Sección patrocinada por sección patrocinada

Estreno

Marta Poveda, protagonista de 'Orestíada': “Me habría gustado que Urtasun reconociera su error con la Compañía Nacional”

La popular actriz, que denunció irregularidades en el Inaem, estrena en el Teatro de la Abadía la trilogía de Esquilo cuyo tema principal es la justicia

Marta Poveda, actriz de “Orestíada”
Marta Poveda, actriz de “Orestíada”Teatro La AbadíaTeatro La Abadía

Tras enfundarse en el papel de Carmina como parte del elenco de 'Historia de una escalera', de Buero Vallejo, que ha contado con lleno absoluto durante los dos meses que se ha representado en el Teatro Español, la actriz Marta Poveda cambia ahora de registro, de época y de escenario, para pisar el del Teatro de la Abadía, donde hoy se llevará a cabo el estreno de 'Orestíada'.

Esta producción de Teatro Urgente y Ágora, dirigida por Ernesto Caballero y que se podrá ver hasta el 4 de mayo, rescata la trilogía escrita por Esquilo en el siglo V a.C., centrando la historia en el juicio a Orestes, hijo de Clitemnestra y Agamenón que ha matado a su madre después de que esta asesine a su esposo. La justicia es el tema central de 'Las Euménides', la última obra de la trilogía que conforma 'Orestíada', y de la que parte la adaptación de Karina Garantivá, que reconstruye la historia de Orestes a través de episodios de las dos obras anteriores, 'Agamenón' y 'Coéforas'.

Marta Poveda, actriz de "Orestíada"
Marta Poveda, actriz de "Orestíada"Teatro La AbadíaTeatro La Abadía

El concepto de justicia democrática, consensuada y ajustada a un código de leyes cívicas frente a la venganza personal y el ojo por ojo, hacen de este mito un tema de plena actualidad.

'Orestíada', una tragedia griega analizada desde el presente

Es la primera vez que Poveda se sumerge como actriz en un clásico griego. Son tragedias, asegura a LA RAZÓN, que “hay que atravesarlas bien. Hay que meterse a lo bestia y que el cuerpo se revuelva”.

Para conseguirlo ha tenido que caminar por “una cuerda floja”. “Ernesto Caballero, el director, entrega mucha responsabilidad al actor y tienes que venir preparado. A través de lo que le ofreces, él va componiendo y escupiendo lo que no le funciona, con lo cual tienes que tener una buena capacidad de desapego y entender que has de asomarte a un barranco para ver técnica e intuitivamente cómo te adaptas a lo que te vas encontrando”.

Garantivá juega con dos planos de la realidad: la Grecia antigua y un espacio contemporáneo, desdibujados, quizás con la intención de mostrar que no importa dónde o cuándo se da el conflicto, sino el conflicto en sí, que atraviesa los siglos. Los actores juegan en ambas tramas, tal y como explica Poveda: “Estamos flotando en esos dos caminos extraños. Hay una especie de análisis desde el presente: a medida que avanza la función, los actores incorporamos un punto de vista psicológico, filosófico, político y social”.

Marta Poveda, Olivia Baglivi, Alberto Fonseca, Gabriel Garbisu y Nicolás Illoro, reaprto de "Orestíada"
Marta Poveda, Olivia Baglivi, Alberto Fonseca, Gabriel Garbisu y Nicolás Illoro, reaprto de "Orestíada" Teatro La AbadíaTeatro La Abadía

Así, la actriz se mete tanto en la piel de Clitemnestra como en la de una periodista, ambas con un conflicto común, enfrentarse con el poder, aunque matiza que, en el caso de la primera, “Clitemnestra tiene un conflicto personal tremendo. Ella no quiere matar, no quiere la venganza. Cuando Agamenón vuelve al hogar, ella intenta amarlo, pero no puede controlar la idea de que él mató a su hija”.

Las denuncias públicas de Marta Poveda

El sentido de la justicia, tema principal de la obra, está muy presente en la vida personal de esta actriz que, en los últimos tiempos, ha estado en boca de muchos por denunciar públicamente situaciones que consideraba injustas. Muy sonada y comentada fue su crítica a las irregularidades que había detectado en el pago de honorarios a Lluís Homar como director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, un tema que ella destapó, que hizo correr ríos de tinta y que acabó con la salida de Homar.

En plena denuncia, Marta Poveda incluso interpeló en redes sociales al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, para pedir explicaciones. Nunca obtuvo respuesta. “¿Quién soy yo para nombrarle? Una contribuyente, una ciudadana, una trabajadora. Me molestó su falta de respuesta y me habría encantado que Urtasun dijera: ‘Gracias por el toque porque no me había dado cuenta y ha habido consecuencias’. Los políticos nunca reconocen un error, cuando creo que eso dignifica. Igual que cuando pedí un ratito en un despacho del Inaem [Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música], solo para hablar, como ciudadana. No está mal hablar las cosas. Me habría encantado que Urtasun reconociera su error, y el Inaem y Homar. Que este último hubiera admitido: ‘Sí, se me fue la cabeza porque el poder es atractivo’. Porque todos somos susceptibles de que nos pase. Todos tenemos defectos y estoy segura de que todos nos hemos visto en situaciones en las que hemos tirado para casa y tiendes a protegerte. Si estás en una posición de poder, más todavía. Pero al final esa incomunicación genera que esto no cambie”.

A pesar de los inconvenientes que esta forma de proceder le ha acarreado, asegura que prefiere “morir con las botas puestas” aunque confiesa que le ha pasado factura. "Sufro mucho. Podría claudicar, pero no quiero. Quiero ser coherente conmigo misma y con cómo me educaron”.

¿Le consta que le han vetado por expresar públicamente ideas en contra de según qué intereses? “Sí, me consta”, responde la actriz

En su vida profesional, asegura que ha sentido “miedo”. “Me dan palmaditas en la espalda, me sonríen, pero también me miran muy raro. Entiendo que defender nuestros derechos es muy difícil. Nos tienen acogotados, todos tenemos algo que perder, pero si no se combaten nos vamos a quedar así”.

Lo cierto es que lleva una buena racha, encadenando proyectos, pero es consciente de que, para algunos, ha podido convertirse en una persona incómoda. “Igual el año que viene me como un paro como una catedral, pero ahora mismo me avalan mi trabajo y mi capacidad como creadora, aunque estoy segura de que algunas personas que no comulgan con mi manera de reivindicar o de ver las cosas o de entender la justicia, no me van a llamar nunca, cosa que entiendo y respeto, porque respeto la visión de la justicia de cada uno, más después de hacer esta función. Pero la gente que comulga creo que sí me llama. Al final, Dios nos cría...”.

La pregunta final es directa y su respuesta, clara y concisa: ¿le consta que le han vetado por expresar públicamente ideas en contra de según qué intereses? “Sí, me consta”.

No hay más preguntas, señoría.

  • Dónde: Teatro de la Abadía, Madrid. Cuándo: hasta el 4 de mayo. Cuánto: desde 18 euros.