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Escultura

Se permite orinar en el pabellón español de Venecia

Okariz y Prego «llenan» de vacío el pabellón nacional frente a la «concepción materialística de la realidad».

El pabellón español con las obras de Okariz y Prego. Foto: Efe
El pabellón español con las obras de Okariz y Prego. Foto: Efelarazon

Okariz y Prego «llenan» de vacío el pabellón nacional frente a la «concepción materialística de la realidad».

Un irrintzi resuena en el pabellón de España en la Bienal, vaciado para la ocasión. La autora del tradicional grito vasco es la artista Iztiar Okariz y el principal responsable de haber dejado el espacio diáfano es Sergio Prego. Ambos vascos, con pasado en Nueva York y herederos de una misma tradición minimalista protagonizan, la apuesta del pabellón de España en la 58ª edición de la Bienal de Venecia. El proyecto se titula «Perforado por Iztiar Okariz y Sergio Prego» y muestra una combinación artística que camina en paralelo pero que no había convivido al mismo tiempo hasta ahora.

Cuando Prego visitó hace años este espacio de ladrillo pidió que retiraran todos los elementos de su interior, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores –del que depende– se negó. «Mi intención era mostrar ese aspecto de mi obra que frente a una concepción materalística de la realidad, pretende vaciarla y dotarla así de corporeidad», sostiene a LA RAZÓN. Suena muy abstracto, porque en realidad lo es. Lo que desarrolla el artista es lo que se define como arquitectura presostática, un todo compuesto por materiales hinchables y huecos. El arte de llenar el vacío con algo ligero y voluble.

No lo hizo en el interior del pabellón, sino que salió al jardín, donde están instaladas sus piezas más icónicas: una especie de bolsas de plástico de las que cae agua desde una manguera. «Se trata de un espacio distópico, en el que se conjuga el paisaje que cobra vida y el agua como elemento hipnótico», explica el comisario, Peio Aguirre. Por el suelo quedan esparcidos una especie de flotadores con forma de flor o de vulva, que apelan a la sexualidad o a la naturaleza. Según se quiera entender.

Charla con Giacometti

Pero si lo de Prego ha sido difícil de explicar, el trabajo de Okariz no se queda atrás. La dejamos cantando un irrintzi a un espacio vacío. Algo habitual en su obra, de la que se ha traído a Venecia una serie de conversaciones con un busto de Giacometti o con una especie de masa uniforme expuesta en una silla, que normalmente se encuentra en una galería de Bilbao. Ella habla y responde el silencio de las estatuas, se sobreentendía. Pero ha decidido transcribir las conversaciones y exponerlas en las paredes del pabellón.

La otra obra que nos enseña se llama «Meando en lugares privados» y es un vídeo de ella haciendo lo que menciona el título. «La obligación del artista es representar la época en la que le ha tocado vivir», asegura la artista al terminar su performance. Y esa es la idea de perforar con elementos descontextualizados una realidad cargada de una cotidianeidad que atosiga.