Fútbol
Forest Green Rovers, el club que quiere cambiar el mundo
Héctor Bellerín es accionista del club reconocido por la FIFA como “el más sostenible del mundo”
Cuando uno se acerca a The New Lawn, el estadio del modesto Forest Green Rovers, se encuentra un panel solar, una estación de carga de coches eléctricos y el deslumbrante color verde de cada detalle del campo.
Uno puede pensar que está ante una sede de Greenpeace o que ha viajado en el tiempo como Marty McFly y la gasolina ya no existe, pero lo cierto es que en esta realidad tampoco existen los monopatines voladores y lo que hay enfrente de estos repostajes es solo un club de fútbol, designado el más sostenible del mundo por la FIFA, dispuesto a cambiar el deporte y cuidar el medio ambiente con pequeñas acciones.
Su presidente, Dale Vince, recibe a Efe en una de las tribunas del campo, con capacidad para 5.700 personas, pero en la soleada y ventosa mañana la grada solo está poblada por él, un periodista y un cámara.
El coronavirus ha obligado a que las actividades en el equipo se reduzcan y solo se aprecia sobre el campo a un jardinero que repasa el césped, 100 % orgánico, y a un joven que pinta una de las vallas que separa al público del césped.
Aun así, Vince, multimillonario de a pie, no pierde la misma ilusión que tuvo hace ahora más de veinte años, cuando llegó por primera vez a Stroud, el pueblo cercano a Bristol (oeste de Inglaterra), que acoge al Forest Green desde 1890 y que ahora ve cómo su equipo campa en la League Two, la cuarta división inglesa.
"Solía vivir en una colina por aquí cerca", recuerda Vince mientras señala al horizonte. "El club estaba al final de la carretera, pero nunca había venido hasta aquí. En aquella casa fue donde construí mi primera turbina de aire", explica.
Y es que Vince no es un propietario más del mundo del fútbol. Ha amasado una fortuna gracias a su empresa, Ecotricity, la compañía de energía renovable más importante del Reino Unido y que abastece a miles de hogares y negocios desde 1998.
Gracias a ello, se labró un nombre en el pueblo y cuando el equipo entró en problemas económicos en 2010, salió al rescate. Aportó 30.000 libras para salvar al equipo, que por entonces deambulaba por la quinta división.
“Cuando se acabó ese dinero, me pidieron que me quedara como presidente. En principio no me interesaba, pero lo vi como una oportunidad para utilizar el fútbol como altavoz”, rememora.
Resistencia al cambio
En uno de los deportes más reacios al cambio y que cada día amplía sus debates y los retuerce sobre el uso o no de la tecnología, Vince planteó crear un club sostenible, quizás entonces sin las aspiraciones de que se acabaría convirtiendo en el más verde del mundo.
“Me acuerdo que nos encontramos con los obstáculos habituales. Sobre todo por la gente, que se resiste a cambiar. En el fútbol y en los equipos la gente es muy tozuda a los cambios. Como de otra época. ‘Así no hacemos las cosas aquí’, solían decir. Eran muy conservadores”.
“Cuando nos pusimos a trabajar, cambiamos las cosas gradualmente. Lo que pudimos cambiar directamente lo hicimos, pero el menú, por ejemplo, fuimos poco a poco y tardamos tres temporadas en hacerlo completamente vegano. Lo que sí hicimos rápido fue instalar los paneles solares y hacer el campo orgánico. Cualquier paso que dábamos nos tomábamos el tiempo necesario para explicarle a los aficionados no solo el qué estábamos haciendo sino el porqué”, reflexiona Vince.
Un aspecto en el que incide Vince es en el de la libertad. Ellos no obligan a nadie a ser vegano, ni siquiera a sus propios jugadores o trabajadores. Solo dan la opción.
"Nosotros no decimos a nuestros aficionados o a nuestros jugadores qué hacer. Nosotros hacemos las cosas como creemos que las tenemos que hacer. ¿Que tú vienes al campo a ver un partido? Tienes opciones veganas, pero lo que luego hagas en tu casa, eso ya depende de ti".
Las iniciativas que han llevado a lo largo de los años son muchas y variadas, aunque quizás lo más sorprendente es cómo el club parece camuflarlas en la normalidad. En un primer vistazo desde la grada, The New Lawn parece un campo más del amplio paisaje inglés, pero lo curioso es cuando se merodea por los letreros que tienen en las paredes o se investiga el origen de cada detalle.
