toros
Chinchón: Visita obligada a la fiesta
Perera corta dos trofeos y Pablo Aguado uno en el festival benéfico
La magia de Chinchón es otro planeta. Atravesar la plaza mayor, que es lo mismo que decir la plaza de toros, es meterte en otro mundo. Uno maravilloso lleno de misterio e historia. Una delicia. El cartel y la ocasión merecían el «No hay billetes» y el día tan soleado y bonito. Todo por un objetivo benéfico que se agradeció a los toreros antes de empezar el festejo: contribuir con la Fundación Khanimambo. Una organización que pretende mejorar la vida de niños y sus familias en Mozambique. El toreo se prestar por las buenas causas. Eso ya ha quedado claro.
No tuvimos la suerte de ver a Diego Urdiales en toda su plenitud. Tuvimos que conformarnos con verle echar los vuelos del capote a la verónica y también en los delantales. Después algunos detalles en la faena de muleta ante la bronca e irregular embestida del toro y una manera de estar que es diferente.
No apoyaba bien los cuartos traseros el segundo de Perera de Torrealta, al que el extremeño le sopló un buen quite. Apuró con la muleta con el oficio que tiene, limándole los desagradables finales del novillo y culminó la faena con un soberbio muletazo. Paseó el doble premio después de una estocada.
El de Santi Domecq fue el único novillo que quiso poner la cara abajo y repetir. Sin perder pasos lo recibió Borja Jiménez, que al verlo arrastrábamos la dura imagen de Valencia cuando nos dejó sin oxígeno con una de las cogidas más espantosas al entrar a matar. Exprimió al novillo hasta que se rajó en una faena gozada. Fue varios toreros en uno. Muy relajado a veces y muy abierto de compás y con la panza en otras. Se alargó y la espada se le atravesó. De hecho, sufrió un corte en la mano.
Bastote y grande fue el cuatro de El Freixo, que ya se vio en el capote de Pablo Aguado que nos iba a dar pocas alegrías. Con las energías justas, pensándoselo y sin querer pasar el ejemplar de El Juli condicionó la faena del sevillano que contó con las ganas, la torería y el querer buscarle las vueltas al toro. Y se las buscó. Por encima del animal. Lo mejor vino en el remate de la faena y cómo se tiró detrás de la espada, de la que salió trastabillado.
Nada fácil se lo puso el quinto de Juan Pedro Domecq a Olga Casado. Al novillo le costaba un mundo pasar por ambos pitones y en cuanto dejabas el mínimo resquicio abierto se colaba. Ya lo hizo con el capote y en la primera tanda de muleta. Casado no volvió la cara e intentó cogerle la distancia y la altura para que el novillo se los fuera tragando. Serie y firme. Falló a espadas. La tarde estaba hecha y merecía la pena. Chinchón es una fiesta en sí misma.
Ficha del festejo
Chinchón. Festival taurino. Se lidiaron novillos de Jandilla, bronco y de mal estilo; Torrealta, movilidad pero sin entrega; Santiago Domecq, bueno; El Freixo, deslucido; Juan Pedro Domecq, complicado por corto recorrido. Lleno de «No hay billetes».
Diego Urdiales, estocada (saludos).
Miguel Ángel Perera, estocada (dos orejas).
Borja Jiménez, tres pinchazos, estocada (saludos).
Pablo Aguado, estocada (oreja).
Olga Casado, tres pinchazos, estocada, descabello (saludos).