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Lluís Pasqual, Premio Corral de Comedias de Almagro: “No quiero que el verso sea una traba, sino una ayuda”

El director teatral recibe esta distinción por su trayectoria, “su importancia como transformador de los lenguajes escénicos y el puente que ha constituido entre la tradición teatral, el patrimonio y la mirada contemporánea y vanguardista”

El director teatral Lluís Pasqual recoge el testigo de Julieta Serrano como Premio Corral de Comedias
El director teatral Lluís Pasqual recoge el testigo de Julieta Serrano como Premio Corral de Comediaslarazon

El director teatral Lluís Pasqual (Reus, 1951) ha sido distinguido con el XXII Premio Corral de Comedias, que concede el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, “por su trayectoria como director de escena, su importancia como transformador de los lenguajes escénicos y el puente que ha constituido entre la tradición teatral, el patrimonio y la mirada contemporánea y vanguardista”, según señala el director del festival Ignacio García.

La decisión de conceder el premio a Pasqual fue tomada por unanimidad por el patronato del festival. “Es un gesto de justicia −explica Ignacio García− reconocerle y agradecerle su esfuerzo por la consolidación del teatro contemporáneo en España, por poner España en Europa y en el mundo. Hablar de Lluís Pasqual es hablar de nuestra historia del teatro, de cuatro décadas de democracia teatral y que coinciden también, más o menos, con los 45 años de andadura del Festival de Almagro”. El director del festival subraya la visión teatral de Pasqual “sin complejos; sin renunciar a la tradición, al patrimonio, pero atreviéndose a mirarlo y a desafiarlo desde un punto de vista diferente”.

“Uno no quiere transformar nada”, asegura el protagonista: “En el fondo solo quiero hacer un espectáculo. El problema de España es que cada vez que queremos hacer un clásico... Los ingleses estudian a Shakespeare en la escuela, los franceses a Moliere y nosotros pasamos muy por encima y con sensación de aburrimiento. Yo he querido hacer que eso sea algo vivo”, asegura un director “sin nostalgia” y convencido de lograr que “el verso no sea una traba, sino una ayuda”.

La trayectoria profesional de Lluís Pasqual está, pues, imbricada en la historia del teatro español y europeo. Se licenció en Filosofía y Letras y en Arte Dramático por el Institut del Teatre de la Diputación de Barcelona. En 1968 dirigió su primer espectáculo y en 1976 fundó Teatre Lliure, una formación esencial del teatro en Cataluña, cuya dirección ocupó en diversos periodos a lo largo de su vida. Dirigió el Centro Dramático Nacional entre 1983 y 1989 y en la siguiente década se puso al frente del Teatro L’Odeon de París, donde permaneció seis años. Posteriormente dirigió la Bienal de Venecia y el Teatro Arriaga de Bilbao. Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos el Premio

Nacional de Teatro, el Chevalier de la Légion d’Honneur de Francia y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Hitos suyos como director de escena son los estrenos mundiales de El público (1986) y de Comedia sin título (1989), ambas de Federico García Lorca, su versión de Luces de bohemia, de Valle-Inclán (1984), de La tempestad, de Shakespeare... y “tantos y tantos clásicos, nuestros y universales −destaca Ignacio García−, que han marcado el camino para varias generaciones de actores, de directores y de gentes que aman el teatro y que, como público, como artistas han acompañado a Lluís Pasqual y del que hemos aprendido también con sus enseñanzas como pedagogo”.

Pasqual ha dirigido dos espectáculos en el Festival de Almagro: La hija del aire −”mi primer clásico español”, recuerda−, de Pedro Calderón de la Barca, en 1981, protagonizada por Ana Belén, y El caballero de Olmedo, de Félix Lope de Vega, en 2014, en la versión del académico Francisco Rico.