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San Isidro, un hito en la historia taurina de Madrid

La presidenta de la Comunidad de Madrid comparte sus sensaciones de cara a la presente feria de San Isidro
La presidenta de la Comunidad y candidata del PP a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante la ceremonia de imposición de Medallas de la Comunidad de Madrid y condecoraciones de la Orden del Dos de Mayo, con motivo del Día de la Comunidad de Madrid, en la Real Casa de Correos.
La presidenta de la Comunidad y candidata del PP a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante la ceremonia de imposición de Medallas de la Comunidad de Madrid y condecoraciones de la Orden del Dos de Mayo, con motivo del Día de la Comunidad de Madrid, en la Real Casa de Correos.Gonzalo PérezLa Razón

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Un año más, los toros vuelven a Madrid. De nuevo, Las Ventas. Y como corresponde a la mejor plaza del mundo y a la afición más exigente, para esta Feria se han reunido las principales figuras del escalafón y las jóvenes promesas con las ganaderías más importantes y prestigiosas del campo bravo.
Esta Feria va a ser un hito en la historia taurina de Madrid. Ya lo está siendo antes incluso de que haya sonado el primer clarín. Las colas interminables de jóvenes para hacerse con un abono, pasando incluso la noche en las inmediaciones de la plaza, nos vaticinan tendidos llenos de aficionados, de alegría y de ganas de disfrutar de la fiesta más especial de nuestro país; de un arte profundo y sincero que expresa el misterio que las culturas hispana y mediterránea han sabido conservar como ninguna otra en el mundo.
También celebramos la vuelta de los toros a la televisión pública madrileña, con 15 corridas que van a emitirse en abierto y para que todos los madrileños puedan disfrutar de su Feria.
Porque la tauromaquia nace de la reunión de personas unidas por un mismo entusiasmo, y se mantiene viva hasta hoy por esa misma pasión. En una plaza los aficionados son soberanos en sus tendidos de la suerte de la tarde. En la plaza, la extraña cercanía de unos con otros, con el toro, el torero y su cuadrilla, hace que cada uno conserve su personalidad, que cada voz importe, sin perderse en lo colectivo. Si la aristocracia en Grecia era el gobierno de los mejores, la tauromaquia es aristocrática, pero se funde con lo popular, como lo ancestral se funde con la vanguardia: los toros son siempre antiguos y siempre nuevos: por eso fascinan a cada generación joven, que los renueva y hace suyos. Así es la fiesta nacional.
Y en eso, Madrid es inconfundible. La afición madrileña exige tanto como da; el ruedo de Las Ventas sigue siendo el ruedo de las grandes oportunidades, el albero que consagra a las grandes figuras y lanza a las jóvenes promesas. En el albero venteño la torería y el hambre de triunfo se convierten en oportunidades y los toreros logran pasar a la Historia.
En la edición de este año, la Feria de San Isidro va a acoger tardes que tienen ya un inconfundible aroma madrileño. El mano a mano entre Uceda Leal y Fernando Robleño, con toros de Valdefresno, será la tarde con la que los madrileños celebremos el 2 de mayo.
Además, el compromiso de Julián López «El Juli» que conmemorará el 25 aniversario de su alternativa en Las Ventas. O la presencia de jóvenes toreros como Tomás Rufo, junto a maestros consagrados como Morante de la Puebla, José María Manzanares o Sebastián Castella. Y Talavante, Aguado, Urdiales, El Fandi, Emilio de Justo, Ureña… todos los grandes nombres que hoy sostienen el escalafón taurino van a estar presentes después de muchos años. Y junto con ellos, lo principal, el gran protagonista del toreo: el toro bravo. Este año, San Isidro presenta una variedad de encastes y casas ganaderas como en pocas ocasiones se ha contemplado.
Todos los ingredientes están ya sobre la mesa. Los toreros, las ganaderías y el más importante de todos: la afición. Todo está dispuesto y preparado para que Madrid se convierta una temporada más en el templo mundial de la tauromaquia.