
Sección patrocinada por 

Exposición
Morboria: 40 años brutales de teatro
Eva del Palacio y Fernando Aguado reciben mañana un homenaje en el Corral de Comedias de Almagro

El reconocimiento del Festival de Almagro de este año es para unos viejos conocidos de la villa manchega... y, en general, de todos los escenarios nacionales. Pocas serán las tablas que no han pisado Eva del Palacio y Fernando Aguado, almas de Morboria Teatro, la compañía madrileña que cumple 40 años de andanzas y para la que se ha diseñado un triple programa en esta edición: homenaje (mañana, en el Corral de Comedias), exposición de todo su universo y, como no, la representación de 'Lo que son mujeres', la comedia de Rojas Zorrilla que han rescatado en la Casa Palacio de los Villarreal.

Como aseguran desde el festival dirigido por Irene Pardo, «para definir a Morboria hay que mirarlos con los ojos de la emoción, la memoria y el arte. Con los ojos de la escena». Es entonces cuando se despliegan en la mente del público todos esos grandes textos que han interpretado y «las fiestas teatrales a las que nos han invitado», señalan. Seres fantásticos, animales y héroes mitológicos, bufones, dragones, damas y galanes, graciosos y figurones... Su abanico es amplio. Eso sí, la norma que cumplen es la de convertirse en un muestrario de vestuarios asombrosos, apariencias inverosímiles y caracterizaciones imposibles. «No hace falta definirlos, mucho menos simplificarlos. No hace falta resumir un viaje que aún no ha terminado y que seguirá proyectándose hacia el futuro», invitan desde Almagro.
'Universo Morboria: 40 años en la escena y la calle'
Todo ese ecosistema es el que se muestra en la iglesia de San Agustín, donde la exposición 'Universo Morboria: 40 años en la escena y la calle' da buena fe de un sello propio que les ha hecho mantenerse hasta hoy. «Simpático visitante/ que a este templo has acudido/ a ver nuestra exposición:/ ufanos te recibimos./ La Compañía Morboria/ de Madrid, del centro mismo/ cumplimos cuarenta años/ en este bendito oficio/ (que ya se sabe que es/ antiguo no: más que antiguo)/ Morboria no llega a tanto/ pero estamos de camino.../ De viaje a ninguna parte/ y rumbo a todos los sitios/».
Son los versos con los que la pareja recibe al público justo antes de abrir su baúl de los recuerdos y mostrar «mil objetos ahítos». Sombreros, zapatos, máscaras, vestidos, maniquíes, pelucas y «zarandajas y achiperres», apuntan, que han surgido de su extraordinario taller, «que es bizarrísimo sitio/ donde la imaginación/ campa a su libre albedrío». Todos son instrumentos del oficio: «Todos tienen una historia,/ todos están tan vividos/ que si parlaran sería/ cosa pasmosa el oírlos./ Y aunque parezcan inermes/ solamente están dormidos/ esperando que un actor/ les rescate del olvido».

No resulta fácil resumir la trayectoria de este grupo/familia de «apasionados del teatro», como los define Pardo. Ni siquiera existe un solo espacio en el que se les pueda encasillar: teatros, calles, parques, bosques, barcos, cuevas, ruinas, castillos, plazas, fuentes, mercados, escalinatas... En todos esos lugares se ha podido disfrutar de Morboria. Tampoco se les puede tildar de clásicos (Rojas Zorrilla, Tirso de Molina, Shakespeare, Molière, Zorrilla, Moreto...) ni de contemporáneos. Le dan a todo. Y mucho menos Morboria es un único lenguaje escénico, «pues han explorado la fusión de múltiples disciplinas», presenta el festival: teatro, danza, música, pintura... Géneros para los que se han valido de actores, músicos, malabaristas, acróbatas, pintores, escultores o tragafuegos.
La compañía Morboria es esa gran familia heredera de los cómicos de la legua que forjaron una vida alrededor del teatro y que llevaron este arte a cada rincón de la geografía. «Son los que nunca han dejado de hacer del escenario un lugar donde se busca compartir una verdad. Durante cuarenta años han tejido un universo propio, lleno de asombro, humor y belleza. En sus montajes resuenan los ecos de un teatro que nació en los caminos y sigue latiendo con la misma pasión».
✕
Accede a tu cuenta para comentar