, y que a algunas las hemos corneado con indiferencia. "Modelo 77", por ejemplo, me parece una película extraordinaria, pero no despierta el mismo interés que los recién llegados, por así decirlo. Carlota Pereda, por ejemplo, con esa reflexión sobre el cuerpo como slasher no puede ser más feroz. Tampoco quiero decir que haya que rasgarse las vestiduras ni una necesidad de ser feroces, pero sí de buscar nuevas miradas. ¿Qué sentido tiene que coincidamos con los Goya? Nuestro primer Feroz a mejor película fue "Stockholm", por ejemplo. Nuestra misión es aportar perspectivas.

-Ahora más fácil, ¿qué podemos esperar de la ceremonia?

-Tengo órdenes de no decir nada, porque soy una bocazas. Se puede esperar, eso sí, algo inédito. Y es que aparezca Almodóvar por Zaragoza. A pesar de haber hecho la comunión en Aragón, hace muchísimo que no acude a la ciudad de manera oficial. Llevamos diez años ofreciéndole el premio y este año, por fin, lo ha aceptado. Es alguien que suscita un interés brutal, y esperamos que la ciudad pueda abrazarlo. Sobre la gala, me imagino que irá sobre esa mirada reflexiva de estos diez años. Y, sobre todo, espero que sea desenfadada pero no irrespetuosa.