El césped es orgánico 100 % y se riega con el agua de la lluvia que a su vez recogen los propios tejados del estadio. El jabón de los baños se hace con las briznas de hierba que se cortan del césped. Los patrocinadores de las vallas publicitarias son empresas respetuosas con el medio ambiente. Han promovido la plantación de flores alrededor del campo para que proliferen las abejas. El menú es vegano completamente. Todo el club se alimenta de energía solar y las camisetas están hechas en un 15 % de bambú.
Sagrada Cerveza
Vince llevó tan hondo su revolución que tocó hasta un elemento sagrado en el fútbol (y en la vida) inglesa: la cerveza.
“Hubo dos cambios importantes respecto a la cerveza. Acabamos nuestro contrato con una marca nacional de cerveza y empezamos a utilizar más cerveza local, y comenzamos a vender cerveza vegana. Mucha gente no sabe que esta cerveza existe y es que la cerveza y el vino pueden contener trazas de animal, sobre todo de pescado, por lo que es mejor beber otras marcas”, apunta.
Aunque las mayores revueltas se produjeron cuando en lugar de los clásicos pasteles de carne y pollo en el menú, los aficionados se toparon con pizzas veganas.
“Creo que la frontera más complicada fue la comida. Culturalmente es algo difícil para la gente aquí y creo que es uno de los retos más importantes para el cambio climático. Ese fue uno de nuestros éxitos, porque además nos ha reportado mucha más atención por parte de los medios llevando nuestro mensaje por todo el mundo”, asevera.
Tanto fue así que la FIFA lo designó como el club más sostenible del mundo, diploma que cuelga orgulloso en la escueta sala de trofeos del club, y las Naciones Unidas le dio la oportunidad de seguir difundiendo el mensaje a través del foro ‘Deporte para el Cambio Climático’.
"El objetivo del programa es mostrar las cosas que hacemos, las iniciativas a otros equipos y a otras organizaciones. Es para que las aficiones y los equipos entiendan y ayuden en la lucha contra el cambio climático", afirmó Vince.
“Creo que el deporte tiene que ser más sostenible de lo que es. Es algo único, porque la gente presta atención a lo que pasa, a lo que la gente dice, así que tenemos esa responsabilidad de comunicarnos con ellos”.
La llegada de Bellerín
Como espaldarazo para el proyecto ha llegado en las últimas semanas la inversión monetaria del futbolista español del Arsenal Héctor Bellerín, uno de los pocos jugadores que ha manifestado que es vegano y que ha llevado a cabo iniciativas como plantar 3.000 árboles por cada victoria del Arsenal.
“Nos contactó hace meses diciendo que quería estar involucrado de alguna forma en el equipo. Él ya nos conoció hace seis años cuando jugó un amistoso contra nosotros estando en el sub-23 del Arsenal, pero no fue hasta hace poco que se dio cuenta de todas las iniciativas que llevamos a cabo. Hablamos durante meses sobre cómo podría ayudar y le propuse que se convirtiera en accionista del club”, recuerda Vince.
Sobre la importancia de que los futbolistas utilicen su voz y su plataforma para reivindicar hechos importantes, el directivo es claro: "Es de ser una persona valiente".
“Cuando Héctor Bellerín dice que el fútbol impacta en el cambio climático logra más repercusión que cuando lo digo yo”, comenta entre carcajadas.
Con la ayuda de Bellerín el club quiere seguir expandiendo sus iniciativas. El objetivo a corto plazo es seguir ascendiendo (quedaron quintos la temporada pasada) para acabar convirtiéndose en un club de Championship (Segunda división inglesa).
Para ello han invertido en la construcción de un nuevo estadio que estará hecho completamente de madera y que se rodeará de más de 500 árboles, asegurando que sea una zona verde.
“Lo que la gente no sabe es que el 75 % de la huella de carbono de cualquier estadio del mundo viene de los materiales con los que se construyó”, apunta Vince.
El nuevo estadio recibió hace tres semanas el visto bueno del distrito de Stroud y sustituirá al actual The New Lawn, que será demolido para la creación de 80 viviendas sin huella de carbono.
Pero Vince tiene claro que todo éxito fuera de los terrenos de juego tiene que tener correspondencia en el juego. “Da igual si somos sostenibles si luego cuando jugamos somos basura”.
Lo que si está claro es que si algún día llegan a codearse con los grandes clubes de la Premier, lo harán como unos pioneros en un ámbito que va mucho más allá del fútbol y del deporte.
Cuando le preguntan qué hace falta para que haya otros clubes como el Forest Green Rovers no duda ni un instante. "Solo una cosa, voluntad".
Ahora solo hace falta que los grandes clubes aparten su mirada un instante de los millones, los fichajes, y las lujosas competiciones para echar un vistazo a un pequeño pueblo cerca de Bristol, donde existe un grupo de personas que quiere cambiar el mundo.
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