Teatro
Crítica de 'Blaubeeren': La cara familiar del nazismo ★★★☆☆
La obra no puede encajar mejor en el estilo en el que Sergio Peris-Mencheta se ha ido afianzando como director escénico
Autoría: Moisés Kaufman y Amanda Gronich. Dirección: Sergio Peris-Mencheta. Reparto: Clara Alvarado, Víctor Clavijo, Eric de Loizaga, Nacho López, Irene Maquieira, Natxo Núñez, María Pascual y Paloma Porcel. Teatros del Canal, Madrid. Hasta el 29 de junio.
Un álbum de fotos de la Segunda Guerra Mundial del que no había constancia hasta ese momento llega casi por casualidad al Museo del Holocausto de los Estados Unidos. Las fotos muestran a los oficiales responsables de Auschwitz en ambientes familiares y en relajados momentos de ocio mientras miles de presos mueren gaseados cada día a pocos metros. Los responsables del museo se plantean si deben dar visibilidad -y con ella, tal vez, cierta justificación- a unas imágenes que parecen transmitir una cotidianidad y normalidad casi entrañables. Cuando el contenido de las fotos empieza a difundirse, un empresario alemán reconoce a su abuelo en una de ellas y emprende una suerte de reconstrucción de su propia memoria tratando de contactar con otros descendientes de nazis.
Este es el punto de partida argumental de ‘Blaubeeren’, una función de teatro documental escrita por Moisés Kaufman (al que conocíamos en España, sobre todo, por ‘El proyecto Laramie’ y ‘Gross Indecency’) y Amanda Gronich (vinculada asimismo a la puesta en escena de los dos títulos mencionados). Teniendo en cuenta su fundamentación histórica, su naturaleza narrativa y la pluralidad de voces que recoge su dramaturgia, la obra no puede encajar mejor en el estilo en el que Sergio Peris-Mencheta se ha ido afianzando como director escénico (excluyo los proyectos que desarrolla junto a Juan Diego Botto, que tienen otras características un poco distintas). Sin banalizar la tragedia, y sin desviar el foco de su verdadera esencia, el director vuelve a crear algo que no es precisamente sencillo: un gran espectáculo de entrenamiento donde todos podamos reconocer y seguir con interés el curso de nuestras propias vergüenzas, en cuanto seres humanos, por el cauce sinuoso de la historia compartida.
La capacidad de Peris-Mencheta para componer y ensamblar escenas con gran sentido del ritmo, siempre empleando la música a su favor, y su manera de trabajar con los actores buscando una coralidad, casi estética, que va más allá de sus funciones interpretativas individuales -no necesita que sean especialmente brillantes- hace que uno contemple la penosa radiografía de nuestra fragilidad moral que es esta obra como si estuviera viendo una tierna comedia. Lástima que, en su literatura, el texto carezca -al menos en esta versión en español- de la belleza y la hondura que una propuesta de este tipo necesitaría para sacudirnos y conmovernos debidamente. Y lástima, asimismo, que los personajes queden desdibujados por estar al servicio exclusivamente del conjunto de la historia.
- Lo mejor: Como en casi todos sus montajes, la acción fluye con agilidad y se sigue con interés.
- Lo peor: Por un lado, el texto resulta un poco ramplón desde el punto de vista literario; por otro, el tipo de propuesta impide ver personajes potentes bien interpretados.