Tres puestos para España en la poderosa lista

A las sorprendentes nuevas incorporaciones de «Power 100» hay que añadir una lectura patria, pues este año hay presencias que es necesario destacar y poner en valor dentro de lo que iniciativas como ésta suponen o tienen de peso. Ni rastro de los Barceló, Juan Muñoz o Antoni Tàpies que de vez en cuando se dejaban caer, nunca por los puestos de cabecera. En esta ocasión, el primer nombre español es el de Paul B. Preciado, comisario transgénero nacido en Burgos y con una gran importancia curatorial y cuyo trabajo se centra en temas teóricos y aplicados relacionados con la identidad, el género, la pornografía, la arquitectura y la sexualidad. Nacido en 1970, llegó a Nueva York con una beca Fullbright con el objetivo de doctorarse en Filosofía. Sus mentores fueron Derrida y Agnes Heller. Hablamos del puesto 23, pero si descendemos unos cuantos nos topamos en el 51 con Manuel Borja-Villel y Joao Fernandes, director y subdirector, respectivamente, del Museo Reina Sofía (en la lista les definen como «jefes del radical Reina Sofía»). El director se enteró hace unos días cuando estaba en Estcolmo. «Deberíamos tener más presencia», es lo primero que dice, y destaca que es interesante «que se valore la institución como un todo por encima de las personas, porque este es un museo que está formado por un equipo. No es una valoración positiva para mí, sino hacia la línea que está llevando el centro», aunque no quiere dejar de apuntar que «listas como éstas valen lo que valen, aunque tampoco tengo especial aprensión hacia ellas. Hace veinte años formar parte de la misma hubiera sido algo completamente impensable, lo que pone de manifiesto la importancia que se da a la gestión institucional de este tipo de centros de arte que cuentan en el panorama internacional, que tienen nombre y sitio, que tienen qué decir. Que nuestra presencia fuera se normalice ha de ser algo que se produzca de manera cada vez más frecuente desde el punto de vista cultural. Tenemos un presente potente y un futuro que estamos escribiendo», añade, y cierra con un «la historia del Reina Sofía le ha salido bien a este país». ¿Y la presencia del #MeToo, cómo la valora? «Creo que todo movimiento feminista es un elemento de cambio importante. Me parece muy interesante, lo mismo que esté Kerry James Marshal, que ha sabido reinterpretar el arte desde dentro y uno de los mejores pintores de su generación». En el puesto 78 hay de nuevo una presencia española, la de Delfina Entrecanales y su mano derecha Aaron Cezar, de 91 años, siempre activa y a la que se ha dado en llamar «la abuela del arte contemporáneo», inmersa en nuevos proyectos, así como en labores de mecenazgo y artífice del Delfina Studio Trust, donde tantos artistas nacionales y extranjeros han tenido residencia. Está instalada en el Reino Unido (adonde llegó en 1936) y siempre se ha mantenido fuera del foco mediático.