Laila Ripoll: "¿Textos muertos los del Siglo de Oro? Primero que los lean"
No sale de la calle del Príncipe: a un lado, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, la casa que dirige desde hace un mes; al otro, el Español, donde estrena 'Natacha'


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A Laila Ripoll le alegran los días en los que sale el sol. Tiene que compensar tanta hora bajo los focos de los teatros y los fluorescentes de los despachos. El cuerpo le pide salir a la calle a respirar. “Hace frío, pero se agradece cuando te da un rayo”, asegura en un descanso que se ha tomado durante los ensayos de 'Natacha' (del 11 febrero al 30 marzo, en Teatro Español). “No hemos parado [resopla]. Me he escapado un segundo”. Laboralmente, vive en la calle del Príncipe: en la acera de los pares, la Comedia, la que será su casa durante los próximos años; y en los impares, el Español, donde se reencuentra con Luisa Carnés.
Solo lleva un mes al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y apenas lo ha disfrutado. Va con la lengua fuera: “Está siendo frenético porque me ha coincidido con esto [la puesta de largo de 'Natacha']. Y a ello suma el aterrizaje o “poner en marcha la maquinaria” y los tres estrenos en el Teatro de la Comedia. Asume: “No tienes vida durante estas semanas. Pero no me voy a quejar, es lo que me ha tocado. Yo tenía unos compromisos antes de que saliera el concurso [con el que se convirtió en directora de la CNTC] y una se nutre de todo eso. Si puedes llevar a cabo esa parte más ingrata es porque tienes ese apartado artístico, que es el que te alimenta y te ha permitido soñar durante años”.
–De nuevo, la Carnés...
–Vuelvo. Fue idea de Eduardo [Vasco, director del Teatro Español]. Pensó que después de 'Tea Rooms' era buena idea recuperar el primer texto de Luisa.
–Aquello fue un éxito. Tiene el listón alto.
–Este proyecto es, al mismo tiempo, muy distinto y muy parecido a aquel. Es una primera novela, y eso se nota en que es más ambiciosa: transcurre durante más tiempo, sucede en muchos lugares, hay saltos temporales... Y tiene mucha influencia de los escritores rusos.

–Mucho Tólstoi y Dostoyevski.
–Hay un homenaje a 'Anna Karenina' muy claro. Y tiene esa cosa de la juventud de querer contar muchas cosas en poco tiempo. En esta versión la hemos dejado en los 8-10 personajes que sustentan la trama. Pero, sobre todo, Natacha: todo pasa por su punto de vista. Asistimos a la peripecia de esta sombrerera que quiere salir de la miseria.
–Acoso, desigualdad, ausencia de horizontes, prostitución, explotación... ¿Hablamos de los años 30 del siglo XX o de hoy?
–Es lo que tiene Carnés. Muchas cosas no han cambiado y eso que ahora empezamos a no normalizar acciones que dábamos por naturales.
–Ha hecho coincidir hasta el nombre de la protagonista con el de la actriz, Natalia Huarte...
–[Ríe] Eso ha sido casualidad. Tenemos a una de las mejores actrices de su generación: fascinante, magnética, con personalidad...
–Y ha salido de la cantera de La Joven CNTC. ¿Siente su llegada a esta casa como el éxito de las compañías de toda la vida [en su caso, Micomicón]?
–Ahora estoy de “excedencia” porque somos un equipo bastante grande y he podido hacerlo. Pero sí, también es un éxito del trabajo. Pico y pala. Las compañías estamos en un momento delicado.
–Y esto no es como la eterna coletilla de la “crisis del teatro”, ¿no?
–No. El teatro no está en crisis; las compañías, sí. Los grandes grupos de teatro que viven de su trabajo, de giras, bolos... son cada vez menos. Llega un momento en el que la gente se tiene que buscar la forma de comer. La razón para existir eran las giras y está cambiando todo.
–¿Va a potenciar las compañías de toda la vida con su dirección?
–Es la idea, como ya hice en el Fernán Gómez. Hay que poner atención en esos equipos de trabajo estables que llevan años programando los clásicos. Eso no puede ser flor de un día, es un trabajo continuado de investigación y renovación de los textos. Deben tener su lugar.
"Una confederación ibérica sería interesante y nos haría más fuertes"Laila Ripoll
–Otro que tendrá su lugar es su “santo laico”, como ha llamado a Lope.
–Sí, por supuesto, aunque todavía no me he puesto. Ahora estamos con las pruebas de la siguiente promoción de La Joven. Estamos buscando títulos que puedan hacer.
–Cuando fue nombrada puso mucho énfasis en la “descentralización”. ¿Cómo va ese punto?
–Buena pregunta porque no depende solo de la voluntad... Ahí están los presupuestos. Todo es un problema económico. Es un año complicado porque el pescado está vendido, tenemos medio año comprometido por la anterior dirección. Y hay que echar números para el año que viene.
–¿Cómo fue el traspaso de poderes con Lluís (Homar)?
–Muy natural, muy fácil, igual que con Juan Carlos (Pérez de la Fuente) en el Fernán Gómez.
–La Joven...
[Interrumpe] Bueno, es fundamental. Es la cantera. De ahí han salido Francesco Carril, Eva Rufo, Natalia Huarte, Pablo Béjar, Paula Iwasaki...
–...¿Después de los textos, es el mayor activo de la casa?
–Uno de los mayores. Es gente capaz de seguir el legado de una manera contemporánea y acercarlo al público. Pero también hay otras cosas importantísimas, como ver a la ciudadanía en un espacio en el que se ponen en valor los textos capitales del teatro europeo: Lope, Calderón... Y demostrar que no son textos muertos, sino vivos.
–Cuando alguien le dice que los del Siglo de Oro son textos muertos, ¿qué le responde?
–Primero que los lean. Simplemente. Leer es interesante: 'El castigo sin venganza', 'La Celestina' o 'La vida es sueño', que la gente dice que lo ha leído y no es así.
–¿Ha descubierto alguna pieza desde que fue nombrada?
–Todavía no he entrado en esa fase. Estoy yendo a lo conocido. Es verdad que llevo toda la vida en esto. Son más de 40 años trabajando los clásicos. Más de la mitad de mi vida, así que tengo una mochila importante. Puedo ir directa a este texto o al otro. Hay cosas con las que me sorprendo de que me gustasen; y también me ocurre al revés, claro. Lo que sí hay es mucho texto que no se ha hecho y que debe formar parte de esto. Es como si en la Royal no hacen 'Hamlet'.
–Ha reconocido que va a pasar de los Shakespeare, Molière y compañía, pero que sí va a mirar a Portugal.
–Me parece muy interesante. Muchos autores portugueses escribían en español o estaban muy influenciados por nosotros. Vivimos de espaldas a Portugal y es una pieza fundamental de nuestra cultura. Hay muchas similitudes en la manera de ver la vida, la cultura o la gastronomía.
–¿Siente que les hacemos menos caso que ellos a nosotros?
–Porque puede que nos creamos más que ellos, pero luego, nos dan dos días libres y nos vamos allí a comer y disfrutar. Somos ibéricos.
–¿Le gustaría una unión España-Portugal?
–Una confederación ibérica sería interesante y nos haría más fuertes. Y no sería necesario perder la esencia de cada uno.